En las elecciones ganan espacios los políticos pero quien pierde presupuesto público y empleos es el pueblo

Pedro Echeverría V.

1. El 70 por ciento de la población tiene derecho de voto y de éstos sólo vota el 40 por ciento de los electores. Si a estos les restamos los que votan para salir del paso, los que lo hacen por obligación para evitar que sean castigados, quienes anulan su voto y los votos que se aumentan equitativamente los partidos para inflar la votación, viene resultando que los gobernantes son electos por menos del 20 por ciento de la población. Cada voto –contabilizado con los miles de millones de pesos que se dilapidan en campañas, propaganda por TV y radio, salarios y compra de votos- cuesta un dineral. Convendría más que cada tres o seis años el PRI, PAN, PRD y demás partidos se repartieran los cargos –tal como es en la realidad-, se eliminaran las campañas y las elecciones y esos miles de millones se invirtieran para crear empleos. Así políticos y pueblo ganarían y TV y radio quedarían “chiflando en la lona”.

2. Los procesos electorales en México han sido siempre una farsa. Hasta los años 80 el PRI ganaba casi todos los cargos y como ya todo el mundo lo sabía, la gente dejó de acudir a las urnas a pesar de las amenazas de castigo “por no ejercer un derecho”. El presidente de la República, los secretarios de Estado, los gobernadores y el 95 por ciento de los diputados y senadores eran obligatoriamente del PRI. A los partidos: PAN, PPS, PARM y demás les regalaban algunos diputados y un dinerito para taparles la boca. Todos los políticos se veían muy contentos porque con solo disciplinarse y hacer méritos tras los líderes les tocaba algunas sobras del magno banquete que se daban altos políticos y empresarios. El PRI sabía hacer negocios a la sombra del gobierno, pero también sabía comprar voluntades repartiendo mendrugos. Lo viví a los 17-18 años de edad como preparatoriano, antes que la revolución cubana me abriera los ojos.

3. Después de los sismos de 1985 en la ciudad de México –estimulados por la llamada Reforma Política de 1977 y el desplome de la economía- los partidos comenzaron a ganar algunas diputaciones y demás cargos, sumados a los que les regalaban por el gobierno por buen comportamiento. Para conservar sus magníficos ingresos y no quedar fuera del presupuesto todos los partidos –aunque se confrontaran de día y durmieran juntos por la noche- comenzaron a integrar una clase política para que nunca estuvieran fuera del presupuesto. Así podemos enlistar a más de 70 políticos de derecha (PAN-PRI) y socialdemócratas (PRD) que llevan tres décadas brincando, sin fallar, de un cargo a otro. Por eso hoy se dice: ¿Elecciones para que la clase política sólo cambie de un lugar a otro? ¿Para que continúen los mismos discursos, las mismas promesas y para que la población viva en las mismas condiciones de hace un siglo?

4. Pero en eso consiste precisamente la legitimación de la democracia formal, jurídica, que es simplemente electoral. El capitalismo o sistema burgués trata de demostrar que la democracia –aunque sea electoral- es el sistema menos malo que se ha encontrado y la comparan con la autocracia, la monarquía, la aristocracia, la oligarquía. ¿Se trata entonces de escoger el sistema menos malo, al partido y a los candidatos menos malos aunque sigamos explotados, oprimidos y bien jodidos? Por eso los jóvenes más conscientes de los sesenta (Hippies) y de las últimas dos décadas (Punks) –al ver que la llamada democracia sigue estando al servicio de las minorías, sigue siendo un instrumento de opresión- la han mandado a la chingada y buscan salidas –aún sin encontrar- en las que las instituciones, por autoritarias y represivas, se vayan al carajo.

5. En México lo que predomina en política no es la concepción clasista que sepa distinguir entre los intereses económicos de la clase empresarial, los negocios que hace la clase política a la sombra del poder o la entrega del país a los intereses de los EEUU. Tampoco se sabe del significado de la explotación, del desempleo en general o del desplome económico del país. En política sólo se alcanza entender el anti PRI, el anti PAN, el anti PRD, el anti Salinas, el anti Calderón o el anti López Obrador. Toda la política electoral ganadora se reduce a los políticos que se ven en la TV de acuerdo a su figura y la simpatía que despierte; a la cantidad de carteles y regalos que se reparten y a la habilidad que se tiene para comprar votos. A pesar de ello, que entre unos 50 años será vergüenza nacional, la gente sigue acudiendo en un 40 por ciento a las urnas, sin la menor pena. ¿Por qué vota sino no conocen ni partidos ni candidatos?

6. Lo que sucede es que los gobernantes destinan miles de millones de pesos del presupuesto público a los medios de información y a las instituciones electorales para que todos los días del año estén jode y jode con el estribillo de que hay que votar para ser patriotas. Es toda una enorme propaganda de la clase política para seguir mamando de la ubre del presupuesto. ¿Se imaginan lo que pasaría si los electores decidieran no salir a votar? La clase política haría lo de siempre: ofrecería dinero, mercancías, buen comportamiento con el fin de que salgan a legitimar con su voto. En México en 1954, cuando se redujo la votación, se otorgó el voto a las mujeres; en 1962, cuando se redujo el número de votos, vino el regalo de diputados de partido; en 1973, cuando los electores no cumplían, se le otorgó a los jóvenes a derecho a votar a los 18 años y en 1977, cuando la gente no votaba, se otorgó la Reforma Política y registros a partidos.

7. La clase política en el poder, al servicio de los empresarios capitalistas, siempre tienen a mano ideas para mediatizar y someter a la gente. ¿Acaso no para eso les sirven sus “intelectuales orgánicos”, sus abogados, ingenieros y psicólogos? Después de las elecciones de ayer todo sigue igual para la gente pero lo políticos del PRI, PAN, PRD y otros partidos, están contentos por haber “triunfado” y los que no, también lo están porque seguirán de alguna manera viviendo de la ubre del presupuesto mientras llegan las otras elecciones. En México PRI, PAN, PRD, etcétera, cumplen la sagrada función de conservar el sistema político que garantiza la propiedad privada y la acumulación capitalista. Por eso todo mundo político está con o contra el PRI, PAN, PRD, pero no contra el sistema clasista. ¿O se piensa acaso que después de 200 años de independencia y 100 de Revolución burguesa las cosas van a cambiar por la vía electoral?

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