Rafael Reyes Reyes
Anteriormente escribí sobre el resultado de la elección llevada a cabo el domingo cuatro de julio, al momento de escribirlo aún no se tenían mayores datos sobre el resultado, sólo algunos datos que arrojaban las diferentes encuestas de salida y que contrastaban entre los que daban a conocer partidos y candidatos, cada uno mostrándose favorecido del resultado electoral, es por ello que el artículo que me permití escribir como parte de un análisis de la elección, tuvo sesgos una vez que se conocieron los resultados electorales oficiales en un número importante de gubernaturas y otros que no pueden aún tomarse como triunfos o derrotas oficiales debido a que dadas las condiciones aún falta un buen tramo en el terreno de los tribunales para saber cómo en manos de quién quedaría eventualmente las gubernaturas en mención, tal es el caso de Veracruz, Durango e Hidalgo por lo pronto.
Lo que sí es un hecho y que ya lo preveíamos desde la semana pasada, es que en aquellos estados en donde la diferencia en número de votos es tan reducida, el conflicto postelectoral sería fuerte, y no sólo en términos de una lucha jurídica, sino en términos de una fuerte movilización social acompañado por momentos de violencia que estaría tratando de propiciar la modificación del resultado electoral.
Veracruz es uno de los casos en donde se ha concentrado un fuerte debate y un conflicto postelectoral de grandes dimensiones, a grado tal de haberse presentado en el transcurso de la semana que terminó conatos de violencia y que se antoja para que en las próximas semanas se radicalice la posición del candidato del PAN y se espere una fuerte lucha en lo social y en lo jurídico.
Situación parecida en el caso de Durango, cuyo candidato de la alianza de partidos ha iniciado la lucha, en ambos casos la elección es sumamente cerrada, suerte que no corren los partidos de la alianza en Hidalgo, que complicará la posibilidad de mantener un movimiento fuerte, debido simplemente a la diferencia en el resultado.
Sin embargo ahora que ya se tiene un panorama más amplio sobre los resultados electorales, nos quedamos con la misma idea de que el gran ganador de la elección es el PRI, no obstante de haber perdido importantes bastiones como Puebla, Oaxaca y Sinaloa, que son -sin duda- estados claves de cara a la elección presidencial del 2012; en el número de estados en donde se renovaron las gubernaturas, ganó 9 de 12 en disputa.
También es importante incorporar al análisis algunos aspectos que sirven para entender inclusive, posibles negociaciones políticas, una de ellas se da necesariamente de cara al próximo informe de gobierno, en donde la moneda de cambio pueda ser que el Presidente Calderón condicione la tranquilidad en el informe y el paquete presupuestal (Presupuesto de Egresos y Ley de Ingresos) a cambio de operar el reconocimiento del triunfo a favor del PRI.
Quiero destacar que en el asunto de las alianzas, mi artículo anterior tuvo un sesgo importante, mencioné que dados los resultados electorales que se conocían hasta ese momento, dados a conocer en algunos medios de comunicación sobre todo locales, las alianzas entre los diferentes partidos, destacando sobre todo al PAN y al PRD, no habían tenido éxito, de lo que hoy con los resultados en la mano podemos retractarnos y entender que en efecto les dio resultados, que ganaron en dos estados (Oaxaca, Puebla), en donde el triunfo para los aliancistas se veía sumamente complejo debido a que se encontraban encabezando el Poder Ejecutivo local, dos personajes que habían mostrado en las elecciones pasadas, un frente electoral poderoso, que se antojaba sumamente complejo poder derrocar, situación que se refleja en menor proporción en el estado de Sinaloa.
Incorporando en este análisis a los dos estados cuya situación actual está como perdidos para la alianza (Durango e Hidalgo), pero que en el resultado refleja que la incompatibilidad ideológica entre el PAN y el PRD no hizo mella en el ánimo de la gente y por el contrario, simpatizaron con la idea de apoyar una alianza que hiciera posible la alternancia en el poder. Ahora los dirigentes de estos dos partidos anuncian con bombo y platillo las posibles alianzas en algunos estados en donde el próximo año se llevarán a cabo elecciones, poniéndole énfasis al estado de México, conocedores de que una eventual derrota del PRI en esa entidad pondría en severos aprietos a los priístas en la carrera por la Presidencia de la República, ya que derrotarían a quien en la foto que reflejan todas las encuestas el día de hoy, sería el vencedor en la contienda presidencial del 2012, Enrique Peña Nieto, quien se perfila como el más fuerte candidato del PRI a la Presidencia de la República y es eso lo que a final del camino buscaban los partidos PAN y PRD, parar a costa de todo lo que venía siendo una racha de triunfos a favor del PRI y seguir acrecentando la percepción social de que el regreso a Los Pinos era inevitable.
Anteriormente escribí sobre el resultado de la elección llevada a cabo el domingo cuatro de julio, al momento de escribirlo aún no se tenían mayores datos sobre el resultado, sólo algunos datos que arrojaban las diferentes encuestas de salida y que contrastaban entre los que daban a conocer partidos y candidatos, cada uno mostrándose favorecido del resultado electoral, es por ello que el artículo que me permití escribir como parte de un análisis de la elección, tuvo sesgos una vez que se conocieron los resultados electorales oficiales en un número importante de gubernaturas y otros que no pueden aún tomarse como triunfos o derrotas oficiales debido a que dadas las condiciones aún falta un buen tramo en el terreno de los tribunales para saber cómo en manos de quién quedaría eventualmente las gubernaturas en mención, tal es el caso de Veracruz, Durango e Hidalgo por lo pronto.
Lo que sí es un hecho y que ya lo preveíamos desde la semana pasada, es que en aquellos estados en donde la diferencia en número de votos es tan reducida, el conflicto postelectoral sería fuerte, y no sólo en términos de una lucha jurídica, sino en términos de una fuerte movilización social acompañado por momentos de violencia que estaría tratando de propiciar la modificación del resultado electoral.
Veracruz es uno de los casos en donde se ha concentrado un fuerte debate y un conflicto postelectoral de grandes dimensiones, a grado tal de haberse presentado en el transcurso de la semana que terminó conatos de violencia y que se antoja para que en las próximas semanas se radicalice la posición del candidato del PAN y se espere una fuerte lucha en lo social y en lo jurídico.
Situación parecida en el caso de Durango, cuyo candidato de la alianza de partidos ha iniciado la lucha, en ambos casos la elección es sumamente cerrada, suerte que no corren los partidos de la alianza en Hidalgo, que complicará la posibilidad de mantener un movimiento fuerte, debido simplemente a la diferencia en el resultado.
Sin embargo ahora que ya se tiene un panorama más amplio sobre los resultados electorales, nos quedamos con la misma idea de que el gran ganador de la elección es el PRI, no obstante de haber perdido importantes bastiones como Puebla, Oaxaca y Sinaloa, que son -sin duda- estados claves de cara a la elección presidencial del 2012; en el número de estados en donde se renovaron las gubernaturas, ganó 9 de 12 en disputa.
También es importante incorporar al análisis algunos aspectos que sirven para entender inclusive, posibles negociaciones políticas, una de ellas se da necesariamente de cara al próximo informe de gobierno, en donde la moneda de cambio pueda ser que el Presidente Calderón condicione la tranquilidad en el informe y el paquete presupuestal (Presupuesto de Egresos y Ley de Ingresos) a cambio de operar el reconocimiento del triunfo a favor del PRI.
Quiero destacar que en el asunto de las alianzas, mi artículo anterior tuvo un sesgo importante, mencioné que dados los resultados electorales que se conocían hasta ese momento, dados a conocer en algunos medios de comunicación sobre todo locales, las alianzas entre los diferentes partidos, destacando sobre todo al PAN y al PRD, no habían tenido éxito, de lo que hoy con los resultados en la mano podemos retractarnos y entender que en efecto les dio resultados, que ganaron en dos estados (Oaxaca, Puebla), en donde el triunfo para los aliancistas se veía sumamente complejo debido a que se encontraban encabezando el Poder Ejecutivo local, dos personajes que habían mostrado en las elecciones pasadas, un frente electoral poderoso, que se antojaba sumamente complejo poder derrocar, situación que se refleja en menor proporción en el estado de Sinaloa.
Incorporando en este análisis a los dos estados cuya situación actual está como perdidos para la alianza (Durango e Hidalgo), pero que en el resultado refleja que la incompatibilidad ideológica entre el PAN y el PRD no hizo mella en el ánimo de la gente y por el contrario, simpatizaron con la idea de apoyar una alianza que hiciera posible la alternancia en el poder. Ahora los dirigentes de estos dos partidos anuncian con bombo y platillo las posibles alianzas en algunos estados en donde el próximo año se llevarán a cabo elecciones, poniéndole énfasis al estado de México, conocedores de que una eventual derrota del PRI en esa entidad pondría en severos aprietos a los priístas en la carrera por la Presidencia de la República, ya que derrotarían a quien en la foto que reflejan todas las encuestas el día de hoy, sería el vencedor en la contienda presidencial del 2012, Enrique Peña Nieto, quien se perfila como el más fuerte candidato del PRI a la Presidencia de la República y es eso lo que a final del camino buscaban los partidos PAN y PRD, parar a costa de todo lo que venía siendo una racha de triunfos a favor del PRI y seguir acrecentando la percepción social de que el regreso a Los Pinos era inevitable.
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