Itinerario Político / Ricardo Alemán
En la guerra declarada entre PRI y PAN —entre Felipe Calderón y el PRI de Beatriz Paredes y Manlio Fabio Beltrones—, sólo falta que los azules acusen a los tricolores de "espurios", mientras que el priismo quedaría en calidad de "legítimo".
Y es que luego de julio de 2010, vivimos una suerte de reedición de la crisis postelectoral de 2006, pero al revés. Es decir, el PAN de Calderón y Nava, junto con el PRD de Jesús Ortega, se comportan igual que AMLO, y no sólo acusan al PRI de robo en las elecciones de Veracruz y Durango, sino reclaman el voto por voto y amenazan con plantones y marchas. Por eso la pregunta: ¿Por qué la metamorfosis de azules y amarillos?
Vale recordar que en política "no hay sorpresas, sino sorprendidos". Y a partir de esa realidad, si a nadie debe asustar el ayuntamiento de PAN y PRD, a muchos debe preocupar la volatilidad de las alianzas. ¿Por qué? Porque las alianzas políticas son tan frágiles como el papel desechable. Recordemos que en los últimos 20 años los amarillos cuestionaron con severidad la alianza PAN-PRI. Y en los últimos meses, el PRI cuestionó por "antinatura" la alianza PAN-PRD. Así, la interrogante se impone. ¿Hasta cuándo la yunta azul y amarillo?
Viene a cuento el tema, porque en la respuesta a esa interrogante se localiza el fondo de la crisis que viven PRI y PAN; crisis que va más allá de la degollina política. Lo que está en juego son los reacomodos —pactos, acuerdos y alianzas—, para la sucesión presidencial de 2012; lo que se discute es si el PAN y el presidente Calderón continuarán con su alianza en torno al PRD y contra el PRI, si se reedita la alianza PRI-PAN o, en el extremo, si se llega al tripartidismo que beneficiaría al PRI.
La discusión hoy es por las reglas políticas —las no escritas—, para repartir el poder a la luz de la nueva realidad de 2010, frente a 2011 y, sobre todo, ante 2012. Y entre muchas otras cosas, de eso habrían hablado ayer Felipe Calderón y Manlio Fabio Beltrones. Y es que resulta ingenuo —por decirlo suave—, que si Calderón y Beltrones son parte de una solitaria encerrona sin los presidentes de PAN y PRI, se nos pretenda hacer creer que el encuentro fue para hablar de lluvias y videojuegos.
Está claro que la escandalera azul en torno a Veracruz y Durango es para elevar el costo del diálogo con el PRI. Está claro que cabezas del gabinete como la de Gómez Mont e imposiciones como la del nuevo presidente de Cofetel son monedas de cambio. Como también es cierto que el pacto posible entre PRI y PAN es llegar al 2012, "sin el lastre del PRD".
¿Qué hablaron, y qué acordaron Calderón y Beltrones? Si hay mudanza en Los Pinos, podremos hablar del nuevo romance azul y tricolor.
En la guerra declarada entre PRI y PAN —entre Felipe Calderón y el PRI de Beatriz Paredes y Manlio Fabio Beltrones—, sólo falta que los azules acusen a los tricolores de "espurios", mientras que el priismo quedaría en calidad de "legítimo".
Y es que luego de julio de 2010, vivimos una suerte de reedición de la crisis postelectoral de 2006, pero al revés. Es decir, el PAN de Calderón y Nava, junto con el PRD de Jesús Ortega, se comportan igual que AMLO, y no sólo acusan al PRI de robo en las elecciones de Veracruz y Durango, sino reclaman el voto por voto y amenazan con plantones y marchas. Por eso la pregunta: ¿Por qué la metamorfosis de azules y amarillos?
Vale recordar que en política "no hay sorpresas, sino sorprendidos". Y a partir de esa realidad, si a nadie debe asustar el ayuntamiento de PAN y PRD, a muchos debe preocupar la volatilidad de las alianzas. ¿Por qué? Porque las alianzas políticas son tan frágiles como el papel desechable. Recordemos que en los últimos 20 años los amarillos cuestionaron con severidad la alianza PAN-PRI. Y en los últimos meses, el PRI cuestionó por "antinatura" la alianza PAN-PRD. Así, la interrogante se impone. ¿Hasta cuándo la yunta azul y amarillo?
Viene a cuento el tema, porque en la respuesta a esa interrogante se localiza el fondo de la crisis que viven PRI y PAN; crisis que va más allá de la degollina política. Lo que está en juego son los reacomodos —pactos, acuerdos y alianzas—, para la sucesión presidencial de 2012; lo que se discute es si el PAN y el presidente Calderón continuarán con su alianza en torno al PRD y contra el PRI, si se reedita la alianza PRI-PAN o, en el extremo, si se llega al tripartidismo que beneficiaría al PRI.
La discusión hoy es por las reglas políticas —las no escritas—, para repartir el poder a la luz de la nueva realidad de 2010, frente a 2011 y, sobre todo, ante 2012. Y entre muchas otras cosas, de eso habrían hablado ayer Felipe Calderón y Manlio Fabio Beltrones. Y es que resulta ingenuo —por decirlo suave—, que si Calderón y Beltrones son parte de una solitaria encerrona sin los presidentes de PAN y PRI, se nos pretenda hacer creer que el encuentro fue para hablar de lluvias y videojuegos.
Está claro que la escandalera azul en torno a Veracruz y Durango es para elevar el costo del diálogo con el PRI. Está claro que cabezas del gabinete como la de Gómez Mont e imposiciones como la del nuevo presidente de Cofetel son monedas de cambio. Como también es cierto que el pacto posible entre PRI y PAN es llegar al 2012, "sin el lastre del PRD".
¿Qué hablaron, y qué acordaron Calderón y Beltrones? Si hay mudanza en Los Pinos, podremos hablar del nuevo romance azul y tricolor.
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