El EPR y las elecciones

Martha Anaya / Crónica de Política

Unos días antes de las elecciones –el 28 de junio pasado–, el Ejército Popular Revolucionario (EPR) dio a conocer un comunicado en el que afirmaba que los cambios democráticos en México “ya no pueden darse por la vía pacífica”. Sin embargo, en el ánimo de no desalentar a quienes aún creen en el cambio por la vía institucional, les pidió ser congruentes y defender su voto “a capa y espada”.

Ese 28 de junio, el EPR cumplía 14 años de haber dado a conocer públicamente su existencia. Fue cuando varios de sus militantes irrumpieron en un acto que encabezaba Cuauhtémoc Cárdenas, en el que se recordaba el primer aniversario de la masacre de campesinos en Aguas Blancas, Guerrero.

En el comunicado de ese día que citamos, el movimiento insurgente calificaba de “espantosas” las alianzas realizadas por el PRD con el PAN.

Decía que éstas corroboraban el “fin de las ideologías” y que los dirigentes de partidos políticos “que se dicen de izquierda” realizaban “las mismas políticas que los de la derecha, imitando y sobrepasando el estilo de gobierno del PRI y el PAN, autoritarios, corruptos, antidemocráticos, soberbios con sus subalternos y el pueblo pero, agachones y lambiscones con “sus superiores” en la continuidad de la denigración de la política”.

Ahora, pasada la jornada electoral –aunque todavía no concluyen todos los cómputos oficiales—el EPR afirma en el editorial de su revista mensual clandestina El Insurgente que quienes realmente ganaron el pasado domingo 4 de julio fueron el PAN y Felipe Calderón:

“El principal ganador es el PAN, en tanto que significa un reconocimiento y la legitimización del gobierno antipopular de Calderón, condición sin la cual no se pueden concebir dichas alianzas (PAN y PRD)”.

El grupo guerrillero sostiene también que el gran perdedor de este proceso es el PRD:

“La izquierda electoral es la gran perdedora de este proceso, terminando como simple apéndice de la ultraderecha e instrumento de legitimización del gobierno espurio de Calderón”.

A Jesús Ortega, presidente del sol azteca, directamente lo cataloga como “representante de intereses mezquinos”.

Y sobre el PRI señala que “a pesar de perder estados considerados bastiones, sigue gobernando la mayoría de los estados que eligieron gobernador, lo que indica que nunca ha estado fuera del poder y refleja un reposicionamiento de la oligarquía que respalda al PRI”.

En el caso de Oaxaca, donde ganó la alianza opositora encabezada por Gabino Cué –quien fue acompañado por Andrés Manuel López Obrador largos meses en una suerte de precampaña–, asevera que “el pueblo no ve en los partidos políticos ningún representante legítimo”.

Tan es así, añaden, “que la alianza del PRD con el PAN no es el sentir ni mucho menos el consentimiento de ningún oaxaqueño con memoria histórica, como tampoco es el sentir de los perredistas consecuentes con los principios que le dieron origen al PRD”.

Comunicado y editorial del EPR reflejan en buena medida la posición de López Obrador respecto de las alianzas y de lo que opina el tabasqueño sobre los resultados de la elección. Pero difieren por completo en lo que toca a la manera de lograr los cambios en el país. Los insurgente piensan que la única vía que queda es la armada y López Obrador cree que aún se puede por la vía pacífica.

Pero por lo demás, en lo que a ganadores y perdedores arroja el proceso electoral del llamado “superdomingo”, son muchos más quienes comparten el análisis del EPR.

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