Sergio Barbosa *
Ante la catástrofe en que se encuentran los estados norteños de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, y particularmente la ciudad de Monterrey capital de Nuevo León, derivada del azote que provocó el huracán “Alex”, muchos han coincidido en que para hacerle frente se debe llevar a cabo de manera urgente un verdadero programa de recuperación, para lo cual, es necesario dirigir masivamente recursos económicos, financieros y humanos, y echar andar un programa de reconstrucción basado proyectos de infraestructura, para reforzar la que ya existe y para realizar la nueva que ayude a evitar en un futuro que este tipo de fenómenos naturales causen daños a la población.
El gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina habló acerca de un cálculo de recursos “mucho muy preliminar” de alrededor de 10,000 MDP que habrán de ser necesarios sólo para su Estado. Por dar un ejemplo; de acuerdo con la Cámara de Nacional de la Industria de la Vivienda, hay entre 6 mil y 7 mil viviendas que deberán reconstruírse, sin embargo falta información detallada de cada uno de los 51 municipios que componen el Estado para saber el número total de viviendas afectadas.
En la misma situación se encuentran los estados vecinos de Coahuila y Tamaulipas.
Así que podemos esperar que lo que se necesite sea mucho más, y dado que la temporada de huracanes apenas comienza, se espera que nuevamente otros meteoros se formen en el Atlántico y atraviesen el Golfo de México para llegar a internarse en el noreste mexicano. Es de temerse que las imágenes de la desolación y el caos que aparecen por doquier se repitan, ante la eventual llegada de nuevos meteoros.
Ante este panorama lo primero que viene la mente es preguntarnos ¿porque no se utilizan de manera urgente todos los recursos y ponerlos a disposición de la población afectada por el siniestro? ¿Porque no se movilizan rápidamente los mecanismos burocráticos para liberar, desatorar recursos existentes en las arcas del gobierno federal, que ahí están disponibles y que solo es necesario el acuerdo y alguna que otra firma de alto nivel para su canalización?
Los voceros del gobierno federal, un día sí y otro también declaran que no hay recursos suficientes para atender los problemas. Lo dijo con su acostumbrada desfachatez, el director de la CONAGUA, José Luis Luege.
Luego un día después, fiel a la manera del quehacer político de esta administración, el Secretario de Hacienda Ernesto Cordero, declaró lo contrario, diciendo que “sí habrán recursos suficiente para el Fonden; lo que sea necesario para reconstruir”.
Fueron estas declaraciones, las de Cordero, las que implícitamente dejaron entre ver la posibilidad de utilizar recursos que si existen, y de los cuales todos tenemos conocimiento: Las Reservas Internacionales.
Se sabe que por ejemplo a la fecha se tiene la cantidad de más de 100,000 MDD en las reservas internacionales. Incluso cada que pueden, los dirigentes financieros alardean del elevado número de reservas internacionales y lo ven como un buen “signo de estabilidad macroeconómica” y de manejo eficiente del déficit, etc. Se mantiene el nivel de las reservas como una cuestión de “status” frente a países que no cuentan con tales magnitudes.
Se sabe que cada vez es mayor el afán del gobierno y del Banco “autónomo” de México de incrementar el nivel de dichas reservas, ya que esa medida es bien vista por los famosos “mercados internacionales”.
Muy bien, entonces si existen esos recursos, ¿porqué no utilizarlos?
En días recientes, se han levantado voces exigiendo la utilización del dinero de las reservas para ayudar a la reconstrucción de los Estados devastados por el huracán Alex. De hecho, en una inusual declaración, el priísta Emilio Gamboa dijo que las reservas internacionales son dinero de los mexicanos y que “en los mexicanos se deben utilizar, sobretodo cuando viene una desgracia como las inundaciones”.
Por lo tanto es muy conveniente que parte de esos recursos (NL por ejemplo como citamos anteriormente solicita un estimado de 10,000 Millones de Pesos, frente a los más de ¡100,000 Millones de Dólares que hay en las reservas!) se destinen de manera inmediata para la reconstrucción.
Es necesario que se realicen todos los trámites pertinentes y para que de manera urgente, parte de esos recursos sean enviados a la de yá a las zonas y la población afectada. Se necesita que se hagan las adecuaciones necesarias a las leyes financieras para disponer de esos recursos en estos momentos de tragedia ya que la situación actual implica un peligro para la seguridad de la población, lo que constituye un peligro para la seguridad nacional.
Los recursos de las reservas no solamente deben servir para salvaguardar y proteger los intereses de los banqueros y especuladores, por ejemplo, cada que hay corridas financieras, fugas de capitales o cuando se encuentren en aprietos económicos -como ya es costumbre-; sino que los recursos deben ser también utilizados en momentos de necesidad urgente como la que se viven en estos momentos en el noreste del país, y ante otra eventual tragedia que se pueda suscitar en cualquier otra región del mismo.
Debe prevalecer el interés general, es decir el interés del pueblo, por encima de los intereses particulares que se oponen a que se utilicen dichos recursos, y de paso sería bueno que esto siente el precedente para una nueva y urgente orientación económica en el país.
*El autor es alumno de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM.
Ante la catástrofe en que se encuentran los estados norteños de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, y particularmente la ciudad de Monterrey capital de Nuevo León, derivada del azote que provocó el huracán “Alex”, muchos han coincidido en que para hacerle frente se debe llevar a cabo de manera urgente un verdadero programa de recuperación, para lo cual, es necesario dirigir masivamente recursos económicos, financieros y humanos, y echar andar un programa de reconstrucción basado proyectos de infraestructura, para reforzar la que ya existe y para realizar la nueva que ayude a evitar en un futuro que este tipo de fenómenos naturales causen daños a la población.
El gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina habló acerca de un cálculo de recursos “mucho muy preliminar” de alrededor de 10,000 MDP que habrán de ser necesarios sólo para su Estado. Por dar un ejemplo; de acuerdo con la Cámara de Nacional de la Industria de la Vivienda, hay entre 6 mil y 7 mil viviendas que deberán reconstruírse, sin embargo falta información detallada de cada uno de los 51 municipios que componen el Estado para saber el número total de viviendas afectadas.
En la misma situación se encuentran los estados vecinos de Coahuila y Tamaulipas.
Así que podemos esperar que lo que se necesite sea mucho más, y dado que la temporada de huracanes apenas comienza, se espera que nuevamente otros meteoros se formen en el Atlántico y atraviesen el Golfo de México para llegar a internarse en el noreste mexicano. Es de temerse que las imágenes de la desolación y el caos que aparecen por doquier se repitan, ante la eventual llegada de nuevos meteoros.
Ante este panorama lo primero que viene la mente es preguntarnos ¿porque no se utilizan de manera urgente todos los recursos y ponerlos a disposición de la población afectada por el siniestro? ¿Porque no se movilizan rápidamente los mecanismos burocráticos para liberar, desatorar recursos existentes en las arcas del gobierno federal, que ahí están disponibles y que solo es necesario el acuerdo y alguna que otra firma de alto nivel para su canalización?
Los voceros del gobierno federal, un día sí y otro también declaran que no hay recursos suficientes para atender los problemas. Lo dijo con su acostumbrada desfachatez, el director de la CONAGUA, José Luis Luege.
Luego un día después, fiel a la manera del quehacer político de esta administración, el Secretario de Hacienda Ernesto Cordero, declaró lo contrario, diciendo que “sí habrán recursos suficiente para el Fonden; lo que sea necesario para reconstruir”.
Fueron estas declaraciones, las de Cordero, las que implícitamente dejaron entre ver la posibilidad de utilizar recursos que si existen, y de los cuales todos tenemos conocimiento: Las Reservas Internacionales.
Se sabe que por ejemplo a la fecha se tiene la cantidad de más de 100,000 MDD en las reservas internacionales. Incluso cada que pueden, los dirigentes financieros alardean del elevado número de reservas internacionales y lo ven como un buen “signo de estabilidad macroeconómica” y de manejo eficiente del déficit, etc. Se mantiene el nivel de las reservas como una cuestión de “status” frente a países que no cuentan con tales magnitudes.
Se sabe que cada vez es mayor el afán del gobierno y del Banco “autónomo” de México de incrementar el nivel de dichas reservas, ya que esa medida es bien vista por los famosos “mercados internacionales”.
Muy bien, entonces si existen esos recursos, ¿porqué no utilizarlos?
En días recientes, se han levantado voces exigiendo la utilización del dinero de las reservas para ayudar a la reconstrucción de los Estados devastados por el huracán Alex. De hecho, en una inusual declaración, el priísta Emilio Gamboa dijo que las reservas internacionales son dinero de los mexicanos y que “en los mexicanos se deben utilizar, sobretodo cuando viene una desgracia como las inundaciones”.
Por lo tanto es muy conveniente que parte de esos recursos (NL por ejemplo como citamos anteriormente solicita un estimado de 10,000 Millones de Pesos, frente a los más de ¡100,000 Millones de Dólares que hay en las reservas!) se destinen de manera inmediata para la reconstrucción.
Es necesario que se realicen todos los trámites pertinentes y para que de manera urgente, parte de esos recursos sean enviados a la de yá a las zonas y la población afectada. Se necesita que se hagan las adecuaciones necesarias a las leyes financieras para disponer de esos recursos en estos momentos de tragedia ya que la situación actual implica un peligro para la seguridad de la población, lo que constituye un peligro para la seguridad nacional.
Los recursos de las reservas no solamente deben servir para salvaguardar y proteger los intereses de los banqueros y especuladores, por ejemplo, cada que hay corridas financieras, fugas de capitales o cuando se encuentren en aprietos económicos -como ya es costumbre-; sino que los recursos deben ser también utilizados en momentos de necesidad urgente como la que se viven en estos momentos en el noreste del país, y ante otra eventual tragedia que se pueda suscitar en cualquier otra región del mismo.
Debe prevalecer el interés general, es decir el interés del pueblo, por encima de los intereses particulares que se oponen a que se utilicen dichos recursos, y de paso sería bueno que esto siente el precedente para una nueva y urgente orientación económica en el país.
*El autor es alumno de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM.
Comentarios