PERDONE USTED, PERO ¿a veces no tiene la impresión de que el Estado mexicano es como una vedette? Canta, baila, dizque actúa. Puede ser “ogro filantrópico”, conforme al Nobel Octavio Paz. O fallido, ineficaz, autoritario y, ahora, hasta “discreto”, de acuerdo al ¿todavía? ocupante del Palacete de los Covián, Fernando Gómez Mont.
Hermano menor del recién defenestrado Miguel Gómez Mont, el joven Fernando es de lo más discreto. Apenas en febrero anterior erigía un monumento patriótico a dicha virtud, al señalar que “la discreción es fundamental para la estabilidad”.
Lo decía a propósito de haber sido pillado con los dedos en la puerta tras de la cual se había cerrado el compromiso de César Nava de no establecer alianzas con Jesús Ortega para enfrentar a los gobernadores del PRI: “Yo preservaré esa discreción –dijo al pie del monumento– y no la romperé ni en defensa propia.”
Gómez Mont, ¡vaya contraste!, va por el mundillo de la escandalosa grilla política regalando mesura, circunspección y prudencia.
Su más reciente obsequio oratorio, apenas el viernes de la semana anterior, ha sido en torno al secuestro del ex candidato presidencial panista Diego Fernández de Cevallos, cuando se negó a dar información sobre la situación del personaje, señalando que “el Estado ha asumido un deber de discreción”.
¿Será discreto? ¿O acaso es que, cada vez más marginado, carece de información de este y otros casos?
Regularmente indiscreta, cual lo prueban sus constantes intromisiones en las conversaciones telefónicas de no pocos personajes públicos, la fallida Administración del señor Felipe Calderón ha abdicado de sus obligaciones y responsabilidades al suspender todo tipo de investigaciones ministeriales en torno a la inicial desaparición desde hace ya 60 días del político queretano. Incluso ha impuesto silencio a ciertos dóciles medios de comunicación.
Todo ello ha provocado un enorme vacío. Y éste se ha llenado de versiones de toda índole. Una de ellas, alarmista, circuló a principios de esta semana en círculos financieros: que habría sido entregada a su familia, degollada, la cabeza del llamado “Jefe” Diego. Todo indica, por fortuna, que no ha sido así.
Aguzada información de los periodistas Gustavo Castillo y Alfredo Méndez, del diario capitalino La Jornada, han publicado apenas varios trascendidos del entorno cercano a Fernández de Cevallos. Por ejemplo, que ha habido “negociaciones entre sus familiares y el grupo de plagiarios, los cuales han sostenido al menos siete acercamientos epistolares, y aunque no se ha logrado establecer un monto definitivo como pago por su liberación, hay avances en las negociaciones”.
Brindan pistas, además, sobre el origen de los secuestradores: “un grupo delictivo que opera en la zona del Bajío desde hace por lo menos dos décadas” y que ya habría realizado más de 40 plagios.
Uno de ellos, muy probablemente, habría sido el del empresario Eduardo García Valseca –hijo del fundador y propietario de aquella famosa cadena de periódicos–, a quien secuestraron en San Miguel de Allende el 7 de junio de 2007 y liberaron hasta el 21 de enero de 2008, ante la pasividad y fracaso de agentes ministeriales y agentes federales que, no’más, no dieron una. No sin razón, en un desplegado aparecido en diarios locales, las “fuerzas vivas guanajuatenses y aún las extranjeras ahí radicadas reclamaron directamente a Felipe Calderón la situación de desesperante alarma que ahí privaba, pues “la familia (García) Valseca cayó en otra trampa” porque confió en que “después de dar el rescate se iba a terminar la pesadilla”, pero la AFI permitió que los secuestradores intercambiaran al secuestrado por uno de sus amigos, “poniendo en peligro mortal a otro rehén. ¿En dónde estaba la AFI cuando se entregó el rescate y se llevaron al otro señor? ¿Tal vez atrás del escenario para asegurar que el negocio saliera bien?”, concluían.
De verdad, ¿es un grupo delictivo el que mantiene secuestrado al correligionario con más nombre y peso específico del señor Calderón?
¿Hay complicidades policíacas o de otras fuerzas federales?
La discreción que tanto presume el señor Gómez Mont no ha surtido efecto.
Lo único palpable es que la fallida Administración es cómplice de este secuestro. Cuando menos por omisión, ¿no cree usted?
Dos meses, dos. Hoy.
Índice Flamígero: “…el pueblo especula e indaga los nexos mantenidos por Fernández de Cevallos, desde la privatización de los terrenos ejidales de Punta Diamante que permitió el paso de la propiedad nacional a su patrimonio y al de otros al servicio de Salinas que protegieron los negocios de Juan García Abrego, hasta la influencia de su despacho en la burda muerte de Carrillo Fuentes en el nosocomio al que acudió el narcotraficante para que se le practicara una cirugía plástica a su rostro y la inclusión de Gómez Mont al gabinete de Felipe Calderón, tras la trágica caída del avión en que pereció Juan Camilo Mouriño (SEGOB), acompañado de Santiago Vasconcelos (SIEDO) estando a sueldo del narcotráfico, durante la gestión de Vicente Fox”. Opinión del regiomontano Carlos Ponzio Elizondo.
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