Álvaro Cepeda Neri
Con sus respectivos derechos constitucionales y su ley reglamentaria para ejercer la libertad de expresión y réplica, dos lectores me remiten sus comentarios, discrepancias y (uno de ellos) con todo su derecho, también, a enjuiciar y descalificar mi opinión en una de las columnas que suscribo, y en la cual me refiero a la corrupción y saqueo en Pemex. Y esa crítica dirigida al presidente de la todavía empresa pública que, endeudada y todo, proporciona tras los despojos, casi lo que resta de sus utilidades, gran parte de los ingresos gubernamentales para gasto corriente: sueldos millonarios de su propia administración, de los trabadores... (Del pulpo sindical, cuya cúpula lo mismo ha sido cómplice de los presidentes priístas, del alemanismo al zedillismo y, ahora de los panistas: Fox y Calderón).
Muy poco se destina a inversiones o para cubrir el déficit fiscal, porque sigue siendo muy reducida la plantilla de contribuyentes y de éstos, los grandes tiburones de la élite comercial, empresarial y bancaria, eluden, con mil y una chapuzas, pagar lo que les corresponde. De pilón descargan impuestos con sus “donaciones” y se hacen los caritativos. No es la primera nota periodística sobre Pemex que escribo. Una y otra vez recargo las baterías sobre el saqueo a la empresa. Pero en este sexenio (del “cambio” que sólo ha sido en “reversa”), la responsabilidad directa es de Calderón y el PAN, pues en connivencia con Romero Deschamps, han nombrado a sus directivos y todos ellos siguen en la corrupción contra Pemex.
Don Jesús P. T., me dice que accidentalmente se topó con mi comentario y que el botín en Pemex no empezó con los calderonistas-panistas. Pues esa corrupción tiene sus raíces desde los sexenios priístas y que opiniones como la mía solamente buscan “que vuelva el PRI a la Presidencia”. Es, pues, su punto de vista. El mío es que con el mal gobierno de la derecha-religiosa y antirrepublicana, en una de ésas, es posible el retorno del PRI. Don Anastasio S. P., coincide en que el saqueo a Pemex es de pillos desde hace “varios sexenios”. E insisto que así es, pero que los panistas, que se presentaron con la bandera de la honradez, del cambio y de extirpar el cáncer de la corrupción, han salido iguales o hasta peores que los priístas.
Los dos lectores, uno por “accidente” y el otro porque de vez en cuando se asome a mis columnas, tienen toda la razón en lo referente a que Petróleos Mexicanos, la empresa que nacionalizó mi General Lázaro Cárdenas, el tercer estadista que hemos tenido (los otros son, en primerísimo lugar Benito Juárez y el sonorense Plutarco Elías Calles, a la espera de un cuarto para restaurar y rescatar la República de los neocristeros del PAN, cuyas iniciales son: MFBR), ha sido víctima de las raterías desde 1946 y no para hasta este 2010, cuando a la mejor estallan las revueltas contra el actual (y los anteriores) mal gobierno, allá para los septiembre y noviembre bicentenario y centenario del inicio de las Revoluciones de 1810 y 1910, que irrumpieron contra los malos gobiernos de entonces.
Con sus respectivos derechos constitucionales y su ley reglamentaria para ejercer la libertad de expresión y réplica, dos lectores me remiten sus comentarios, discrepancias y (uno de ellos) con todo su derecho, también, a enjuiciar y descalificar mi opinión en una de las columnas que suscribo, y en la cual me refiero a la corrupción y saqueo en Pemex. Y esa crítica dirigida al presidente de la todavía empresa pública que, endeudada y todo, proporciona tras los despojos, casi lo que resta de sus utilidades, gran parte de los ingresos gubernamentales para gasto corriente: sueldos millonarios de su propia administración, de los trabadores... (Del pulpo sindical, cuya cúpula lo mismo ha sido cómplice de los presidentes priístas, del alemanismo al zedillismo y, ahora de los panistas: Fox y Calderón).
Muy poco se destina a inversiones o para cubrir el déficit fiscal, porque sigue siendo muy reducida la plantilla de contribuyentes y de éstos, los grandes tiburones de la élite comercial, empresarial y bancaria, eluden, con mil y una chapuzas, pagar lo que les corresponde. De pilón descargan impuestos con sus “donaciones” y se hacen los caritativos. No es la primera nota periodística sobre Pemex que escribo. Una y otra vez recargo las baterías sobre el saqueo a la empresa. Pero en este sexenio (del “cambio” que sólo ha sido en “reversa”), la responsabilidad directa es de Calderón y el PAN, pues en connivencia con Romero Deschamps, han nombrado a sus directivos y todos ellos siguen en la corrupción contra Pemex.
Don Jesús P. T., me dice que accidentalmente se topó con mi comentario y que el botín en Pemex no empezó con los calderonistas-panistas. Pues esa corrupción tiene sus raíces desde los sexenios priístas y que opiniones como la mía solamente buscan “que vuelva el PRI a la Presidencia”. Es, pues, su punto de vista. El mío es que con el mal gobierno de la derecha-religiosa y antirrepublicana, en una de ésas, es posible el retorno del PRI. Don Anastasio S. P., coincide en que el saqueo a Pemex es de pillos desde hace “varios sexenios”. E insisto que así es, pero que los panistas, que se presentaron con la bandera de la honradez, del cambio y de extirpar el cáncer de la corrupción, han salido iguales o hasta peores que los priístas.
Los dos lectores, uno por “accidente” y el otro porque de vez en cuando se asome a mis columnas, tienen toda la razón en lo referente a que Petróleos Mexicanos, la empresa que nacionalizó mi General Lázaro Cárdenas, el tercer estadista que hemos tenido (los otros son, en primerísimo lugar Benito Juárez y el sonorense Plutarco Elías Calles, a la espera de un cuarto para restaurar y rescatar la República de los neocristeros del PAN, cuyas iniciales son: MFBR), ha sido víctima de las raterías desde 1946 y no para hasta este 2010, cuando a la mejor estallan las revueltas contra el actual (y los anteriores) mal gobierno, allá para los septiembre y noviembre bicentenario y centenario del inicio de las Revoluciones de 1810 y 1910, que irrumpieron contra los malos gobiernos de entonces.
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