Dime quien te impuso y te diré a quien te someterás. ¿Cambiar para que todo siga igual?

Pedro Echeverría V.

1. En México hay mucha gente ilusa, pero también interesada, que quiere hacernos creer que los secretarios de Estado pueden resolver problemas sin las órdenes del “señor presidente”, sin que este los conmine a un sí o un no. Como si fuéramos tontos nos repiten que los funcionarios nombrados ayer, directamente por el presidente ilegítimo Felipe Calderón: el secretario de Gobernación, el de Economía y el de la Presidencia, “crean nuevas esperanzas”. Nos ven como tontos u oportunistas. ¿Se olvida, por interés, que la única independencia que tienen esos funcionarios es ir al baño o hacer algunos negocios con sus propios amigos? Si acaso ha habido algún secretario de Estado con cierta autonomía, ha sido porque sus conocimientos, experiencias y personalidad están evidentemente por encima de los del presidente en turno. Pero cuando son muy ignorantes, desconocidos y nuevos, sólo se dedican a administrar las órdenes de arriba. ¡Nada más!

2. El origen empresarial, político o clerical de cada funcionario es importante, aunque sólo enseña a qué sector de clase se va a servir con mayor eficiencia. Hasta 1982 todos los funcionarios eran del PRI y, esencialmente, tenían origen político; a partir de entonces los empresarios, con De la Madrid y Salinas –junto con los panistas- se impusieron y comenzaron a dominar toda la administración del gubernamental. Con este aparato, incluso si llegara a ser funcionario un indígena, campesino, obrero, “ciudadano” o un ex izquierdista, designado por el “señor presidente”, serían los peores lamebotas de los burgueses. ¿Podría algún tonto pensar que sin cambiar la línea política, la Constitución y, sin someter a la clase millonaria, se podrá gobernar en beneficio de la población? Los regímenes de Lula, Mujica, Kirchner, y demás –igual que el de Chile- concluirán y podrán volver los burgueses al gobierno, sin que nada haya cambiado. ¿Será otra cosa, en Cuba, Venezuela o Bolivia?

3. Las historias y experiencias leídas, contadas o vividas para eso sirven: para conocer los sucedidos en México y el mundo y usarlos en acciones concretas; no para hacer homenajes o ridículos aniversarios, porque si estos cambios no sirvieran a los sectores mayoritarios de la población y sólo fueran para que todo siga igual, entonces habría que dedicarse mejor a otras cosas. ¿Luchar, ser reprimido, encarcelado, asesinado, para que un mundo de oportunistas políticos se apropie del poder, cobren gigantescos salarios y nada importante hagan en beneficio de quienes producen directamente la riqueza? En realidad cualquier cambio de funcionarios sirve para un carajo, para nada, sino no se va a la raíz, es decir, sino se realizan cambios radicales, de fondo. ¿Cómo garantizar que Cuba, Venezuela, Bolivia –ahora gobernados por sectores de izquierda y prosocialistas- no regresen al abierto sistema de explotación capitalista en sus siguientes gobiernos como pasó en la URSS y en el mal llamado “bloque socialista”?

4. Todos los presidentes –podría decirse del mundo- imponen a sus más incondicionales en las secretarías de Estado. Esto varía cuando hay partidos coaligados o partidos de oposición con acuerdos para dividirse los cargos en el gobierno. Sin embargo, aún así, todos los funcionarios tienen que obedecer una línea de gobierno. Es una bobada pensar que van a violar sus estatutos para servir los intereses del pueblo. En México aunque el señor Bloke (perdón, tengo dificultad para escribir en inglés) sea muy ignorante, el perro Lozano muy hábil o los jueces de la SCJN sean inteligentes, todos ellos trabajan con la línea presidencial y a los funcionarios sólo les toca justificarla. ¿Algún tontito podrá pensar que mi querido amigo michoacana Eugenio Rodríguez – valioso luchador social en el magisterio de la CNTE durante más de 25 años- fue encarcelado por hacer un hoyo a la puerta de la SEP junto con 3 mil manifestantes?

5. El sistema capitalista mundial ha demostrado durante siglos ser muy coherente en sus principios de explotación y dominación, sino fuera así hace muchísimo tiempo que se hubiera derrumbado. Podrán caer dos, tres, diez funcionarios, el mismo presidente de la República, pero el sistema de explotación y la estructura de control seguirán firmes. Puede ser gobernado por militares, derechistas, centristas, socialdemócratas –como hay mil ejemplos- pero nada podrá cambiar de raíz. Las revoluciones armadas de Rusia, China, Cuba o Nicaragua, parecen haber removido a la sociedad pero no lograron cambiarla desde la raíz. El poderoso capitalismo, encabezado por los EEUU, valiéndose de la explotación, el saqueo, las guerras, la mediatización y el control, ha logrado prolongar su vida durante siglos. Por eso no es un cambio de funcionarios por el que debemos luchar sino por “poner de pie todo lo que está de cabeza. ¿Cómo está eso de que un pinche puñado de ricos domina a la mayoría miserable?

6. Debemos estar muy atentos en lo que suceda y sucede en Venezuela y Bolivia, en medio de este violento e injusto mundo capitalista. Hemos visto revoluciones desde el movimiento de masas como la rusa y la china y revoluciones desde movimientos guerrilleros como la cubana y nicaragüense destrozadas o frenadas por el imperio. También conocimos experiencias electorales socialdemócratas como la de Allende en Chile destruida a sangre y fuego. Hace 50 años (cinco décadas) viví ilusionado pensando que después del triunfo de la revolución cubana, con la existencia de un “bloque socialista” de 15 países, en 20 años habrían por lo menos otros 20 países; pero llegamos al año 2010 y el capitalismo se barrió a los 15, los sometió y sólo quedan Cuba, Venezuela y Bolivia batiéndose. Me pregunto: ¿Qué pasará en los próximos 50 años? ¿Podrá desaparecer el trabajo asalariado, la explotación, la plusvalía y la acumulación de capital en beneficio de unos cuantos?

7. Que hay que seguir luchando por la transformación profunda y radical del mundo, no me cabe la menor duda; porque además hay quienes no aprendimos a hacer otra cosa y nos causa alegría. Pero no hay que seguir repitiendo bobadas en el sentido que “lo importante es hacer cualquier cosa” para justificar la existencia. Acepto que todos tienen que defender su trabajo, a su familia y a la sociedad, pero también hay saber que la simple lucha defensiva nos condena a seguir sufriendo la opresión. Necesitamos analizar cómo pasar de la simple defensiva a la ofensiva para acabar con el sistema que durante siglos nos ha oprimido. Los funcionarios del gobierno –sean de cualquier origen- son escogidos para servir al sistema de opresión. Si esto no es claro, seguiremos cayendo en la ideología de la clase dominante. ¿O acaso será que somos muy ilusos pidiendo “peras al olmo” en un mundo que como sistema capitalista todavía le quedan varios siglos más de vida?

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