Le tundieron como pocas veces. Todos, en fila. Pero no sólo eso, los priistas aprovecharon además el momento para tratar de apergollar a Felipe Calderón.
Diálogo, sí –respondieron al llamado al diálogo del Presidente de la República–, pero… Y en ese pero no sólo incluían un cambio de estrategia en el combate al narcotráfico (hecho que se demanda a gritos) junto con un mea culpa ante sus errores, sino “que gobierne para todos y en todo momento” y evite “la crispación política”.
Estos últimos apuntes del diputado Francisco Rojas, que podría sonar sensatos a primera vista, tienen sus asegunes. ¿Se refería el priista a las mal habidas denuncias contra sus gobernadores?, ¿a los amagues de utilizar las instancias judiciales contra sus candidatos?, ¿a la intromisión de Calderón en los procesos electorales?
Si así fuera, están en todo su derecho a demandarlo.
Pero tras las palabras del PRI asomaban también otras posibilidades. La principal: que su condicionamiento para sentarse a dialogar y compartir la responsabilidad en el cambio de ruta en la guerra contra el narcotráfico implicaba, sobre todo, no más alianzas del PAN con el PRD, la vía libre hacia el 2012.
Y no es de extrañar su posición. Ni tampoco que sea precisamente en este momento cuando abran sus cartas. Saben, y así lo dijeron en su posicionamiento en la Comisión Permanente del Congreso, que los acontecimientos indican claramente que “caminamos hacia el abismo”, que el Presidente está derrotado y clama ayuda.
El discurso del PRI parecía decir: sí, te vamos a ayudar a terminar tu sexenio, a procurar que el país no se te desmorone por completo en las manos, pero nos entregas el poder.
¿Qué tanto dijo el coordinador de los diputados del PRI a la hora del posicionamiento de su partido con motivo del asesinato de su candidato a gobernador por Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú? Van algunas de sus frases:
-El primer supuesto es asumir que se gobierne para todos y en todo momento, no ocasionalmente y según convenga.
-Entendemos (el llamado al diálogo) como un acto de autocrítica del Primer Mandatario, el reconocimiento de que la estrategia que se emprendió hace cuatro años, incluso con los cambios y ajustes de su propuesta, ha fracasado y se requiere una nueva ruta.
-Debe haber un responsable ejercicio de rendición de cuentas. Sólo si aprende de los errores cometidos, de las estrategias fallidas y de las soluciones mal planteadas, podremos encontrar respuestas que en este momento requiere el país. No se puede ser ciego ante la evidencia de sus propios errores.
-Es preciso denunciar y evitar el clima de crispación y de polarización que por desgracia permanece en el país.
-Necesitamos construir el diálogo sobre verdades sólidas y acciones conjuntas que hablen por sí mismas.
-Le decimos al Presidente que la comprensión que pide sólo puede estar fundada en los resultados de sus acciones públicas. Pero los resultados que debieran alimentar la confianza que el Presidente pide a los mexicanos no están a la vista, no existen.
-A la polarización económica y social, no es posible ni deseable que se sume la polarización política.
Tal fue la posición del PRI en la sesión de la Comisión Permanente, ante unos panistas cabizbajos que nunca rechazaron el sin fin de cuestionamientos que lanzaron todos los partidos opositores y sólo insistieron en el llamado a la unidad de Calderón.
¡Increíble!, porque la vapuleada al Presidente fue terrible:
-¡Que renuncie el Presidente!, llamemos a elecciones en 2011-, pidió el Partido del Trabajo en voz de Oscar González Yáñez tras preguntar quién sigue en ser ejecutado: ¿Un secretario de Estado, un Presidente, un candidato a la Presidencia de la República?
-¿Quién olvida el ‘aquí estamos, los estamos esperando’, o aquello de la ‘ridícula minoría’?-, interrogó el del Verde Ecologista, Pablo Escudero.
-El gobierno actual no pudo…, y no puede solo enfrentar este reto; en los próximos meses se le puede desmoronar el país en las manos-, advirtió el perredista Carlos Navarrete para tratar de convencer a las otras fuerzas políticas a apoyar a Felipe Calderón.
El grito de ‘¡ayúdenme!’ del Presidente de la República era escuchado, sin duda, pero primero es el ajuste de cuentas…, y el cobro por adelantado para salvarlo. A él y al país.
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