Calambre para Navarrete

Martha Anaya / Crónica de Política

Apareció publicado en la Gaceta, el órgano del Congreso que da cuenta de los temas a tratar en la sesión. Era un punto de acuerdo que sería sometido a la Asamblea por el grupo parlamentario del PRI “relacionado con la actuación de la Presidencia de la Mesa Directiva de la Comisión Permanente”.

Es decir, sobre el comportamiento del perredista Carlos Navarrete.

El texto, tras mencionar en la exposición de motivos la pluralidad que hoy se vive en el Congreso y la rotación de los cargos en las Mesas Directivas que ha abierto incluso paso a la tercera fuerza (el PRD), advierte precisamente que “atendiendo a dicha pluralidad la Presidencia de la Cámara no se puede ejercer en representación de una de las partes”

Citan los artículos de la Ley Orgánica sobre los que se finca la imparcialidad con que debe actuar quien ostente el cargo de Presidente de la Mesa Directiva, y de ahí se arrancan contra los priistas contra Navarrete:

“Es de extrañar –indican– la conducción del Presidente de la actual Mesa Directiva de la Comisión Permanente, que claramente violenta las disposiciones legales señaladas. Su desempeño, frecuentemente incurre en la unilateralidad, muchas veces con tintes partidistas y otras, contraria al sentir de todos los senadores y diputados que la integramos. Ello se ha presentado como una constante en semanas recientes, por varios casos, como los que me permito referir a continuación:
1. El día 27 del presente, en una conferencia de prensa, sin mediar un punto de acuerdo o un dictamen, juzgó, recriminó y condenó al gobernador de Durango por los recientes hechos en el CERESO estatal, que ya han sido atendidos por el Ejecutivo del estado.

2. Otro caso lo constituye el anunciar, sin acuerdo ni consulta con los grupos parlamentarios, que la reforma política está asegurada para el próximo periodo de sesiones, lo que parece claramente destinado a agradar al Ejecutivo Federal y al nuevo titular de Gobernación, extralimitándose a todas luces, en sus declaraciones.

3. Un tercer caso, muy frecuente, es su desempeño al dar seguimiento a las comparecencias, ya que, a pesar de los dictámenes que votamos, acuerda que los funcionarios determinen los plazos, como ocurre con el caso del Secretario de Comunicaciones y Transportes, que se ha anunciado que ocurrirá hasta el próximo mes.
“Esta fiebre declaratoria y el protagonismo que ejerce –agrega–, parece estimulada con el activismo que el país vive desde el pasado domingo, pero nada tiene que ver con la necesidad de los acuerdos, el diálogo y el respeto que debe dársele a una encomienda tan delicada como es dirigir la mesa Directiva de un órgano representativo.

“Por todas estas consideraciones, mi Grupo Parlamentario considera que debe hacerse un extrañamiento a esta conducta y un exhorto a recobrar la imparcialidad y la objetividad que exige este elevado cargo para el que fue electo no por una, sino por todas las fuerzas políticas aquí representadas”.

El punto de acuerdo proponía: “que el Pleno de la Comisión Permanente, haga un severo extrañamiento al Presidente de la Mesa Directiva, Senador Carlos Navarrete Ruíz, a efecto de que cumpla cabalmente sus funciones, respetando el interés de todos los integrantes de este órgano colegiado.”

Tal era el texto que aparecía en la Gaceta. La noticia corrió rápidamente. La sesión, incluso, aún no iniciaba. Los coordinadores estaban reunidos.

Al poco rato apareció Navarrete ante los periodistas. Minimizó el hecho y alegó: “Todos los políticos somos protagónicos, si no, no fuéramos políticos, seríamos investigadores de laboratorio para estar siempre encerrados… todos.

Dijo que todos los legisladores tienen libertad para expresar sus puntos de vista y que él como Presidente del Senado y como Presidente de la Comisión Permanente, “he velado y seguiré velando por la absoluta libertad de todos los legisladores de opinar lo que crean, de acuerdo a su conciencia y a sus puntos de vista”.

Y luego deslizó: “Estén atentos a si el punto se mantiene para subirse a Tribuna o no…”

Efectivamente, a la hora de la hora, el punto de acuerdo no pasó, no llegó a tribuna. Hubo un “acuerdo” tras bambalinas. El “calambre” funcionó.

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