Blake y los carros-bomba

Francisco Rodríguez / Índice Político

APENAS EL 2
de julio, hace 17 días, le refería a usted aquí la presunción de que, tras el asesinato de miembro destacado de la clase política –Rodolfo Torre Cantú, quien fuera candidato a la gubernatura de Tamaulipas–, escalaran las reacciones de la delincuencia organizada en contra de aquellos a quienes identifican como traidores a los pactos o acuerdos anteriormente signados con ellos.

Todo ello de acuerdo a un muy bien documentado correo electrónico que don Emilio Treviño, acucioso colaborador de este espacio, había hecho llegar a mi buzón electrónico.

“Para Treviño –le decía entonces–, el asesinato de políticos ya prendió la alarma de la clase en el poder, porque ya los están tocando a ellos (además, según Calderón, el 90% de muertos en su guerra provienen de combates entre los propios delincuentes; ergo, la gente de bien nada tendríamos qué temer), por lo que se augura un escalamiento en la violencia por parte de los delincuentes, quienes sentirían en este momento que los acuerdos, tratados o pactos signados con los representantes de la Administración han sido traicionados.

“En ese sentido, en el terreno del ejercicio de la violencia, quizá no estemos lejos de la aparición gradual y creciente de los ataques con carros-bomba, una tecnología de guerra que no se ha empleado de modo masivo en el país, pero quizá estaríamos en los umbrales.”

Recordaba asimismo el señor Treviño que, en lo geográfico, la experiencia más cercana en lo referente a carros bomba sucedió en Colombia, con el narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, quien a fines de los 80´s, cuando su gobierno cedió a las presiones gringas para extraditar narcos a Estados Unidos, desató una oleada de terror cuyo eje fue atacar casi indiscriminadamente en las ciudades con carros bomba. “Y digo que atacó casi indiscriminadamente, porque sus objetivos fueron los narcos enemigos, funcionarios de gobierno, cuarteles policiales, y (sobre todo), centros de esparcimiento de las clases medias y burguesas”.

Y los carros-bomba ya están aquí. En Ciudad Juárez, la tarde del último jueves, policías federales y paramédicos acudieron a atender un llamado de emergencia a una calle de esa urbe fronteriza cuando estalló el artefacto, que dejó daños en edificios cercanos. Los pocos restos del vehículo ardieron en llamas. “Eran 10 kilos de explosivos activados a distancia”, dijo un portavoz del Ejército en Ciudad Juárez, que también identificó el material empleado como C-4.

Escaló ya la violencia desatada por la inútil “guerra” de Felipe Calderón quien, al mismo tiempo, hacía nombramientos en su equipo de colaboradores que a más de uno dejaron sorprendidos. El de José Francisco Blake Mora, por ejemplo, en relevo de Fernando Gómez Mont cual ocupante del Palacete de los Covián.

Es el mismo don Emilio Treviño, quien da cuenta de la mentira como ardid que el ocupante de Los Pinos ha vuelto a emplear: “Para justificar el nombramiento, Felipe Calderón aseguró que José Blake Mora, nuevo secretario de Gobernación, logró disminuir la violencia en Baja California mientras ocupó ese cargo allá entre 2007 y 2010. Ya no parece sorprender la capacidad de engaño y mentiras tan cínicas de Felipe Calderón para justificar el nombramiento de un individuo tan gris, tan mediocre, tan oscuro, tan anodino, tan ordinario, tan menor, características todas ellas propias de Calderón que procura replicar también en sus colaboradores.

“A la mediocridad de Blake apunta el hecho de que en su pequeña trayectoria pública se haya tenido que destacar en cadena nacional televisiva, su paso por ¡¡¡una regiduría en Tijuana!!! El brinco de Blake a la secretaría de Gobernación es similar a la de un jugador llanero de cuarta, ‘caguamero’, a la selección mundialista de fútbol.”

Anexa don Emilio Treviño a este nuevo correo un cuadro con estadísticas de la violencia homicida en Baja California, en tiempos de Blake Mora, en el primer semestre de 2007, 2009 y 2010, “para demostrar las mentiras de Calderón acerca de una dizque disminución de la violencia en la entidad en tiempos del mequetrefe éste. Por el contrario, con Blake Mora, la violencia se disparó en la entidad.”

También expresa que es mentira que haya disminuido la violencia en Baja California; lo que sucede es que la violencia se disparó en otros estados como Chihuahua y, comparativamente, Baja California aparenta una baja en la inseguridad.

“Ahora estamos sufriendo las consecuencias de comprar las fabricaciones y propaganda panista sobre el México (dizque) ganador con el que Calderón engañó a tanto incauto en la campaña presidencial de 2006, cuando las mentes débiles activaron su instinto reptiliano del cerebro para creer los cuentos de hadas del peligro para México encarnado en López Obrador”, concluye don Emilio.

Índice Flamígero: Informa un experto en seguridad nacional: “Uno de los grupos delincuenciales que ya no tiene problemas es el de los Arellano Félix, pues desde el sexenio de Ernesto Zedillo llegó a un acuerdo más o menos formal con los gringos para surtir el mercado de California, Arizona y Las Vegas”.

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