AMLO tiene razón

Griselda Martínez

Andrés Manuel López Obrador (AMLO) tiene razón cuando afirma que: “en las elecciones del pasado 04 de julio, quedó demostrado que falta un verdadero cambio, no queremos esa democracia, en la cual ganó la manipulación, el engaño, el dinero; se traficó con la pobreza de la gente de un lado y de otro”.

AMLO confirma lo escrito por la ex perredista y fundadora, Rosa Albina Garavito, ex senadora del PRD, en su libro Apuntes para el camino, memorias sobre el PRD, escribe: “El PRD está muerto, desaparecido, es un cadáver político al que hay que darle cristiana sepultura.”

Andrés Manuel López Obrador ha tenido que enfrentar en los últimos años, no sólo a la mafia político-empresarial que mantiene el control sobre el país e impone candidatos a modo. Ha tenido que soportar las envestidas de las mafias internas de un PRD que desdibujado de su objetivo fundamental y sus principios, pretenden hacer creer que dirigen un partido de izquierda.

Dos son los errores. Primero, no dirigen nada, y segundo, sus dirigentes actuales en los diferentes estados y municipios no son de izquierda, (hay honrosas excepciones, desde luego no en la dirigencia estatal de Colima ni en la del municipio de Manzanillo). Ha hecho falta convicción, claridad y apego a los principios y programa del PRD, no se ha considerado el daño real que con sus acciones u omisiones provocan al PRD, todo por estar muy ocupados en la lucha intestina por los cargos internos entre las corrientes a las que se pertenece. No han sido capaces de dejar los vicios de los que se quejaban del PRI, a nivel nacional.

El corporativismo en el PRD ganó terreno, en las pasadas elecciones a dirigente nacional, estatal y en las últimas de municipales se hizo de todo. Desde el acarreo hasta la compra de votos, la entrega de despensas, playeras, coacción del voto a trabajadores identificados con el PRI, etc.

Los actuales dirigentes se olvidaron de que el PRD es un partido que fue creado para que sirviera como instrumento de la sociedad a fin de luchar a través de él y lograr la trasformación del país. Se olvidaron de que las diferencias internas podían ser de forma pero no de fondo, hoy, en el PRD se actúa como en las mafias, existe la consigna de que si dicientes de quien ostenta la dirigencia y el poder, entonces hay que eliminarte. Se acabó aquel PRD donde se pasaban horas en la discusión, el debate con sustento, el análisis, había un poco de nivel, sí, también se imponía el “mayoriteo”, pero quien “mayoriteaba”, sabía y esperaba consecuencias.

Hoy, no hay nada, sus órganos de dirección en todos los niveles no funcionan, sus secretarías “autónomas” no son más que una nata de burócratas que no resuelven nada, por que responden a los intereses de las corrientes que representan. Pegados a las ubres del PRD, se mantienen cual parásitos reproduciéndose, recreándose, sin un sólo cargo de conciencia por el daño que con sus acciones provocan a sus “enemigos internos”, ojalá así fuera, y el daño sólo fuera interno, pero no, al desaparecer al PRD le desaparecen el único vehículo más confiable que tenía la sociedad para transitar hacia la democracia, la justicia, la igualdad, la equidad, la autonomía, la institucionalidad; el único camino cierto en el que estaban fincadas las esperanzas de millones.

Hoy, el PRD no es eso. AMLO tiene razón cuando dice: “estamos considerando seriamente no reafiliarnos al PRD, hay muchas personas que ya no ven alternativas en el PRD, y por eso nos piden ya no ir ahí, lo tenemos que ver poco a poco, lo estoy analizando por que hay mucha gente que ya no quiere. La dirigencia traicionó sus bases, y por eso, para ellos mi opinión no cuenta, tampoco la del ingeniero Cárdenas, sólo la de Felipe Calderón; ¿o acaso no fue él quien palomeó las alianzas? Los dirigentes ya no tienen remedio, afectaron gravemente al partido y el cáncer lo dañó todo, y ahora algunos me dicen que rescate al PRD, pero no hay remedio con esa dirigencia”.

Así, como Andrés Manuel, se encuentra la gran mayoría de perredistas. Hoy vemos a dirigentes alejados completamente de los principios. De ese PRD que nació con una profunda vocación democrática, luchando por impulsar la soberanía nacional, y por instaurar un sistema político plural, por la construcción de un régimen en el cual no sea posible ni la corporativización de la sociedad ni el uso clientelar de las organizaciones sociales. El PRD que representa la lucha de los trabajadores y el respeto de sus derechos, que defienda a las minorías y que mantenía el anhelo inquebrantable de justicia; de ese PRD son las acciones de sus dirigentes, ya no queda nada. Mira que aliarse con el PAN y pensar que se sigue firme en los principios y en el proyecto inicial del PRD, es una vacilada. Cuando se pierde el rumbo, y se privilegian los intereses vulgares, no hay nada que hacer. La diferencia se vuelve de fondo, por que la diferencia son los principios y la línea política. La historia llamará a cuentas a Jesús Ortega, Dolores Padierna y sus seguidores. Y, para los que dicen que la ropa sucia se lava en casa, pregunto, ¿Cuál casa?

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