Alemania gana 3-2 y relega a un valiente Uruguay al cuarto lugar en Sudáfrica 2010

Daniel Merolla / AFP

PORT ELIZABETH, Sudáfrica — Alemania, con su poder de fuego ofensivo, batió la noche del sábado a la valiente Uruguay por 3-2 en el pulso por el tercer puesto del Mundial de Sudáfrica, en un emocionante partido jugado bajo la llovizna en el estadio Nelson Mandela Bay de Port Elizabeth.

El uruguayo Diego Forlán, autor del segundo gol uruguayo a los 51, y el alemán Thomas Müller, quien marcó el primero de su escuadra, a los 19, igualaron al holandés Wesley Sneijder y al español David Villa con 5 tantos en el tope de la tabla de artilleros, en la lucha por el Bota de Oro.

Uruguay quedó ubicado en el cuarto lugar de la Copa del Mundo, cuyo título disputarán el domingo en Johannesburgo España y Holanda.

"El que estuvo más efectivo en las áreas, o que menos errores cometió, fue el que ganó", dijo en rueda de prensa el DT uruguayo, 'El Maestro' Óscar Tabárez en rueda de prensa.

Hace 82 años que la Celeste no le puede ganar a Alemania, desde los Juegos Olímpicos de Ámsterdam-1928, y la escuadra germana la volvió a superar en el partido por el tercer lugar, como en México-1970 (1-0).

"Mi equipo tuvo espíritu para dar vuelta (el desarrollo) el encuentro y gran fuerza de voluntad", dijo en conferencia el seleccionador alemán, Joachim Löw.

La hegemonía del campo y la pelota que ejercían los germanos en el arranque dio sus frutos en el minuto 19, cuando Bastian Schweinsteiger, timonel alemán, remató al arco de media distancia y esta vez el imprevisible Jabulani le jugó una mala pasada al arquero Fernando Muslera, cuyo rechace quedó en el área.

Como los buenos goleadores de raza, como una fiera acechando a su presa, estaba Thomas Müller quien mandó el balón con comodidad al fondo del arco, bajo una fina pero constante lluvia.

La conquista obró como un despertador para un encuentro que se hundía en una triste monotonía, a tal punto que los espectadores parecían entretenerse más soplando las torturantes vuvuzuleas o haciendo la ola que con las jugadas en el campo.

Pero la Celeste se lanzó a remontar y lo logró tomando por sorpresa a Alemania con un contragolpe en el que el artillero Luis Suárez mostró su falta de egoísmo al ceder el pase rápido a Edinson Cavani, quien a la carrera clavó la pelota junto a un poste, a los 28.

Alemania parecía que podía poner en marcha su dañada topadora, todavía bajo el trauma de la derrota contra España en semifinales (1-0), pero podía contar con las inspirada conducción de Schweinsteiger y las súbitas genialidades de Mesut Özil.

En sociedad con Sami Khedira y Thomas Müller, pero sin poder conectarse con Cacau para profundizar los ataques, los teutones producían las proyecciones de Jerome Boateng y Dennis Aogo por las bandas.

Pero Uruguay otra vez tuvo a Egidio Arévalo Ríos y Diego Pérez como dos leones para arrojarse a los pies y hostigar a cuanto rival apareciera con la pelota dominada, mientras que unos metros más atrás Jorge Fucile ganaba con su fortaleza física y moral todos los duelos mano a mano.
Las emociones, escasas eso sí, se registraron con un cabezazo de Arne Friedrich que rebotó en el travesaño y un avance uruguayo por el ala derecha de Diego Forlán, quien tuvo a su merced a Butt pero la pólvora se le había mojado.

Sin Miroslav Klose, lesionado, ni Philipp Lahm, con gripe, y con una defensa rearmada por Joachim Löw, Alemania era vulnerable y para terminar de consagrarse en este Mundial, Arévalo Ríos se mandó al ataque y le sirvió el gol de sobrepique y media tijera a Diego Forlán, a los 51.

Pero los germanos no iban a darse por vencidos tan fácil y en una noche para olvidar del arquero Muslera, salió a destiempo a cortar un envío aéreo de Jerome Boateng y dejó el espacio para el cabezazo limpio de Marcell Jansen, a los 56, en partido con resultado abierto para ambos bandos.

Alemania hacía agua en su defensa y otra vez tuvo el gol en sus pies Suárez, con un remate de lejos que desvió el portero Butt, quien le tapó otro disparo a quemarropa en las puertas del arco a Forlan.

Löw se jugó por la victoria en los últimos minutos al ordenar el ingreso de Stefan Kiessling en lugar de un poco eficaz Cacau, aunque el factor desequilibrante era siempre Schweinsteiger.

Presionando, en un revuelo en el área, Sami Khedira le metió un cabezazo de emboquillada al portero y marcó el gol del triunfo.

En el último minuto, Forlán estrelló un tiro libre en el travesaño, pero la Celeste recibió la ovación de sus hinchas que agitaban banderas pese a la derrota.

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