Acuse de recibo del obsequio calderonista

Álvaro Cepeda Neri

Apenas tres millones de mexicanos (siendo que ya rebasamos los 110 millones), recibieron un cuaderno, muy lujosamente impreso e ilustrado, con el nombre de: Viaje por la historia de México (Calderón, Lujambio, un tal Villalpando y la directora de CONACULTA, los cuatro que encabezan los festejos por los inicios de la Independencia y la Revolución de 1810 y 1910, respectivamente, olvidaron que el nombre constitucional del país es: Estados Unidos Mexicanos). Este folleto es de la autoría del historiador Luis González y González (de prosa, no digo que imitando, pero sí muy semejante a la del original e innovador pensador Daniel Cosío Villegas). Se quiere que esos 3 millones de potenciales lectores, devoren el trabajo, cuando materialmente es imposible hacerlo, incluso con lupa, microscopio o telescopio.

Y es que los textos se imprimieron en un fondo de tintas que no hacen contraste con las letras, de tal manera que su lectura en verdad, no solamente es difícil, sino... ¡imposible! Ojalá que para lo que resta del tiraje, cuyo total anunciado será de 25 millones (apenas suficientes para un poco menos de una cuarta parte de la población; por lo cual deduzco no los obsequiarán ni a los indígenas, trabajadores ni a muchísimos mexicanos que han quedado de antemano marginados), la impresión sea tal que promueva su lectura o al menos su rápido repaso, cuando menos a las fotos. El “obsequio” es lo que se llama hacer “caravana con sombrero ajeno”, ya que con nuestros elevados impuestos y todo el saqueo que sufrimos por parte del gobierno panista, es que Calderón ha enviado el folleto.

A las primeras páginas, aparece un texto, que le hicieron sus asesores a Calderón y que éste suscribe, donde simplemente justifica el cambio del nombre de Álbum de historia de México a Viaje por la historia de México. Es un texto calderonista infumable, enfadoso. Afortunadamente también es de muy difícil lectura por la letra blanca sobre un fondo grisáceo. Se puede (y debe) pasarse la lectura por alto. El resto, insisto, sólo se puede mirar, y con todo el esfuerzo para ver qué dice, aunque de plano desiste uno de hacerlo a las primeras líneas. Se equivocaron con las combinaciones de la tinta, y echaron al barril sin fondo nuestro dinero.

Lástima porque, en el formato de un pequeño libro con excelente impresión, como fue su original presentación, hasta lo hubiéramos coleccionado y, sobre todo, leído para llegar a la conclusión de que los conservadores, Santa Anna y los derechistas de entonces fueron, con creces, muy superiores a los panistas que en mala hora hoy se montaron en el poder. El autor de este ensayo breve y quien eligió las fotos ya murió (1925-2003), como para protestar por esta su reimpresión. Don Luis González y González, para su bien, no verá lo que hicieron con su álbum. Y mucho menos sabrá que Calderón se atrevió a endosarle una presentación inútil, cuando ya la obra tenía la del autor. Convertido en folleto, el libro, con tan tremendas fallas de diseño, se irá al “kilo” de papeles para su reciclaje.

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