Es posible, y en un futuro próximo pudiese ser probable, que Emilio Gamboa Patrón se convierta en el sucesor de Beatriz Paredes y, además, sea el presidente de su partido durante la campaña política de 2012, lo que no está mal, pues de ser el secretario auxiliar del secretario de Programación y Presupuesto, Miguel de la Madrid Hurtado, habría escalado en poco más de 30 años hasta la presidencia del PRI.
Cuando Alfonso Muñoz de Cote decidió disfrutar el cargo de secretario particular del precandidato a la presidencia, Gamboa Patrón prefirió trabajar con tesón para sustituirlo, pues cada ocasión en que el secretario de la Madrid solicitaba la presencia de Alfonso, su secretaria se veía obligada a decirle la verdad: “No está, señor; pero Emilio está aquí desde temprano”; “que pase Emilio”, concluía el secretario de Programación.
Gamboa Patrón cubre el perfil del político profesional, pues ha hecho de todo, desde cargar portafolios hasta escuchar secretos de Estado con la particularidad de olvidarlos al instante de haberlos oído. Conocimiento de qué va el quehacer político en México, lo tiene. Lo que estará por atestiguar la sociedad, es la eficacia de ese savoir faire en las condiciones, los desafíos y las exigencias del México actual, porque no es lo mismo gobernar para proteger y cuidar, que hacerlo para abrir, globalizar, vender y servir, aunque se haga con la idea de estar sirviendo a los electores, a la sociedad. El riesgo es caer en la trampa de la nostalgia, porque si el PRI recupera la presidencia de la República, de ninguna manera lo hará para repetir el milagro mexicano ni el desarrollo estabilizador, esperamos que tampoco la apertura democrática ni la administración de la abundancia, mucho menos la época de los tecnócratas; por el momento no podrá revertir las reformas a los artículos 27 y 130 constitucionales. ¿Cuál es el partido que pudiera rehacerse con el poder?
Asumió Gamboa Patrón el sábado último el liderazgo de la CNOP, o de lo que queda de ella, pues no olvidemos que en un estúpido afán renovador sin lógica ni principios, la convirtieron en un movimiento territorial que se desligó de sus afiliados y que le obligó a descuidar los intereses de esas organizaciones populares que se transformaron o desaparecieron, para recrearse en nuevos grupos, con otros requerimientos de representación política y diferentes exigencias económicas y sociales, como pueden serlo los comerciantes informales, por el momento cooptados por el perredismo.
Es temerario Gamboa Patrón y desoye los consejos dados por sus mayores en sabiduría política, pues en ambiente triunfalista aseguró que el PRI se hará con las 12 gubernaturas que se disputan este año, y en 2012 recuperará el derecho de pernocta en Los Pinos, lo que está por verse, por más entusiasmo y esperanza que despierta el regreso del priismo y los priistas a la presidencia de la República.
¿Cuál es el PRI que se apresta a hacerse con la silla del águila, después de escasos doce años de no poseerla, pero también después de graves desengaños políticos y sociales padecidos por la sociedad, sin olvidar los profundos y drásticos cambios en que está inmerso el sistema político mexicano?
¿Regresa el PRI para restituir un presidencialismo disminuido, acotado, desacreditado y, de acuerdo a la oposición, fuente de todo mal? ¿Regresa para comprometerse con el cambio, buscar que la alternancia se consolide en una transición que dé salida a un presidencialismo menguante, para crear opciones que garanticen gobernabilidad y conjuren la amenaza del Estado fallido? ¿Regresa para hacer viable la promesa del federalismo, oficiar las exequias de la Revolución y encausar las nuevas corrientes económicas y políticas, además de comprometer a los poderes fácticos en la viabilidad de la nación, lo que conlleva la preservación de la cultura y la identidad nacionales por encima de la globalización, los acuerdos internacionales y la urgente fusión de las asimetrías de todo tipo, para sumarnos al futuro del Imperio?
Gamboa Patrón ha sido secretario particular del presidente de la República, director general del IMSS, del INFONAVIT, de la Lotería Nacional y del FONATUR, secretario de Comunicaciones y Transportes y subsecretario de Comunicación Social de la Secretaría de Gobernación, además de senador, diputado federal y líder de su bancada en la legislatura anterior a la actual, por lo que es fácil que pueda aceptar, hoy, algunas de las exigencias de Karl Popper, y comprender que “una política determinada es una hipótesis que debe ser confrontada con la realidad y corregida a la luz de la experiencia. La detección de errores y los peligros a ellos inherentes mediante la discusión crítica y el examen previo es un procedimiento totalmente racional, que permite por lo general una economía de recursos, gente y tiempo mayor que la que se consigue esperando a que los defectos se descubran en la práctica… en este sentido es esencial darse cuenta de que toda acción que emprendamos puede tener consecuencias inesperadas”.
Quizá la primera consecuencia inesperada para el PRI, de rehacerse con la silla del águila, es impulsar la transición aunque conlleve la desaparición del presidencialismo, y resolver, de una vez por todas, qué ha de hacerse con Pemex. A partir de ese momento pudiéramos pensar que ha cambiado y está listo para guiar al país por nuevos senderos.
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