La Jornada
"La ciudad sigue de luto", fueron las palabras con las que el Jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, dio inicio al homenaje póstumo que el Gobierno del Distrito Federal organizó al escritor y periodista Carlos Monsiváis, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.
"La ciudad no va a ser la misma sin Carlos Monsiváis, nos formó, nos ilustró, nos criticó y a veces nos acompañó. Lo vamos a tener siempre cerca y en nuestra ciudad vivirá para siempre", agregó el jefe de Gobierno.
Posteriormente fue la secretaria de Cultura del gobierno local, Elena Cepeda, la que ocupó el micrófono. Le siguieron Beatriz Sánchez Monsiváis, prima del crítico fallecido; y Omar García, compañero de Monsiváis, quien dio lectura a un texto en el que advirtió que la historia de las causas perdidas "no es la historia de las derrotas sociales, sino la de la resistencia que alcanza, a corto o largo plazo, una que otra victoria".
En ese mismo escrito, el cronista enlistó una serie de causas y luchas sociales cuyo objetivo era alcanzar la igualdad, la justicia social y una sociedad con mayores libertades civiles.
El activismo de Monsiváis en favor de la diversidad sexual y la lucha contra el sida también fue destacado por Alejandro Brito, director del suplemento Letra S publicado por el diario La Jornada, quien recordó que el autor, con su inteligente sentido del humor, dijo que detentaba el récord de ser el activista del mayor número de causas que nunca han triunfado. Pero Carlos, recordó Brito, "no era buscador de causas, las causas lo buscaban a él".
Antes, el catedrático universitario José Luis Ibáñez, leyó algunos poemas. Elegía, de Salvador Novo; El perro de San Roque, de Ramón López Velarde, así como Nocturno y Elegía, de Emilio Gallagas, que termina con éstas palabras: "Si pregunta por mí, dile que habito en la hoja del acanto y en la acacia. O dile, si prefieres, que me he muerto. Dale el suspiro mío, mi pañuelo; mi fantasma en la nave del espejo. Tal vez me llore en el laurel o busque mi recuerdo en la forma de una estrella".
En su turno el periodista Jesús Ramírez Cuevas expresó que además de la pérdida del amigo, del intelectual, del amante del cine, la muerte de Carlos Monsiváis representa la pérdida de un ciudadano comprometido con causas libertarias. Por ello, señaló, no aceptó favores de los hombres en el poder, no aceptó la intolerancia ni la injusticia, la violencia o el odio como relación social.
Destacó que nunca consideró o aceptó la idea de que en este país la congruencia moral y ética fuera sinónimo de fracaso o derrota personal: si perdemos la capacidad de indignación, perdemos todo, sostenía.
El impulso de Carlos para la lucha social, mencionó Jesús Ramírez, era la indignación moral y la sensibilidad de dolor ajeno, y, haciendo gala de su ingenio, agregó, usó el humor como la mejor arma de su crítica implacable.
La urna con las cenizas de Monsiváis permaneció en el centro del escenario de dicho recinto -ubicado en la calle de Donceles, en el Centro Histórico.
Inicialmente se había manejado la información que las cenizas serían llevadas inmediatamente después al Museo del Estanquillo donde, al parecer, la familia del pensador ha decidido que reposen; sin embargo, Sergio Ortiz, director del mencionado museo, aclaró que será en una fecha posterior cuando, en una ceremonia, se haga el depósito de las mismas.
En el homenaje también participaron la antropóloga Marta Lamas, el caricaturista Rafael Barajas El Fisgón, quien rescató una propuesta en algún otro momento ya manejado; la de renombrar la calle San Simón, donde se encuentra la casa que habitó el periodista, en la colonia Portales; como Monsiváis.
Asimismo, el flautista Horacio Franco, la cantante Eugenia León, Jesusa Rodríguez -caracterizada como un personaje de La Familia Burrón-, Liliana Felipe y Susana Harp.
El evento lo cerró la escritora Elena Poniatowska, quien de nueva cuenta, como lo hiciera en Bellas Artes ayer domingo, dio lectura al texto "¿Qué vamos a hacer sin ti, Monsi?"
Las autoridades capitalinas dispusieron afuera del Teatro algunas pantallas para que los transeúntes pudieran ver la ceremonia
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