Martha Anaya / Crónica de Política
Rubén David Aguilar Santibáñez –ahijado del Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Guillermo Ortiz Mayagoitia, y actual presidente del 4° Tribunal Colegiado del Décimo Quinto Circuito en Mexicali, Baja California–, será acusado en las próximas horas (si no es que ya ocurrió en estos momentos) ante la Procuraduría General de la República de haber incurrido en prevaricato.
(Delito que si bien no existe con tal denominación en las leyes mexicanas, sí está tipificado con otras palabras en el Código Penal Federal cuando, como se afirma en este caso, los jueces dictan sentencia contraria a la Ley expresa o fundamentan éstas en hechos o resoluciones falsos.)
Rodulfo Figueroa Aramoni –ex embajador de México en Colombia, ex cónsul de México en Montreal, San Francisco, Houston y San Diego, ex director del Programa de las Comunidades Mexicanas en el Extranjero; y actual representante de la empresa Rebecar S.A. de C.V.–, es quien interpuso la denuncia contra Aguilar Santibáñez y sus compañeros magistrados José Encarnación Aguilar Moya y Faustino Cervantes León.
El origen del problema, según indica el diplomático, está en que el representante de Rebecar se negó a entregarle al magistrado Aguilar Santibáñez el dinero que les solicitó para fallar en su favor en un caso en el que estaba a discusión si había existido o no prórroga de un contrato de arrendamiento con Canyon Furniture de México S de R. L. De C. V.
Más allá de los puntos técnicos del caso y de a cuál de las empresas asista la razón, interesante es lo que apunta el embajador Rodulfo Figueroa a propósito de la manera como se lleva el litigio en el que se encuentra envuelto, ya que evidencia de nueva cuenta la manera como se aplica la “justicia” en nuestro país y más aún, tratándose de Rubén David Aguilar Santibáñez, ahijado del Presidente de la Suprema Corte, y cuyo padrastro es por añadidura compadre de Ortiz Mayagoitia y magistrado en otro tribunal colegiado del mismo Décimo Quinto Circuito en Mexicali.
El caso es que –según narra Rodulfo Figueroa– el Tribunal a cargo de Aguilar Santibáñez “emitió dos sentencias con argumentos contradictorios”. Una vez a favor de Rebecar y otra a favor de Canyon Furniture, “en ambos casos sobre la misma litis, sin que el expediente hubiera tenido modificaciones y contradicciones a sí mismo”.
Antes esa situación, Rebecar solicitó al tribunal encabezado por el ahijado de Ortiz Mayagoitia que se abstuviera de conocer la nueva solicitud de amparo por considerar que los magistrados estaban impedidos para ello dadas las contradicciones en que habían caído.
Incluso intervino personal de la Judicatura Federal para solicitarles personalmente que dejaran el caso en manos de otro tribunal. Pero los magistrados del 4° Tribunal Colegiado se negaron a excusarse de ver el caso.
¿Por qué no se excusaron?
“Porque entre ellos se apoyan y hacen de la justicia lo que les viene en gana”, concluye ante tales hechos Rodulfo Figueroa. Y por lo que toca a Rubén David Aguilar Santibáñez, añade: “Su vínculo personal con Ortiz Mayagoitia le hace sentir impune”.
Así vivimos la procuración de justicia.
Rubén David Aguilar Santibáñez –ahijado del Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Guillermo Ortiz Mayagoitia, y actual presidente del 4° Tribunal Colegiado del Décimo Quinto Circuito en Mexicali, Baja California–, será acusado en las próximas horas (si no es que ya ocurrió en estos momentos) ante la Procuraduría General de la República de haber incurrido en prevaricato.
(Delito que si bien no existe con tal denominación en las leyes mexicanas, sí está tipificado con otras palabras en el Código Penal Federal cuando, como se afirma en este caso, los jueces dictan sentencia contraria a la Ley expresa o fundamentan éstas en hechos o resoluciones falsos.)
Rodulfo Figueroa Aramoni –ex embajador de México en Colombia, ex cónsul de México en Montreal, San Francisco, Houston y San Diego, ex director del Programa de las Comunidades Mexicanas en el Extranjero; y actual representante de la empresa Rebecar S.A. de C.V.–, es quien interpuso la denuncia contra Aguilar Santibáñez y sus compañeros magistrados José Encarnación Aguilar Moya y Faustino Cervantes León.
El origen del problema, según indica el diplomático, está en que el representante de Rebecar se negó a entregarle al magistrado Aguilar Santibáñez el dinero que les solicitó para fallar en su favor en un caso en el que estaba a discusión si había existido o no prórroga de un contrato de arrendamiento con Canyon Furniture de México S de R. L. De C. V.
Más allá de los puntos técnicos del caso y de a cuál de las empresas asista la razón, interesante es lo que apunta el embajador Rodulfo Figueroa a propósito de la manera como se lleva el litigio en el que se encuentra envuelto, ya que evidencia de nueva cuenta la manera como se aplica la “justicia” en nuestro país y más aún, tratándose de Rubén David Aguilar Santibáñez, ahijado del Presidente de la Suprema Corte, y cuyo padrastro es por añadidura compadre de Ortiz Mayagoitia y magistrado en otro tribunal colegiado del mismo Décimo Quinto Circuito en Mexicali.
El caso es que –según narra Rodulfo Figueroa– el Tribunal a cargo de Aguilar Santibáñez “emitió dos sentencias con argumentos contradictorios”. Una vez a favor de Rebecar y otra a favor de Canyon Furniture, “en ambos casos sobre la misma litis, sin que el expediente hubiera tenido modificaciones y contradicciones a sí mismo”.
Antes esa situación, Rebecar solicitó al tribunal encabezado por el ahijado de Ortiz Mayagoitia que se abstuviera de conocer la nueva solicitud de amparo por considerar que los magistrados estaban impedidos para ello dadas las contradicciones en que habían caído.
Incluso intervino personal de la Judicatura Federal para solicitarles personalmente que dejaran el caso en manos de otro tribunal. Pero los magistrados del 4° Tribunal Colegiado se negaron a excusarse de ver el caso.
¿Por qué no se excusaron?
“Porque entre ellos se apoyan y hacen de la justicia lo que les viene en gana”, concluye ante tales hechos Rodulfo Figueroa. Y por lo que toca a Rubén David Aguilar Santibáñez, añade: “Su vínculo personal con Ortiz Mayagoitia le hace sentir impune”.
Así vivimos la procuración de justicia.
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