AFP
México se despedirá este domingo del fallecido cronista Carlos Monsiváis, considerado el intelectual más popular del país, en un homenaje que se celebrará en el Palacio de Bellas Artes.
El féretro del ensayista fue recibido en el palacio por el ministro de Educación, Alonso Lujambio (PAN, conservador), y el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador (PRD, izquierda), entre otros, y se espera que posteriormente sus restos sean incinerados.
Pocas horas después de que Monsiváis muriera a los 72 años por una fibrosis pulmonar, ya miles de personas se acercaron en la noche lluviosa del sábado hasta el Museo de la Ciudad de México para velar a quien se tiene por el gran cronista de la capital y del país de las últimas décadas.
El pesar por la pérdida de una de las voces más críticas y eruditas de México congregó el sábado a familiares y amigos, ciudadanos de a pie, figuras de la cultura y también logró unir por una vez a miembros destacados de los irreconciliables PAN y PRD.
El alcalde capitalino, Marcelo Ebrard (PRD), y Lujambio formaron parte de las guardias de honor que se formaron junto a la capilla ardiente mientras que el presidente Felipe Calderón (PAN) expresó en un comunicado su "profundo pesar" por el fallecimiento.
En el homenaje sonaron desde el himno nacional hasta cantos cristianos pasando por mariachis. Pero lo que más se escuchó fueron aplausos de agradecimiento por más de 50 años de ser la "conciencia crítica" de México, como lo definió el sábado su amigo y actual premio Cervantes, José Emilio Pacheco.
La voz y la pluma ingeniosa y mordaz de Monsiváis eran habituales en los principales medios de comunicación del país. En la misma prensa que ahora acoge el pesar de los mexicanos por perder a uno de sus intelectuales más comprometidos en un momento difícil, con el país abocado a una cruenta batalla contra el narcotráfico.
"Monsi (como también se le conocía) era de una especie de la que ya no hay. Este país necesita gente como él y menos ''intelectuales'' sobrados, pretenciosos, elitistas y decimonónicos como los que abundan", escribió ''Marichuy'' en un foro electrónico del diario Reforma.
Mientras que el director y guionista mexicano Guillermo Arriaga (''Amores perros'', ''Babel'') le pidió un último favor desde su Twitter: "oye, Monsiváis, ya que estás allá habla con los 23.000 muertos de la guerra del narco y haz una crónica".
Los medios mexicanos dedicaron amplias coberturas este domingo a desgranar la vasta obra de Monsiváis, que incluye numerosos ensayos, artículos, reportajes, críticas artísticas y está formada por más de 50 títulos, entre ellos las crónicas del movimiento estudiantil del 68 ''Días de guardar'' (1970), ''Escenas de pudor y liviandad'' (1988) o ''Aires de familia'' (2000).
Monsiváis era "un nuevo género literario" en sí mismo, según lo calificó un día el Nobel de Literatura mexicano Octavio Paz.
Reforma también recuerda cómo Monsiváis argumentó su gran vocación en una entrevista concedida en 1977: "Si me he apasionado tanto por la crónica es porque me gusta ver a los demás y observarlos. Nunca he sentido como irreconciliable esa distancia entre lo que sería la cultura popular y la alta cultura".
El diario La Jornada aseguró que su pérdida y la del Nobel portugués José Saramago un día antes "son dos golpes terribles para la izquierda en México y en el mundo".
Pero también se rememoró la singularidad de la vida personal de Monsiváis, quien explicaba que siempre vivió en un barrio popular de la capital con una docena de gatos, y quien de joven tuvo breves apariciones en algunos filmes como ''Los caimanes'' (1967).
Su figura siempre estará asociada al sentido del humor que prodigaba en sus declaraciones. Como cuando en 1997 le preguntaron de forma solemne si el México de la segunda mitad de este siglo era impensable sin él.
"Yo he llegado a una conclusión: yo sería impensable sin mí", respondió.
México se despedirá este domingo del fallecido cronista Carlos Monsiváis, considerado el intelectual más popular del país, en un homenaje que se celebrará en el Palacio de Bellas Artes.
El féretro del ensayista fue recibido en el palacio por el ministro de Educación, Alonso Lujambio (PAN, conservador), y el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador (PRD, izquierda), entre otros, y se espera que posteriormente sus restos sean incinerados.
Pocas horas después de que Monsiváis muriera a los 72 años por una fibrosis pulmonar, ya miles de personas se acercaron en la noche lluviosa del sábado hasta el Museo de la Ciudad de México para velar a quien se tiene por el gran cronista de la capital y del país de las últimas décadas.
El pesar por la pérdida de una de las voces más críticas y eruditas de México congregó el sábado a familiares y amigos, ciudadanos de a pie, figuras de la cultura y también logró unir por una vez a miembros destacados de los irreconciliables PAN y PRD.
El alcalde capitalino, Marcelo Ebrard (PRD), y Lujambio formaron parte de las guardias de honor que se formaron junto a la capilla ardiente mientras que el presidente Felipe Calderón (PAN) expresó en un comunicado su "profundo pesar" por el fallecimiento.
En el homenaje sonaron desde el himno nacional hasta cantos cristianos pasando por mariachis. Pero lo que más se escuchó fueron aplausos de agradecimiento por más de 50 años de ser la "conciencia crítica" de México, como lo definió el sábado su amigo y actual premio Cervantes, José Emilio Pacheco.
La voz y la pluma ingeniosa y mordaz de Monsiváis eran habituales en los principales medios de comunicación del país. En la misma prensa que ahora acoge el pesar de los mexicanos por perder a uno de sus intelectuales más comprometidos en un momento difícil, con el país abocado a una cruenta batalla contra el narcotráfico.
"Monsi (como también se le conocía) era de una especie de la que ya no hay. Este país necesita gente como él y menos ''intelectuales'' sobrados, pretenciosos, elitistas y decimonónicos como los que abundan", escribió ''Marichuy'' en un foro electrónico del diario Reforma.
Mientras que el director y guionista mexicano Guillermo Arriaga (''Amores perros'', ''Babel'') le pidió un último favor desde su Twitter: "oye, Monsiváis, ya que estás allá habla con los 23.000 muertos de la guerra del narco y haz una crónica".
Los medios mexicanos dedicaron amplias coberturas este domingo a desgranar la vasta obra de Monsiváis, que incluye numerosos ensayos, artículos, reportajes, críticas artísticas y está formada por más de 50 títulos, entre ellos las crónicas del movimiento estudiantil del 68 ''Días de guardar'' (1970), ''Escenas de pudor y liviandad'' (1988) o ''Aires de familia'' (2000).
Monsiváis era "un nuevo género literario" en sí mismo, según lo calificó un día el Nobel de Literatura mexicano Octavio Paz.
Reforma también recuerda cómo Monsiváis argumentó su gran vocación en una entrevista concedida en 1977: "Si me he apasionado tanto por la crónica es porque me gusta ver a los demás y observarlos. Nunca he sentido como irreconciliable esa distancia entre lo que sería la cultura popular y la alta cultura".
El diario La Jornada aseguró que su pérdida y la del Nobel portugués José Saramago un día antes "son dos golpes terribles para la izquierda en México y en el mundo".
Pero también se rememoró la singularidad de la vida personal de Monsiváis, quien explicaba que siempre vivió en un barrio popular de la capital con una docena de gatos, y quien de joven tuvo breves apariciones en algunos filmes como ''Los caimanes'' (1967).
Su figura siempre estará asociada al sentido del humor que prodigaba en sus declaraciones. Como cuando en 1997 le preguntaron de forma solemne si el México de la segunda mitad de este siglo era impensable sin él.
"Yo he llegado a una conclusión: yo sería impensable sin mí", respondió.
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