Luego de 3 semanas, sólo se ha recuperado el chip de jefeDiego

Gustavo García / La Jornada

Se presume que los teléfonos de El Jefe estuvieron intervenidos


De acuerdo con las investigaciones que han realizado autoridades federales, Diego Fernández de Cevallos habría sido sometido por un grupo de al menos cuatro personas tras estacionar su camioneta en el rancho La Cabaña el 14 de mayo en el estado de Querétaro. Para contener la respuesta física de la víctima, sus captores lo estrellaron contra la pared del inmueble y luego lo obligaron a revelar la zona de su cuerpo donde llevaba un chip de localización que le fue colocado cuando se desempeñó como presidente del Senado, de 2004 a 2005.

Luego, con las tijeras que el panista usaba para arreglarse la barba, el dispositivo le fue extraído por sus plagiarios, lo que le generó la pérdida de unos 300 mililitros de sangre, menos de 5 por ciento del total de hemoglobina que posee una persona, o poco más de la mitad de lo que se extrae a un donante.

Fuentes gubernamentales revelaron que el chip de localización que portaba Fernández de Cevallos fue encontrado en territorio queretano mediante rastreos desde aeronaves del Ejército Mexicano.

Los funcionarios entrevistados señalaron que hasta el momento las investigaciones que realiza la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal no han obtenido resultados para identificar al grupo que privó de la libertad a Fernández Cevallos y posteriormente difundió en Internet una fotografía de la víctima en la que aparece con los ojos vendados y huellas de golpes en la cara.

El 14 de mayo al filo de las 23:30 horas presuntamente se habría cometido el plagio del ex candidato panista a la Presidencia de la República. Ese día Fernández de Cevallos partió de la ciudad de México con rumbo a Querétaro cerca de las 17 horas, y en la capital de esa entidad se reunió con varios de sus amigos (que no son identificados oficialmente) hasta cerca de las 22:45 horas. Luego enfiló hacia su rancho, que se localiza en el municipio Pedro Escobedo.

Fernández de Cevallos realizó sus viajes solo, como acostumbraba. Sin escoltas. De acuerdo con las fuentes, el gobierno federal ha tratado de reconstruir lo sucedido en el rancho La Cabaña y una de las teorías más acabadas consiste en que el panista llegó hasta el tejado que sirve como cochera, ubicado a un costado de la casa principal. Cuando bajó de su unidad fue sorprendido por sus captores.

La hipótesis compartida entre círculos de inteligencia en áreas como el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, así como en los mandos de la Procuraduría General de la República y militares, y compartidas con el ex procurador Antonio Lozano Gracia, es que Diego Fernández fue cercado y, cuando trató de defenderse, sus atacantes lo sometieron, unos cortando cartucho y otros lo tomaron de los cabellos y lo azotaron contra la pared cercana a la puerta de la casa principal.

El único trabajador del rancho estaba dentro de su casa, a unos 300 metros de distancia, y por ello sólo habría escuchado la llegada de la camioneta, pero no se enteró de lo sucedido momentos después.

Planeación de meses

Los informantes refirieron que el grupo conocía no sólo los movimientos del panista, sino también todo lo relacionado con su seguridad; en círculos gubernamentales no descartan que sus captores hubieran intervenido sus teléfonos durante varios meses y que inclusive eso hubiera servido para rastrear su localización antes de privarlo de la libertad.

Luego de someterlo y quitarle el chip, Fernández de Cevallos habría sido amordazado y jaloneado o arrastrado en varios tramos antes de que fuera subido a otra camioneta. En las inmediaciones de donde ocurrió el plagio se localizaron huellas de dos vehículos distintos al del panista.

A 20 días del secuestro de Fernández de Cevallos, funcionarios federales y fuentes de información cercanas al panista señalaron que los plagiarios se han comunicado en dos ocasiones y que han exigido un monto millonario a cambio de su liberación. Supuestamente se ha entablado una negociación en la que las autoridades no participan ni vigilan.

Comentarios