Le comieron el mandado

Francisco Rodríguez / Índice Político

Tampoco se olvida…

EL SEÑOR CALDERÓN debe ser lector y alumno del pastor evangélico John C. Maxwell, quien en la mayoría de sus más de 50 libros publicados se refiere al liderazgo y a sus características. Lo mismo hace en sus prédicas que, por millares, se han transmitido en TV abierta y hoy circulan en internet.

“Un líder debe ceder para subir”, repite y repite Maxwell, en una suerte de mala parodia de aquella sentencia del sociólogo alemán Max Weber quien apuntaba que “gobernar es rectificar”.

Calderón, pues, se pinta solo en eso de ceder. Lo malo es que cede, cede, cede… y nada más no sube, sino al contrario se va para abajo.

Y esta semana ha cedido por completo el liderazgo político que se supone debió asumir inmediatamente después de haber ocupado la residencia oficial Los Pinos.

Eso de “se supone” es literal. Porque desde aquel entonces hasta ahora, Calderón ha sido incapaz de constituirse en el Jefe del Estado mexicano para, en su lugar, autoerigirse cual simple subordinado de todo tipo de poderes fácticos. Los de un importante sector del crimen organizado, para empezar.

Ha jugado con fuego, además. El uso y abuso del que fuera “cuarto sector” del PRI, las Fuerzas Armadas, lo ha desgastado a él, lo mismo que al Ejército y a la Marina Armada. Los resultados ya son palpables.

Por tal ha sido que, al margen de la alta burocracia y de los partidos políticos, los propietarios de las dos grandes cadenas privadas de televisión, Azteca y Televisa, han llenado el hueco que, cada vez más grande, formó la inacción de Calderón.

Ricardo Salinas Pliego y Emilio Azcárraga Jean convocaron a los concesionarios de la radiodifusión y a los directivos de medios impresos de prácticamente todo el territorio nacional, lo mismo que a los rectores de las dos máximas casas de estudio del país, la UNAM y el IPN, a echar a andar la Iniciativa México, cuyo propósito más visible es el de buscar la cohesión social –de suyo secularmente endeble–, transmutada por polarización a causa de los pleitos entre políticos.

Entretenido en “cascaritas” futboleras, frivolidades, fruslerías y buscando tres pies al gato con eso de su visita “de trabajo” (jejeje) a Sudáfrica, a Calderón “le comieron el mandado” la mayoría de los medios de comunicación que, a querer o no, así legitiman su poderío. De fácticos a prácticamente legítimos. Algo que el ocupante de Los Pinos no ha podido conseguir… ni con el apoyo de las Fuerzas Armadas.

La Iniciativa México, imposible no señalarlo, ha nacido en un clima adverso. La mala fama que el Teletón ha alcanzado entre los cada vez más amplios sectores críticos del país –dineros privados para que las empresas “patrocinadoras” deduzcan impuestos– no es su mejor carta de presentación. El que los convocantes hayan escogido al entrenador pro-hispano y declaradamente antimexicano Aguirre, tampoco ha sido de gran ayuda.

No obstante habrá que reconocer la principal bondad de esta Iniciativa, que tiene otras más: la de apuntalar una cohesión social basada en valores democráticos de los propios ciudadanos.

Con tal fin, la Iniciativa México explora algunas dimensiones de la cohesión social para intervenir en las cuales se requieren recursos –y los medios los poseen– y voluntad política capaces de reducir las brechas en materia de exclusión y crear un sentido de pertenencia de los individuos a la sociedad, fundado en el goce efectivo de ciudadanía y en una ética democrática.

Bienvenida la Iniciativa México, pues. Bienvenida una iniciativa como esta que, para predicar con el ejemplo, ha mostrado unidos en propósitos a los señores Salinas Pliego y Azcárraga Jean quienes compiten, pero no se enfrentan… como sí lo hacen los políticos, ¿no cree usted?

Índice Flamígero: Otro punto de vista: el del psicoanalista social José Antonio Lara Peinado: “Estrictamente, en términos clínicos, cuando se tiene una enfermedad o un desequilibrio orgánico o mental, hay tres cosas por hacer: 1.- Narcotizar el problema. 2.- Sugestionarnos para tratar de olvidar el problema. 3.- Resolverlo. La Iniciativa México busca narcotizar y sugestionar lo que realmente está pasando en el país. La buena onda y el pensamiento positivo se imponen a los mineros desalojados, a los compañeros en huelga de hambre, a los niños muertos etc… Busca llegar a la parte consciente del ser humano. Hemos de recordar que el ‘yo’ del ser humano busca no sufrir, de tal manera que estos sujetos han preparado una iniciativa destinada a fortalecer el ‘yo’ para que el pueblo sugestionado piense positivo y ante el cadáver de un niño, de un minero, de un obrero, de un electricista, lo más que diga sea ‘¡qué mala onda, güey!’. Sin embargo más allá de lo anterior, buscan confrontar y dividir a la ya de por si dividida sociedad mexicana. El discurso de los participantes es de confrontación. Al estilo de El Chapulin Colorado, gritaron ‘¡síganme los buenos¡’. Los otros, los que reclaman, los que buscan culpables y los que exigen justicia, son ahora los malos. Una sociedad sugestionada y narcotizada, puede explotar contra quien le muestre que lo que cree es una mentira, de tal manera que los buena onda y los optimistas al ver –por ejemplo– a un indígena, pudieran sentir un odio ante quien les muestra lo que verdaderamente son y lo que realmente estamos viviendo y llegar incluso a agredir a ese otro que no es como ellos. La Iniciativa México estará formando a los nuevos represores de la sociedad, y para eso han juntado a los intelectuales y comunicadores estrellas para no equivocarse. De manera descarada las televisoras se asumen ya como el nuevo gobierno de este país, mientras el gobernante en turno prepara sus maletas para gritar ‘¡gooooooooooooool!’”.

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