NO SE CONFUNDA. No es la CIA. Es la SIA: Security and Intelligence Advising. Una empresa multinacional con matriz en Israel que, en materia de intervenciones telefónicas, se contrata “exclusivamente con gobiernos” para llevar a cabo sus deleznables tareas de espionaje.
Envuelta en escándalos internacionales, lo mismo en Tucumán, Argentina, que en Londres, Gran Bretaña, la empresa sería a la Mossad israelí, lo que Kroll es a la CIA estadounidense. Uno de sus tentáculos de financiamiento privado, conformada por ex funcionarios del Ejército y las agencias de espionaje del Estado judío.
La SIA se publicita en la internet. Promueve sus servicios en su página electrónica http://www.siacorp.com/2k8/, desde la que presenta a sus espías cual recolectores de información a través de fuentes humanas y electrónicas: “El equipo de especialistas de SIA – Security and Intelligence Advising – está compuesto por profesionales del primer nivel con vasta experiencia en el sector público y privado en diferentes partes del mundo, con formación en áreas relevantes para la realización de estas delicadas tareas. Conjuntamente con nuestra experiencia empresarial y nuestro alcance global le brindamos a nuestra exclusiva cartera de clientes una clara ventaja sobre sus competidores.”
La SIA ofrece sus servicios a particulares, pero exclusivamente a gobiernos “el rastreo y monitoreo de celulares”.
En un apartado de esta página electrónica en la que presentan su gama de servicios –en formato PDF–, la SIA presume en inglés su tecnología israelí: un estuche camuflado que contiene accesorios y una laptop, cargada con el software –cypher algorithms– que permite escuchar y grabar al objetivo señalado por “los gobiernos” a los que presta sus servicios.
Se trata del equipo SCL-5020SE, un sistema de monitoreo de la plataforma GSM –la que consideran es la más extendida mundialmente–, capaz de sintonizar varios canales –esto es, varias líneas telefónicas– a un tiempo.
La SIA, le comentaba antes, tiene un negro historial. En Tucumán, en 2003, sirvió a los intereses separatistas del entonces gobernador Jorge Alperovich, justo en una provincia argentina con una nutrida población de ascendencia árabe, lo que incluso provocó una investigación a cargo del Legislativo del país austral.
De acuerdo a Manuel Freytas, de IAR Noticias, la SIA forma parte de la red multinacional de empresas que hacen sus ganancias en el mercado de “seguridad e inteligencia” que se desarrollan bajo el paraguas de la “guerra internacional contra el terrorismo” que impulsara planetariamente por el ex presidente George W. Bush, y para la cual Washington y el Congreso estadounidense han autorizado unos 30 mil millones de dólares de presupuesto desde el 11 de septiembre en adelante.
Entre la variada gama de servicios que ofrece a sus clientes la SIA se toca y se entrelaza con la red latinoamericana de espionaje montada por la Central de Inteligencia (CIA) estadounidense y el servicio de inteligencia israelí (Mossad), cuyo objetivo central –sostenido institucionalmente tanto por el gobierno de Bush como por el de Sharon– es la “guerra contraterrorista” desarrollada en el campo de la inteligencia y de las operaciones especiales.
Como escribe Heinz Dieterich Steffan, estas células operativas de la CIA-Mossad (como es el caso de la SIA) se valen del intento de ciertos gobiernos y clases políticas de privatizar determinadas funciones de soberanía del Estado, y convertir a los cientos de miles de empleados armados de esas compañías en una reserva paramilitar para funciones represivas del Estado, tal como se observa, por ejemplo, en Argentina.
Mas preocupante aun -sostiene Dieterich – es la zona gris de operadores de las guerras sucias, en la cual los servicios de inteligencia y fuerzas militares estatales, los productores, comerciantes y lobbyistas de la industria armamentista y los escuadrones de la muerte, interactúan, tal como sucedió recientemente en la venta de armamento israelí a los escuadrones de la muerte de Colombia: los paramilitares.
Tienen razón, pues, los señores Fernando Gómez Mont y César Nava Vázquez cuando niegan que el CISEN haya grabado a gobernadores priístas. Conociéndolos, sabemos que no le hubiera salido tan bien el numerito.
Todo indica, eso sí, que se trató de una de estas agencias, tipo SIA, que se contratan “exclusivamente con gobiernos”.
De cualquier forma, los contribuyentes pagamos la factura.
Índice Flamígero: No obstante, me insiste un lector estudioso del tema: los equipos que se usaron para la Bienal de Espionaje, son estadounidenses, marca Harrys. Los mismos que, a través de la Iniciativa Mérida, puso a disposición de la fallida Administración calderonista el gobierno de Estados Unidos.
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