Pedro Echeverría V.
1. Se prepara para el próximo martes 29 una gran marcha de protesta y de lucha en la ciudad de México para exigir la libertad de los presos políticos de Atenco. La marcha, como todas las que hacen los trabajadores, será justa, combativa, pacífica y legal; sin embargo –dada las experiencias represivas que ha desatado el gobierno en los últimos meses, porque la situación económica del país se ha agravado, los manifestantes tendríamos que tomar todas las precauciones necesarias para evitar que el gobierno organice por propia cuenta una provocación para luego justificar él mismo una represión. Las provocaciones nunca han sido de los marchistas porque los más aguerridos se cubran el rostro para pintar consignas en paredes y fachadas de edificios; sino de policías y soldados que lanzan gases lacrimógenos y disparan balas cuando los contingentes reclaman libre paso a su protesta.
2. ¿Puede olvidarse acaso que ya se cumplieron los primeros seis años de los graves hechos del 28 de mayo de 2004 en Guadalajara, cuando en el marco de la Cumbre América Latina, el Caribe y Unión Europea (ALCUE) se convocó a una manifestación pacífica de protesta que fue infiltrada por agentes de los cuerpos policíacos, quienes posteriormente realizaron una cacería de brujas en gran parte de la ciudad? ¿Puede silenciarse qué mientras los jóvenes fueron criminalizados por haber protestado pacíficamente han sido sometidos a tortuosos procesos jurídicos, los principales criminales políticos de aquella represión hoy gozan de importantes cargos públicos, tal como el entonces gobernador fascista Ramírez Acuña fue secretario de Gobernación, actualmente es Presidente de la Cámara de Diputados y el entonces alcalde Emilio González es hoy gobernador de Jalisco?
3. Nuestras marchas deben ser muy poderosas. El presidente ilegítimo Felipe Calderón -así como a su antecesor Vicente Fox- está de acuerdo con la intromisión de los EEUU en los asuntos internos del país; en principio apoya la participación de la potencia del norte en operativos conjuntos y acciones antidrogas que se realizan en territorio mexicano. El tráfico de drogas dentro de su país tiene sin cuidado a los yanquis, al contrario, quizá únicamente les preocupa que su mercado pueda quedar desabastecido y que pueda crearse algún problema por la falta de esta mercancía. Por eso a partir de 2006, cuando Bush y Calderón firmaron la llamada Iniciativa Mérida, se comenzó a tejer el establecimiento de un gran edificio bilateral que desde hace unos meses cuenta con varias decenas de funcionarios de los EEUU y de México cuyo papel es construir proyectos de capacitación, estrategias de intervención y registrar armamento.
4. Por los nulos resultados de la “guerra” contra las drogas –que ha costado la vida de casi 30 mil civiles mexicanos- la intervención estadounidense está en marcha aprovechando la llamada Iniciativa Mérida. Usándola como eje, los yanquis han multiplicado su personal militar y de “inteligencia”, así como la introducción de tecnología sofisticada de guerra y armamento como parte de la colaboración de los EEUU. La realidad es que los gringos no le tienen confianza a la capacidad del gobierno de Calderón, pero lo mantienen en la Presidencia porque no tienen –por ahora- algún personaje que mejor les sirva a sus intereses. De lo que no hay duda es que Calderón está desesperado porque en todo el país el descontento, las protestas y los asesinatos son imparables y no encuentra cómo pararlos o silenciarlos. Por eso se ha vuelto más peligroso en sus revires contra las protestas.
5. Los yanquis jamás han dejado de intervenir en la economía y la política mexicana. Se han valido de todo –de organismos internacionales, de la migración, de su embajada, del endeudamiento, de falsas ayudas y amenazas, etcétera- para hacer de los gobiernos mexicanos sus socios dependientes o sus títeres. Sus últimas intervenciones militares abiertas en México fueron en 1914 cuando los marines tomaron Veracruz en abril y en 1916 cuando persiguieron a Villa por asaltar Columbus aquel mes de marzo después que el gobierno de Wilson reconoció a Carranza como presidente. Pero los yanquis, en lo sucesivo, no han tenido necesidad de intervenciones militares directas en México como las de 1847-48, les ha bastado con realizar algunas señales para que los gobiernos corran presurosos para ponerse a sus pies. Pero en los últimos 20 años los agentes de los EEUU se han movido en México como si estuvieran en su casa.
6. Los yanquis jamás han dejado de intervenir en la economía y la política mexicana. Se han valido de todo –de organismos internacionales, de la migración, de su embajada, del endeudamiento, de falsas ayudas y amenazas, etcétera- para hacer de los gobiernos mexicanos sus socios dependientes o sus títeres. Sus últimas intervenciones militares abiertas en México fueron en 1914 cuando los marines tomaron Veracruz en abril y en 1916 cuando persiguieron a Villa por asaltar Columbus aquel mes de marzo después que el gobierno de Wilson reconoció a Carranza como presidente. Pero los yanquis, en lo sucesivo, no han tenido necesidad de intervenciones militares directas en México como las de 1847-48, les ha bastado con realizar algunas señales para que los gobiernos corran presurosos para ponerse a sus pies. Pero en los últimos 20 años los agentes de los EEUU se han movido en México como si estuvieran en su casa.
7. También Obama se ha comenzado a desesperar porque en el congreso yanqui han surgido protestas y rebeldías del partido Republicano que cuestiona su gobierno. Por eso, como bien se ha dicho: en el marco del ASPAN (la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte) –firmada en el sexenio de Vicente Fox Quesada y ratificada por Calderón Hinojosa– se promueve no sólo la adhesión de las Fuerzas Armadas mexicanas al Comando Norte, sino también las “operaciones conjuntas” en territorio nacional, amparadas en la Iniciativa Mérida. Como lo hemos advertido desde 2006: cada día que pasa México se parece más a Colombia de Uribe y de Santos en cuanto a la persecución militar y policíaca contra los movimientos de protesta y en lo relativo a la penetración de más agentes de la CIA, el FBI y de drogas que se reparten en la República y se concentran en la embajada y consulados. ¿Nos defenderemos?
1. Se prepara para el próximo martes 29 una gran marcha de protesta y de lucha en la ciudad de México para exigir la libertad de los presos políticos de Atenco. La marcha, como todas las que hacen los trabajadores, será justa, combativa, pacífica y legal; sin embargo –dada las experiencias represivas que ha desatado el gobierno en los últimos meses, porque la situación económica del país se ha agravado, los manifestantes tendríamos que tomar todas las precauciones necesarias para evitar que el gobierno organice por propia cuenta una provocación para luego justificar él mismo una represión. Las provocaciones nunca han sido de los marchistas porque los más aguerridos se cubran el rostro para pintar consignas en paredes y fachadas de edificios; sino de policías y soldados que lanzan gases lacrimógenos y disparan balas cuando los contingentes reclaman libre paso a su protesta.
2. ¿Puede olvidarse acaso que ya se cumplieron los primeros seis años de los graves hechos del 28 de mayo de 2004 en Guadalajara, cuando en el marco de la Cumbre América Latina, el Caribe y Unión Europea (ALCUE) se convocó a una manifestación pacífica de protesta que fue infiltrada por agentes de los cuerpos policíacos, quienes posteriormente realizaron una cacería de brujas en gran parte de la ciudad? ¿Puede silenciarse qué mientras los jóvenes fueron criminalizados por haber protestado pacíficamente han sido sometidos a tortuosos procesos jurídicos, los principales criminales políticos de aquella represión hoy gozan de importantes cargos públicos, tal como el entonces gobernador fascista Ramírez Acuña fue secretario de Gobernación, actualmente es Presidente de la Cámara de Diputados y el entonces alcalde Emilio González es hoy gobernador de Jalisco?
3. Nuestras marchas deben ser muy poderosas. El presidente ilegítimo Felipe Calderón -así como a su antecesor Vicente Fox- está de acuerdo con la intromisión de los EEUU en los asuntos internos del país; en principio apoya la participación de la potencia del norte en operativos conjuntos y acciones antidrogas que se realizan en territorio mexicano. El tráfico de drogas dentro de su país tiene sin cuidado a los yanquis, al contrario, quizá únicamente les preocupa que su mercado pueda quedar desabastecido y que pueda crearse algún problema por la falta de esta mercancía. Por eso a partir de 2006, cuando Bush y Calderón firmaron la llamada Iniciativa Mérida, se comenzó a tejer el establecimiento de un gran edificio bilateral que desde hace unos meses cuenta con varias decenas de funcionarios de los EEUU y de México cuyo papel es construir proyectos de capacitación, estrategias de intervención y registrar armamento.
4. Por los nulos resultados de la “guerra” contra las drogas –que ha costado la vida de casi 30 mil civiles mexicanos- la intervención estadounidense está en marcha aprovechando la llamada Iniciativa Mérida. Usándola como eje, los yanquis han multiplicado su personal militar y de “inteligencia”, así como la introducción de tecnología sofisticada de guerra y armamento como parte de la colaboración de los EEUU. La realidad es que los gringos no le tienen confianza a la capacidad del gobierno de Calderón, pero lo mantienen en la Presidencia porque no tienen –por ahora- algún personaje que mejor les sirva a sus intereses. De lo que no hay duda es que Calderón está desesperado porque en todo el país el descontento, las protestas y los asesinatos son imparables y no encuentra cómo pararlos o silenciarlos. Por eso se ha vuelto más peligroso en sus revires contra las protestas.
5. Los yanquis jamás han dejado de intervenir en la economía y la política mexicana. Se han valido de todo –de organismos internacionales, de la migración, de su embajada, del endeudamiento, de falsas ayudas y amenazas, etcétera- para hacer de los gobiernos mexicanos sus socios dependientes o sus títeres. Sus últimas intervenciones militares abiertas en México fueron en 1914 cuando los marines tomaron Veracruz en abril y en 1916 cuando persiguieron a Villa por asaltar Columbus aquel mes de marzo después que el gobierno de Wilson reconoció a Carranza como presidente. Pero los yanquis, en lo sucesivo, no han tenido necesidad de intervenciones militares directas en México como las de 1847-48, les ha bastado con realizar algunas señales para que los gobiernos corran presurosos para ponerse a sus pies. Pero en los últimos 20 años los agentes de los EEUU se han movido en México como si estuvieran en su casa.
6. Los yanquis jamás han dejado de intervenir en la economía y la política mexicana. Se han valido de todo –de organismos internacionales, de la migración, de su embajada, del endeudamiento, de falsas ayudas y amenazas, etcétera- para hacer de los gobiernos mexicanos sus socios dependientes o sus títeres. Sus últimas intervenciones militares abiertas en México fueron en 1914 cuando los marines tomaron Veracruz en abril y en 1916 cuando persiguieron a Villa por asaltar Columbus aquel mes de marzo después que el gobierno de Wilson reconoció a Carranza como presidente. Pero los yanquis, en lo sucesivo, no han tenido necesidad de intervenciones militares directas en México como las de 1847-48, les ha bastado con realizar algunas señales para que los gobiernos corran presurosos para ponerse a sus pies. Pero en los últimos 20 años los agentes de los EEUU se han movido en México como si estuvieran en su casa.
7. También Obama se ha comenzado a desesperar porque en el congreso yanqui han surgido protestas y rebeldías del partido Republicano que cuestiona su gobierno. Por eso, como bien se ha dicho: en el marco del ASPAN (la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte) –firmada en el sexenio de Vicente Fox Quesada y ratificada por Calderón Hinojosa– se promueve no sólo la adhesión de las Fuerzas Armadas mexicanas al Comando Norte, sino también las “operaciones conjuntas” en territorio nacional, amparadas en la Iniciativa Mérida. Como lo hemos advertido desde 2006: cada día que pasa México se parece más a Colombia de Uribe y de Santos en cuanto a la persecución militar y policíaca contra los movimientos de protesta y en lo relativo a la penetración de más agentes de la CIA, el FBI y de drogas que se reparten en la República y se concentran en la embajada y consulados. ¿Nos defenderemos?
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