HOY ESTOY EN condiciones de darle a conocer a usted la más reciente grabación de las llamadas telefónicas del gobernador Fidel Herrera Beltrán, en la que se escucha con claridad –el sonido es metálico, pero entendible– como el veracruzano da instrucciones al director técnico de la Selección Mexicana de Futbol:
FHB: “Sienta al Guille No da. ¿Me oíste? ¿Qué necesitas, Vasco?”
Pueblo bromista el nuestro, de inmediato ha lanzado guasas en torno al más reciente episodio de “guerra sucia” protagonizado por la fallida Administración calderonista, su apéndice el Partido Acción Nacional, y que tiene como blanco –ésta no es broma– al mandatario estatal de los veracruzanos. Una de esas chacotas, por ejemplo, apunta a Miguel Ángel Yunes Linares, candidato de Calderón –que no del PAN– a la gubernatura de esa entidad del Golfo, y de él se dice que también ya le interceptaron llamadas telefónicas. Cuando el interlocutor pregunta qué es lo que el todavía director general del ISSSTE dice en esas llamadas telefónicas, el bromista responde:
MAY: “Guau, guau, guau, guau…”
Lo que no es broma, en cambio, es el brete en el que el “consultor” hispano Antonio Solá, experto en campañas negras y guerra sucia, ha metido a Felipe Calderón, César Nava, Yunes, frente al gobierno estadounidense, toda vez que, en opinión de expertos, los equipos utilizados para interceptar las llamadas telefónicas de Herrera –y, se supone, de varios otros políticos más–, forman parte de los equipos que las diversas agencias dependientes de la Casa Blanca han puesto a disposición de los calderonistas a través de la llamada Iniciativa Mérida.
A ello se habría referido el mismo Andrés Manuel López Obrador quien, de visita en Veracruz para apoyar a su candidato Dante Delgado, dijera — mutatis mutandi– que las indiscutibles victorias de la delincuencia organizada por sobre las fuerzas federales se explican porque los equipos que deberían darles seguimiento se emplean para espiar a políticos.
Estamos hablando de equipos de interceptación telefónica sofisticados y que no están al alcance de cualquiera, pues se trata de aquellos con capacidad de intervenir llamadas de radio a través del sistema PTT, o push to talk, que aquí emplea Nextel.
La propia Ley de Seguridad Nacional –en el artículo 36 se expresa que dichas grabaciones carecerán de poder probatorio si son difundidas, y en el 48 que dichos registros serán reservados y su difusión no autorizada implica responsabilidad—clasifica las comunicaciones.
Para interceptar la primera categoría, teléfonos análogos, hay que adquirir escáneres cuyo costo está en el rango de los 20 mil dólares. Por tratarse de celulares que están en desuso se pueden encontrar equipos caseros desde 200 dolarucos. También sirve un aparato de TV, de aquellas en blanco y negro, cuyo control de canales tenía muchos numeritos…
Los equipos digitales, que tuvieron su auge a mediados de los 90’s, pueden ser escaneados o grabados con equipos que, en el mercado de EU, tienen un costo aproximado de 50 mil dólares. Para grabar hay que colocarse en el edificio más alto de la ciudad y direccionar al objetivo con una serie de dificultades y con muy pocas líneas de grabación. Los hay israelitas, franceses, estadounidenses, etc. Por coincidir con la época en que había poco control, estos equipos los utilizaban los narcos.
Los teléfonos de hoy son los llamados de tercera generación. Los equipos para intervenirlos y grabarlos cuestan la friolera de 850 mil dólares. Los fabrican en EU, Francia e Israel. Graban hasta 16 líneas, simultáneamente. Y exclusivamente se venden a instituciones gubernamentales.
Estos equipos, en México, sólo los tienen (legalmente) el Ejército, la Marina, la SSPF, PGR (AFI) y el CISEN, aunque también posee uno de ellos el Gobierno del Distrito Federal, donado por la comunidad israelí para los grupos antisecuestros.
Los de la Administración federal, para más señas, son de marca Harrys. Y fueron adquiridos con recursos de la Iniciativa Mérida, aportados por los contribuyentes estadounidenses.
Aquí son usados para alimentar las campañas negras y la guerra sucia, con la que Solá se solaza.
Índice Flamígero: Vencieron las empresas vendedoras de comida chatarra a la Secretaría de Salud de la fallida Administración calderoniana. Seguirán vendiendo sus nocivos productos en las escuelas. ¿Algún optimista esperaba un resultado distinto? ¿Ya se dio usted cuenta de quiénes son verdaderamente los que detentan el poder en nuestro país? Pepsico & Coca-Cola 9 – Calderón 0.
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