Buendía: el homicidio que no se olvida

Álvaro Cepeda Neri

A mediados del sexenio delamadridista, cuando se empollaba la sucesión para abortar a Salinas, en un embarazo más del priísmo, cuyo alumbramiento cavó su tumba electoral, aconteció el homicidio del periodista Manuel Buendía Tellezgirón, quien fue brújula política-periodística y consolidó el columnismo, al margen y en contra de aquéllas que eran chismografía y ataques de a tanto más cuanto, para iniciar el trabajo de información y análisis con perspectiva de los problemas y soluciones que la opinión pública reciclaba con el periodista cabal que fue Manuel Buendía. Y que, desde los pasillos del poder presidencial de entonces, mandaron eliminar, precisamente cuando estaba sacando a la luz de la prensa, lo que ha llegado a ser el dramático y sangriento narcotráfico, las ligas de los capos con los políticos y funcionarios y el lavado del dinero proveniente de ese redituable negocio.

Así hemos llegado a una distancia de 26 años de su homicidio, medio aclarado por parte de uno de sus autores intelectuales y uno de sus matones. Falta saber, de los integrantes de De la Madrid y el salinismo, quiénes más estuvieron involucrados (como los que, saben quiénes de esos dos grupos delamadridistas-salinistas tuvieron que ver con el homicidio de Colosio y no pocos andan subiéndose a la ola priísta). Buendía logró que su columna Red privada se convirtiera en arsenal de informaciones con las que tejió brillantes análisis y puso en la mira de la crítica a los protagonistas de la actuación política, con especial atención a los que se revolcaban en la corrupción y abusos del poder político.

A partir del 30 de mayo de 1984, los periodistas recuerdan a Manuel Buendía con actos en su memoria ante el monumento al republicano Francisco Zarco. Este pasado día, a un año más del cuarto de siglo de su homicidio, estuvieron quienes insisten en que no se olvide al singular periodista y, con su muerte, la de más de 200 reporteros que han sido víctimas, desde el poder municipal, estatal y federal, privándolos de sus vidas. Sólo durante estos diez años del PAN han sido 32 homicidios; diez periodistas desaparecidos, otros tantos exiliados y miles de denuncias contra Calderón, García Luna, Gómez Mont, etc., sin que ésos y otros más hayan sido siquiera investigados por los ministros públicos y la complicidad judicial de jueces, magistrados y ministros.

Buendía es el ejemplo para el análisis político sustentado, pues, en un constante ejercicio del reportero que debe ser, ante todo, el periodista, para la búsqueda de la información con el acopio de datos. Solamente uno de sus discípulos: Miguel Ángel Granados Chapa, es quien mejor y más ha logrado llevar hasta sus últimas consecuencias la veracidad del oficio que ejerció Buendía, para continuar y superar la herencia dejada por Manuel Buendía y cuyas raíces son las de Francisco Zarco: la estrella polar del periodismo que insiste en seguir navegando como contrapoder, asido al Estado de Derecho con fines republicanos y democráticos.

Comentarios