Aguirre está harto, aburrido, cansado

El fondo del meollo / Gerardo Velázquez de León

La actitud arrogante, prepotente y desganada de Javier Aguirre no es nueva en una conferencia de prensa. Pero que sea a menos de 24 horas de jugar el partido más importante en su vida como entrenador resulta poco motivante para los cientos de miles de aficionados que esperan que hoy gane la selección mexicana.

Con la mirada siempre baja, sin ver a quién le cuestiona y con muy pocas ganas se le vio a Aguirre ante los medios de comunicación del mundo. La única vez que levantó la mirada fue cuando alguien le habló en inglés y El Vasco presumió que sí aprendió este idioma y que está listo para ir a Inglaterra o adonde demonios lo contraten. Con el argumento barato y hasta corriente de que “nadie da un peso por nosotros, por nuestro futuro”, corrió la patética conferencia de prensa.

Muchas preguntas sobre su estado de ánimo y solamente contestó: “es tu interpretación”. Tal vez Aguirre quería que analistas, comentaristas, periodistas le fueran a rendir un homenaje en vez de cuestionarle su visión sobre el partido en el Soccer City. Aguirre está acabado como entrenador de la selección y da la impresión (y sí es mi interpretación) que le vale tres kilos de bananas ganar o perder con Argentina. Tiene un hartazgo evidente.

Poco valor en las palabras y actitud de Aguirre al hablar en general y nunca decir un nombre de los pesimistas, de los analistas que por lógica han dicho o hemos afirmado que Argentina es el favorito. Si tiras una piedra, no debes esconder la mano.

Su contraparte a diferencia fue contundente y claro. Al pan, pan y al vino, vino. Maradona dio nombres, apellidos y habló de futbol ante los cuestionamientos. Desde calificar a Ricardo La Volpe como un vendepatrias por su deseo que gane México, hasta cómo detener a Giovani o su gusto porque juegue Franco porque se le iría a México su arma en remate con la cabeza. Mientras Maradona está conectado en el partido, Aguirre parece que ya quiere que se acabe el Mundial.

Pero por fortuna los entrenadores no juegan al futbol, pero sí deciden quienes alinean. Insisto que si la selección sale al campo con un equipo ligero, que le pueda complicar en velocidad a Otamendi, Demichelis, Samuel y Heinze, hay posibilidades de trascender por parte de los mexicanos. Si siguen las terquedades de Carrillo avaladas por el aburrido y cabizbajo Aguirre no será un histórico día para el futbol mexicano.

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