ESPIAR ES UN DELITO en México. Eso lo saben, para empezar, todos los políticos. Sobremanera los del PAN. También Felipe Calderón quien, en 2006, aseguró que el CISEN –entonces a cargo de Vicente Fox y del fallecido Carlos María Abascal– lo espiaba.
Y pese a ello, hoy en día el espionaje es tema de escándalo porque, otra vez, proviene de un gobierno del derechista Partido Acción Nacional (PAN) que antes de llegar al poder cuestionó y criticó esta forma de hacer política.
Más grave aún es que el instrumento de inteligencia y de dispositivos de seguridad, el CISEN, no es capaz de salvaguardar con efectividad y estrategias, la seguridad de nuestras instituciones y nuestros representantes. Al contario…
Ha iniciado una suerte de “Bienal del Espionaje Telefónico”, lo que de suyo implica un riesgo y una amenaza para la seguridad y gobernabilidad del país, al mostrarse vulnerable a los intereses del poder y al alentar o no impedir la operación no autorizada de agentes de inteligencia en función de guardar la seguridad nacional, y la información confidencial y fundamental en la toma de decisiones para el país
El hecho de que cada vez más frecuentemente, en las vísperas de procesos comiciales, surjan casos de abuso de poder –el espionaje telefónico– desgasta la confianza democrática, pero en ningún momento llega a poner al tradicional sistema de partidos en aprietos.
Miguel Ángel Yunes Linares, por ejemplo, no va hoy a la cabeza en preferencias electorales, por más que la fallida Administración de Calderón haya divulgado ilegalmente grabaciones de llamadas telefónicas de los dirigentes políticos veracruzanos.
Tampoco han favorecido a Rafael Moreno Valle las grabaciones difundidas este fin de semana en las que “el gober precioso”, Mario Marín, corteja a una jovencita menor de edad, en los tiempos en que fungía como alcalde de la capital poblana.
Ni qué decir de las que se conocieron ayer lunes, donde el oaxaqueño Ulises Ruiz dialoga con el candidato Eviel Pérez. ¿Qué beneficio acarrearán al aliancista Gabino Cué?
Más que denostar a los priístas, la difusión de las grabaciones confirma la hipótesis de que, ante la carencia de activos, Felipe Calderón sólo busca acreditarse con la exhibición de los pasivos de sus contrincantes. En otras palabras, que es un político lodero… que se desenvuelve mejor en el fango en el qu se revuelca y con el que pretende arrojar a sus adversarios.
Porque, ¿qué aportan las grabaciones?
¿Desconocíamos que todos los gobernadores, incluidos los del PRD y por supuesto los del PAN, son señores feudales en sus territorios?
¿No sabíamos que al poblano Marín le gustan “las botellas de coñac” sin añejamiento?
¿Alguien daba por buena la imparcialidad de Milenio y Radio Fórmula?
En cualquier encuesta, la nota más baja la obtienen las prácticas y comportamientos de los actores políticos.
Ello, precisamente, porque en mayor o menor medida los ciudadanos conocemos de sus excesos de todo tipo.
Poco aporta, entonces, la difusión de las grabaciones de los priístas.
Lo que sí nos deja esta “Bienal”, en cambio, es la certeza de que Calderón espía a todo aquel que con su pobre espíritu democrático considera un “enemigo” y no un contrincante, adversario, crítico u opositor político.
¿O ya nadie se acuerda de cómo, a través de una empresa denominada
Consultores en Diseño de Estrategias Político Legislativas, Calderón mandó a espiar a los legisladores con quienes deberían negociar sus reformas estructurales, precisamente en 2006.
Nadie recuerda como esa compañía, dirigida por la panista Laura Ballesteros Mancilla, actuó de manera irregular. Así, por ejemplo, según el contrato 20/06 ella dio un domicilio falso, y el número telefónico proporcionado a las autoridades en realidad correspondía al de una familia de la zona sur de la Ciudad de México; además, Consultores había sido dada de alta en el Registro Público de la Propiedad apenas siete días antes de la firma del contrato y sólo 24 horas antes de entregar su proyecto de trabajo al equipo de transición calderonista.
Ya se olvidaron de que quien firmó el cheque para Consultores en Diseño de Estrategias Político Legislativas fue el actual dizque secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, en su calidad de coordinador técnico del equipo de transición, y que quien mantenía el control político y administrativo del relevo gubernamental era el finado Juan Camilo Mouriño.
Los perniciosos efectos que estos episodios tienen sobre nuestra vida política deben alertarnos ante la enorme capacidad que éstos tienen para penetrar en la esfera íntima del ciudadano.
¿A usted no lo espía Calderón?
Índice Flamígero: Ya se ha dicho, pero no está de más repetirlo. Felipe Calderón tiene dos medidas y dos varas en el asunto del espionaje telefónico. A la ex subsecretaria Purificación Carpinteyro se le acusa por revelación de secretos, luego que la PGR la acusara de divulgar una serie de llamadas telefónicas intervenidas ilegalmente a Luis Téllez con diversos funcionarios y allegados. ¿A César Nava, qué?
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