Trofeo de la maldad

Francisco Rodríguez / Índice Político

ORIUNDO DE FEROZEPUR, en la India, es altamente probable que el fiscal neoyorquino Preet Bharara jamás haya leído o siquiera escuchado la frase de Charles Maurice de Talleyrand en la que se ridiculiza la manía que muchos tienen por dramatizar o recargar los hechos.

Decía Talleyrand –y luego lo citaría Stendahl, en un ensayo sobre El Quijote de la Mancha– que “toda exageración resulta insignificante”.

Y así, carente de significado fue el alegato inicial de Bharara en contra del ex gobernador de Quintana Roo Mario Villanueva Madrid, a quien –diríamos los vernáculos– convirtió en “el perro del mal”.

No paro en mientes don Preet, quien tras crecer en Monmouth, Nueva Jersey, se naturalizó estadounidense.

En un comunicado distribuido desde la oficina del procurador del sur de Manhattan, se lee que Villanueva “convirtió al estado de Quintana Roo en un virtual narcoestado, vendiendo su infraestructura y hasta su Policía a una de las empresas mafiosas más peligrosas del mundo”…

¿Conocerá don Preet siquiera Cancún? Ya no Chetumal, mucho menos la zona maya de Carrillo Puerto, ¿siquiera un hotel de la más bonita Riviera del Caribe?

¿Se habrá percatado de que en todo Quintana Roo, desde siempre, hay gente honesta, trabajadora, con familias a las que construyen un futuro armonioso y que, por tal, no todos son criminales? Exageró el fiscal neoyorquino y, por tal, su alegato carece de significado alguno.

¿Pudo existir un “narcoestado”, cuando cada semana Ernesto Zedillo acudía hasta esos lares a bucear? ¿Lo toleró? ¿Fue cómplice? ¿Y con él las autoridades militares ahí destacadas? ¿Lo mismo que las policiacas?

Obviamente no.

Dónde sí se fue hasta la cocina el señor Bharara fue en un señalamiento que, de plano, no tiene un asidero lógico:

“Las semillas de la violenta confusión que existe en México hoy fueron sembradas hace más de una década por presuntos criminales como Mario Villanueva Madrid”.

¿O sea que al recién extraditado Villanueva le debemos los mexicanos los cientos de decapitados, las decenas de miles de muertos, los civiles asesinados…?

No Monmouth –su primer asiento en USA–, míster Bharara. No Monmouth.

En descargo del U.S. Attorney for the Southern District of New York, cual es su título oficial, habría que recurrir a otra frase hecha: “No tiene la culpa el indio –¿o el hindú?–, sino quien lo hizo compadre”.

Porque estos ofensivos señalamientos, no sólo a la población de Quintana Roo, a los de todo México e incluso a las autoridades civiles y militares de la nación entera, no se hubiesen producido si en el caso de Mario Villanueva el estado de derecho hubiese prevalecido: las acusaciones en su contra fueron desestimadas aquí por el Poder Judicial, mismo que también le otorgó una suspensión provisional a su ya consumada extradición.

Y es que la fallida Administración Calderón se pasó, otra vez, a ese Poder por el Arco ¿del Triunfo?

Su endeble situación ante el poder imperial, ha convertido al ocupante de Los Pinos en dependiente de las decisiones del gobierno asentado en la Casa Blanca, sí, pero sobre eso el michoacano saca raja electoral y conviene con los estadounidenses que la extradición se dé cerca, muy cerca, de los comicios municipales en Yucatán, en aras de que todo aquello que se diga en contra del gobernador priísta pudiera redituar a las menguadas fuerzas del blanquiazul.

Tiene razón Mario Villanueva cuando ha clamado que a él se le convirtió en “el trofeo del mal”.

Pero no del mal que le achacan. Sino de todas las fuerzas políticas e intereses económicos que se con malignidad se tejieron para convertirlo en presa de caza.

¿De verdad usted cree que a Villanueva se le debe el fracaso en que se ha convertido la guerra en contra el narco? ¿De verdad, usted que lee estas líneas en la península de Yucatán, siente que vive o ha vivido en un narcoestado?

Exageró Bharara. Y volvió insignificante a su alegato, ¿no cree usted?

Índice Flamígero: Pues resulta que a TVAzteca le pidieron que soslayara o, de plano, que no transmitiera la información sobre la tragedia que aún sufren los padres y familiares de los niños muertos y que resultaron heridos y con problemas de por vida tras el incendio de la guardería ABC de Hermosillo. Y pues que TVAzteca consideró absurda la petición, porque todo el país estaba pendiente del caso y requería esa información. Y pues ahora, Juan Molinar, papá de la novia, ex responsable del IMSS –y del incendio– y hoy titular de la SCT cobra vengancita y pretende descalificar a Iusacel, otra de las empresas de Grupo Salinas, para que no pueda participar en la licitación de un par de hilos de fibra obscura de la CFE que Comunicaciones y Transportes publicó en enero. Así se la gastan los leales a Calderón...

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