Territorio electoral-narco 2010

David Aponte / Contraflujo

Las amenazas se cumplieron: los grupos de los narcotraficantes no quieren campañas electorales en sus territorios, en las rutas de sus jugosos negocios ilícitos. Durante los comicios federales de 2009, los candidatos a puestos de elección popular, principalmente para la integración de la actual Legislatura en la Cámara de Diputados, escucharon amenazas e insultos de los mafiosos en los estados de Baja California, Durango, Sinaloa, Sonora, Nuevo León, Tamaulipas, Veracruz y Guerrero.

Los aspirantes a diputados y a presidentes municipales apecharon estas frases: “¡Aquí no te metas!”. “¡Vete dando la media vuelta!”. “¡A la chingada de aquí!”. “Te retiras hijo de tu puta madre”. “¡Aquí no se hace campaña!”. Este espacio las registró en julio del año pasado, según testimonios que los propios candidatos compartieron con líderes de sus partidos.

Los mafiosos pasaron de los amagos a la violencia. Entre mayo y junio de 2009, sujetos atacaron con armas de fuego a políticos de distintos partidos: candidato por el distrito de Navojoa, Sonora, el panista Ernesto Cornejo Valenzuela; candidato del PAN en Coyuca de Catalán, Guerrero, Jorge Camacho; candidato perredista por el primer distrito de Tierra Caliente, Guerrero, Nicanor Adame Serrano; candidato del PSD por el distrito 9 de Guerrero, Emmanuel Herrera; candidato del PAN por el segundo distrito de Veracruz, Joaquín Guzmán Avilés, y candidata del PSD por el distrito 4 de Tijuana, Celina del Carmen Ávalos.

Los dirigentes de los partidos poco hicieron para dar garantías a los candidatos. La elección federal de 2009 transcurrió en ese contexto de amenazas verbales y ataques esporádicos. Los candidatos se replegaron y no entraron a algunos territorios dominados por el crimen organizado.

La campaña electoral de 2010 trascurre en condiciones similares, pero con un hecho que enseña las garras de las mafias: la semana pasada, sicarios asesinaron al candidato del PAN a la alcaldía de Valle Hermoso, Tamaulipas, José Mario Guajardo Varela. Durante el ataque también murieron un hijo del político, Luis Mario Guajardo Adame, y uno de sus empleados, Fernando Treviño. Tres matones llegaron a un establecimiento, preguntaron por el dueño, entraron a la oficina y dispararon.

Apenas unos días antes del ataque, líderes del PAN y el PRD habían advertido de las amenazas recibidas por haber postulado a candidatos a las alcaldías de la frontera chica de Tamaulipas. La secretaria general del PRD, Hortensia Aragón, había informado que su partido analizaba no postular candidatos en 10 municipios. El dirigente del PAN, César Nava, comentó que no pondría en riesgo la vida de sus aspirantes, y solicitaría la protección ante las reiteradas amenazas. Los panistas comenzaron a recabar datos de otros aspirantes que han sido acosados.

César Nava y el senador Santiago Creel tuvieron hace unos días una reunión con candidatos panistas de la zona norte de Tamaulipas para escuchar las demandas de seguridad. A puerta cerrada, los políticos locales ofrecieron datos duros y precisos del acoso, de los amagos de los grupos criminales, y dieron testimonios desesperados de sus miedos.

Pero las amenazas en la campaña electoral de 2010 no se han quedado en el estado de Tamaulipas. Dirigentes de los partidos han tomado nota de la situación de candidatos en el municipio de Tamazula, Durango, donde hombres armados han corrido entre frases hirientes a los políticos. Por la zona de Tantoyuca, Veracruz, aspirantes en campaña solicitaron el apoyo del Ejército mexicano, para contrarrestar la incesante presencia de los grupos criminales. En otra zona del país, Sinaloa, algunos panistas hicieron una campaña de brazos caídos en protesta por las amenazas de la mafia.

Durante los dos últimos años de campañas electorales, las organizaciones criminales han venido escalando la violencia contra los políticos que buscan el voto popular. En los últimos dos años han pasado a una siguiente fase: primero fueron los disparos que sólo buscaban asustar y ahora toman blancos directos que asesinan. No hay garantías en 2010 para las tareas de proselitismo, pero lo más grave es que no hay certezas para que los hombres de la política gobiernen territorios tomados por el crimen organizado.

El mensaje final de estos dos años de acoso electoral es bastante claro: los narcotraficantes y los jefes del crimen organizado quieren el control de los territorios, sin el poder civil. Han pasado de la frase: “A la chingada las campañas”, a la sentencia: “Te retiras de aquí hijo de tu puta madre”.

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