Marcha obrera

Ecos de la Costa / Especial para RMX

La celebración del Día del Trabajo tuvo en los países capitalistas un enfoque reivindicatorio del esquema de seguridad social, amenazado por las falacias del neoliberalismo, cuyos promotores (lo mismo el Fondo Monetario Internacional que el Parlamento Europeo con sede en Bruselas, el cual condiciona la ayuda a Grecia a que este país se someta al modelo de libre mercado global), aseguran que las prestaciones sociales resultan insostenibles en las actuales condiciones económicas.

En España, por ejemplo, luego que las autoridades confirmaran que se ha superado la barrera del 20% de parados o desempleados, más de 4,6 millones, los temas del empleo, las pensiones, la protección social y la reforma del sistema financiero centraron las reivindicaciones del 1º de mayo. Las centrales sindicales, CCOO y UGT convocaron conjuntamente a cerca de un centenar de actos por toda España, de los que 80 fueron manifestaciones bajo el lema “Por el empleo con derechos y la garantía de nuestras pensiones”.

Los líderes de UGT y Comisiones Obreras advirtieron al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, no obstante ser el PSOE una fuerza de izquierda, que su política de austeridad retrasará la salida de la crisis y la creación de empleo, y que de persistir en esa estrategia provocará un "conflicto laboral de alcance". Los sindicatos rechazaron los recortes del gasto público y pidieron más estímulos fiscales para impulsar la recuperación económica.

En España se está dando el debate que en México no acaba de empezar sobre las implicaciones de una reforma laboral que conculque las conquistas laborales. Para los gremios de trabajadores españoles, ninguna reforma laboral, por muy buena que sea, va a sustituir otros problemas que exigen una pronta resolución, como la falta de crédito o los estímulos fiscales que, insisten, hay que impulsar. En cualquier caso, los líderes obreros advirtieron que quienes pretendan aprovechar la crisis para imponer una "cirugía de hierro" en el mercado laboral y un "ajuste total contra los trabajadores" tendrán "enfrente" a los sindicatos para evitarlo.

En México, dos centrales obreras —el Congreso del Trabajo (CT) y la Unión Nacional de Trabajadores (UNT)—, con tendencias ideológicas divergentes, enarbolaron en actos por separado la misma bandera: el rechazo a la reforma laboral impulsada por el secretario del Trabajo, Javier Lozano, pero presentada como iniciativa de ley por la fracción legislativa del PAN.

CT y UNT coincidieron en su preocupación porque la iniciativa oficial atenta contra la autonomía sindical, ya que el proyecto panista plantea entre otras cosas que el pago de las cuotas sea voluntario; que haya elección de la directiva mediante voto libre, directo y secreto; y que se rindan cuantas financieras a los agremiados.

El Congreso del Trabajo adelantó que el sector obrero del PRI en la Cámara de Diputados defenderá el respeto a la libertad de asociación, a la contratación colectiva e individual, y el derecho a huelga; esto, porque la iniciativa panista endurece también los requisitos para el paro.

La propuesta del Partido Revolucionario Institucional que, durante décadas monopolizó al movimiento obrero, es, en voz de Beatriz Paredes, su dirigente nacional, “transformar la Ley Federal del Trabajo a favor de la clase trabajadora, [y] encontrar mecanismos de mayor competitividad, pero no en detrimento de las conquistas sindicales”, todo mediante la defensa de “la autonomía sindical”.

Tarde llega México, como en todas las políticas económicas, al planteamiento empresarial de modificar las condiciones de trabajo bajo el supuesto de que el mercado laboral está en crisis y que hay poca oferta y mucha demanda de empleo.

El 18 de marzo pasado, diputados y senadores del PAN presentaron la iniciativa de reforma laboral que, aseguraron, no es la del Ejecutivo, pero que sí retoma diversas propuestas de las anunciadas por el ministro Javier Lozano. Entre ellas, se plantea regularizar el outsourcing o contratación terciaria, transparentar los sindicatos y crear contratos por hora. En total, la iniciativa propone reformar 419 artículos de la Ley Federal del Trabajo, que desde hace 40 años no se revisa.

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