Álvaro Cepeda Neri
Televisa y TV-Azteca son las secretarías de la “cultura” y verdaderas alentadoras de la violencia. En la SEP, desde tiempos de Fox, la titular de hecho y de derecho es la prepotente millonaria, dueña del SNTE, del ISSSTE, de la Lotería Nacional, de varias diputaciones federales y socia de varios desgobernadores (con los que se reúne en lo oscurito). Mansiones en Chiapas, en la ciudad de México, en Miami y vaya usted a saber dónde más, que dinero no le falta para invertir en lo que se le pegue la gana. Amiguísima de Fox y ahora de Calderón, con quienes maneja la presidencia de la República. Su yerno es subsecretario, sin título alguno en estudios superiores... ni inferiores... una de sus hijas es legisladora defeña.
Tan singular dama es “ajonjolí de todos los moles” guisados con poder político, económico, sindical; siempre vestida a la última moda parisina y con encargos a Nueva York. Ya no se parece a sí misma, tras cientos de arreglos a su rostro (“¡tráiganme a esa flaca!”, dicen que gritó el entonces dueño del magisterio Carlos Jonguitud... y ella, haciéndose la inconforme, se metió a la cúpula del SNTE... ¡hasta que echó de él a Jonguitud y ayudada por Salinas y Manuel Camacho lleva, al estilo de Fidel Velásquez, más de dos décadas como su dueña absoluta (con dos millones dispuestos a dar la vida por ella... dice ella) y en la cima del poder.
Tan así que también dispone a su antojo en la SEP, donde su empleado, Alonso Lujambio es su mozo de cordel. Por ejemplo, la célebre maestra se opone a la disposición del Congreso General, para que vuelva a las aulas la clase de deportes, con la mira de que los niños ya gordos bajen de peso. Ella dice que no... y no. En uno de sus departamentos a todo lujo, que está en el último piso de su edificio, allá en Polanco, tiene su gimnasio y su instructor, que la mantiene en forma. Así que los niños, dijo, hagan ejercicio en sus casas.
La señora Gordillo obtuvo un aumento para los profesores de kínder a secundaria de casi 5 por ciento. Y guiñándole un ojo, con sus rizadas pestañas, su cabellera alborotada, le espetó a su empleado Lujambio: “No somos un gremio insaciable”. Y le dijo que fuera con Calderón a darle las gracias por este aumento. La Gordillo tiene también un partido político y hace alianzas con el PAN, porque ya abandonó su izquierdismo y le hace caso a la veleta que cambia de dirección: a la derecha. Los caricaturistas, malosos que son, la han dibujado, con motivo del filme Alicia en el país de las maravillas, como “malicia”. Pero ella ni sufre ni se acongoja. Su estrella ya no brilla como ella presume, pero mientras se apaga, la tiene en primer plano. Y eso es la vitamina que la hace lucir muy segura de sí misma. El calderonismo la consiente y ella se deja querer, para que a cambio de favores mutuos, el PAN logre sobrevivir. Y ella siga obteniendo su botín político y económico para alimentar su imperio de Chiapas a Miami y Nueva York, con escalas en México, mientras espera volar a Europa en cuanto el volcán islandés deje de vomitar.
Televisa y TV-Azteca son las secretarías de la “cultura” y verdaderas alentadoras de la violencia. En la SEP, desde tiempos de Fox, la titular de hecho y de derecho es la prepotente millonaria, dueña del SNTE, del ISSSTE, de la Lotería Nacional, de varias diputaciones federales y socia de varios desgobernadores (con los que se reúne en lo oscurito). Mansiones en Chiapas, en la ciudad de México, en Miami y vaya usted a saber dónde más, que dinero no le falta para invertir en lo que se le pegue la gana. Amiguísima de Fox y ahora de Calderón, con quienes maneja la presidencia de la República. Su yerno es subsecretario, sin título alguno en estudios superiores... ni inferiores... una de sus hijas es legisladora defeña.
Tan singular dama es “ajonjolí de todos los moles” guisados con poder político, económico, sindical; siempre vestida a la última moda parisina y con encargos a Nueva York. Ya no se parece a sí misma, tras cientos de arreglos a su rostro (“¡tráiganme a esa flaca!”, dicen que gritó el entonces dueño del magisterio Carlos Jonguitud... y ella, haciéndose la inconforme, se metió a la cúpula del SNTE... ¡hasta que echó de él a Jonguitud y ayudada por Salinas y Manuel Camacho lleva, al estilo de Fidel Velásquez, más de dos décadas como su dueña absoluta (con dos millones dispuestos a dar la vida por ella... dice ella) y en la cima del poder.
Tan así que también dispone a su antojo en la SEP, donde su empleado, Alonso Lujambio es su mozo de cordel. Por ejemplo, la célebre maestra se opone a la disposición del Congreso General, para que vuelva a las aulas la clase de deportes, con la mira de que los niños ya gordos bajen de peso. Ella dice que no... y no. En uno de sus departamentos a todo lujo, que está en el último piso de su edificio, allá en Polanco, tiene su gimnasio y su instructor, que la mantiene en forma. Así que los niños, dijo, hagan ejercicio en sus casas.
La señora Gordillo obtuvo un aumento para los profesores de kínder a secundaria de casi 5 por ciento. Y guiñándole un ojo, con sus rizadas pestañas, su cabellera alborotada, le espetó a su empleado Lujambio: “No somos un gremio insaciable”. Y le dijo que fuera con Calderón a darle las gracias por este aumento. La Gordillo tiene también un partido político y hace alianzas con el PAN, porque ya abandonó su izquierdismo y le hace caso a la veleta que cambia de dirección: a la derecha. Los caricaturistas, malosos que son, la han dibujado, con motivo del filme Alicia en el país de las maravillas, como “malicia”. Pero ella ni sufre ni se acongoja. Su estrella ya no brilla como ella presume, pero mientras se apaga, la tiene en primer plano. Y eso es la vitamina que la hace lucir muy segura de sí misma. El calderonismo la consiente y ella se deja querer, para que a cambio de favores mutuos, el PAN logre sobrevivir. Y ella siga obteniendo su botín político y económico para alimentar su imperio de Chiapas a Miami y Nueva York, con escalas en México, mientras espera volar a Europa en cuanto el volcán islandés deje de vomitar.
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