ESTE ES EL SEXENIO en el que los mexicanos verdaderamente sentimos vivir en peligro: Desde 2006, cuando la campaña negra de los panistas calderonistas inyectó temores sobre posibles expropiaciones arbitrarias, derrumbes económicos y, entre otras calamidades, ogros que vendrían a comerse a los niños, buena parte de la sociedad vive con miedo… lo que, en apariencia, ha facilitado a la ignara derecha mantenerse en el poder que asaltara hace ya poco más de tres años.
El miedo no es gratuito. La errática y pusilánime conducción política y económica del ocupante de Los Pinos sí nos ha expropiado buena parte de nuestro patrimonio. Pérdida de empleos, caída drástica del poder adquisitivo, inflación desbocada, nuevos impuestos, incremento a las alcabalas ya existentes… todo ello ha conseguido que nuestros ingresos hayan disminuido drásticamente. En pocas palabras, Calderón ha expropiado nuestra seguridad económica y financiera.
Hace un año Calderón mismo y todos los integrantes de su fallida Administración nos administraron más dosis de miedo: una pandemia que acabaría con la vida de todo aquel que no usara un tapaboca.
También se ha aparecido el ogro de la corrupción y ha cobrado la vida de decenas, centenares, ya casi un millar de infantes. Ese ogro acabó con la vida de 49 niños en una guardería/bodega hermosillense, donde los cochupos de las familias pertenecientes a la casta gobernante han podido más que las demandas de justicia. Es el mismo ogro que, disfrazado de lucha en contra del narcotráfico, ha cobrado la vida de ya casi mil niños, a los que se etiqueta o clasifica cual “daños colaterales”.
Tenemos miedo los mexicanos de quedar atrapados a la mitad de un fuego cruzado entre delincuentes organizados y quienes evidentemente no están organizados para repelerlos. Los niños, sobre todo.
Y es que de acuerdo a un informe oficial publicado en el diario La Jornada, apenas el 28 de marzo anterior, “durante los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón (diciembre de 2000 a diciembre de 2009), mil 326 menores han perdido la vida en la llamada guerra contra el crimen organizado. Del total, 600 han fallecido en balaceras entre narcotraficantes o presuntos delincuentes y autoridades; los otros 726, cuyas edades iban de los 15 a los 17 años de edad, fueron asesinados por ser sicarios o narcomenudistas…”
Según estadísticas de la Secretaría de la Defensa Nacional, “en cuatro años han sido asesinadas mil 80 mujeres; el año pasado fue el más violento, con 427 casos…
“En el periodo del primero de diciembre de 2006 a febrero de 2010 (gestión de Felipe Calderón), la Sedena ha contabilizado 600 muertes de menores de edad, que supuestamente participaban como distribuidores de droga al menudeo o como sicarios. El 40 por ciento de los casos se registró de abril de 2009 al 28 de febrero de este año, al sumar 173 casos.
“En la actual administración federal, el número de víctimas inocentes registra 223 casos; 110 de ellos, del primero de diciembre de 2006 a marzo de 2009; los otros 113 homicidios han ocurrido de abril de 2009 a febrero de este año…”
El miedo es real. El miedo ha cobrado apenas cinco víctimas en Guadalupe, Nuevo León. Un tiro al aire desató la psicosis. Un tiro al aire que hace no mucho hubiese pasado prácticamente inadvertido, hoy desató una estampida por el temor de la gente que se encontraba en un centro de diversión a pasar a llenar una cuadrícula más de la estadística de “daños colaterales”.
Calderón ha instaurado la política del miedo como instrumento de dominación. Ha resultado tan bien, que hasta parece que no fue ideada por el ocupante de Los Pinos a quien todo le resulta mal, equívoco o fallido.
La política del miedo hace que el sentimiento generalizado sea el de vivir permanentemente en peligro.
Y por ello ya no salir a la calle, ya no acudir a sitios de reunión pública, permanecer enclaustrados…
¿Terminaremos todos jugando “al turista”, como dijo Calderón haber pasado su encierro por la pandemia de AH1N1?
Bueno, todo indica que aún en sus paseos al exterior sigue jugando a lo mismo, ¿no cree usted?
Índice Flamígero: ¿Por qué dirán que en Los Pinos todos los días son 3 de mayo? ¿Todos? Sí, dicen, porque todos los días ahí se celebra el Día de la Santa Cruz…
Comentarios