El fraude de Televisa

Raymundo Riva Palacio / Estrictamente Personal

El PRI tuvo una enorme victoria en Yucatán al subir el número de alcaldías bajo su gobierno y superar el total de diputados locales que lograron hace tres años. Casi duplicaron el número de yucatecos a los cuales van a gobernar gracias a que también recuperaron, después de 19 años, la presidencia municipal de Mérida. Sin embargo, la percepción es de derrota porque las expectativas de triunfo eran tan grandes, que lo obtenido es insuficiente. Los responsables del mal paso tienen nombre, el Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE), y su patrón Televisa, que se han dedicado a vender ilusiones a gobiernos priistas con métodos fraudulentos.

Yucatán, que iba a ser la plataforma del despegue victorioso del PRI para este año, donde tras arrasar al PAN les iba a dar el motivo de alegoría para la movilización en las 12 elecciones para gobernador que se ponen en juego, resultó ser un balde frío. La dirigencia del PRI comenzó a celebrar la victoria cuando apenas pasadas las seis de la tarde del domingo de las elecciones, el GCE les dio el reporte de la encuesta de salida que les habían pagado, donde les aseguró que habían ganado poco más de 100 de los 106 municipios, y que la victoria en Mérida sería por más de 12 puntos. Unas dos horas después, fueron alertados que los estaban timando y el ánimo cambió.

El PRI no había hecho caso de las alertas que se prendieron previamente con el GCE. Primero les habían presentado una muestra para el levantamiento de la encuesta de salida con un mapa de distritos de elecciones previas. El PRI local se lo regresó exigiéndoles la nueva reedistritación. Luego les entregó una propuesta del triple de lo necesario –según el GCE-, pero en realidad mayor de lo necesario. Por ejemplo en Mérida, ofrecieron 240 secciones a medir, cuando una ciudad de su tamaño electoral no requiere más de 50. Es decir no tres veces más grande, sino casi cinco, lo que no habla de precisión sino de subir el costo.

Cuando fueron advertidos del engaño, los priistas fueron a revisar las actas, y la celebración se canceló. Comenzó la preocupación. No iban a ganar 100 municipios sino 63, y Mérida tendría una ventaja para ellos de casi la mitad de lo afirmado por el GCE. Sus directores, Liébano Sáenz y Federico Berrueto no estaban en Mérida, sino en México, donde dieron sus avances en Milenio TV, que las presentó como parte suyas. Los priistas estaban indignados y el GCE, en voz de Berrueto este domingo en su colaboración habitual en Milenio, justificó: “No se hacen encuestas con polígrafo”. En efecto, sus encuestas tienen otra herramienta.

El GCE es parte del esquema de mercadotecnia electoral que maneja Alejandro Quintero, el ejecutivo de la empresa responsable de negociar los paquetes electorales con los políticos. Quintero, de acuerdo con políticos que han negociado con él, ofrece la pantalla de Televisa para que se promocionen, encuestas que promete serán difundidas en Milenio TV y en los periódicos del grupo, además de estrategias de las que estarán a cargo Sáenz y Berrueto. Francisco González Jr., que dirige los diarios, ofrece además que las encuestas tendrán el resultado que desea el cliente, según revelaron dos políticos a los que así se las ofreció.

El paquete sí resulta como lo ofrecen, aunque no necesariamente siempre va a coincidir con el resultado en las urnas, como se probó en Yucatán. El GCE maneja entre otros productos, apoyado por un “call center” de telemercadeo, encuestas llamadas “push polls”, un modelo que hasta hace poco tiempo promocionaban en su página de Internet. Los “push polls”, de acuerdo con la World Association for Public Opinion Research, son fraudulentos. “Son campañas negativas en forma de encuesta política”, define WAPOR. “Es telemercadeo político para persuadir resultados, no para medir opiniones”. El GCE ya lo eliminó de la promoción pública, pero sigue ofreciéndolo a los clientes.

Varios gobiernos y políticos de diferente sino han caído ante la presión de Televisa, que no necesita extorsionar. “Si no lo hacemos, desaparecemos de sus noticieros”, admitió con resignación un político. Como armas del negocio de mercadotecnia política que tanto éxito comercial le da a Televisa figuran el GCE y ahora Milenio. González Jr. ha desarrollado un modelo de negocios para su empresa donde venden entrevistas y convenios a gobernadores que tienen despliegue prominente en la primera plana de los diarios. Hasta ahora, la edición en la ciudad de México está excluida de publicar entrevistas a “ocho columnas” pagadas.

La mano de Televisa no se ve públicamente en este negocio. El GCE dice que el 50% del costo de cada encuesta la pagan ellos y el resto Milenio. Cada encuesta estatal tiene un precio a costo de cerca de medio millón de pesos, y GCE realizará tres series de las 12 elecciones para gobernador. Según costos de mercado, esas 12 encuestas saldrían en 18 millones de pesos. No se conocen los costos reales de GCE, pero sí se sabe que quienes están pagando las encuestas son los priistas. En el caso de Mérida fue el gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina. No se saben tampoco los costos directos de Milenio en esta aventura.

Es decir, el GCE está metido en un conflicto de interés donde presenta como suyas encuestas que le encarga el PRI. Peor aún Milenio, que reproduce como propias y de GCE que son pagadas cuando menos en parte, por un partido o un gobierno, y que forman parte de un paquete de mercadotecnia electoral que ofrece otra empresa, Televisa. Esto un problema serio de opacidad en los medios que están desacreditando un método de medición científico con fines de lucro, a costa de credibilidad. En el caso de los políticos, a costa de sobresaltos y eventuales sorpresas. Entre los políticos y el gremio de las casas de opinión pública se sabe de las deficiencias metodológicas del GCE y sus ineficiencias técnicas, pero prefieren correr riesgos los políticos por tener acceso a las pantallas de televisión. Hay quien se molesta y está en desacuerdo, pero nadie se chupa el dedo. Aquí, al único que se engaña es al público

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