Cortejo de héroes

Martha Anaya / Crónica de Política

¿Equiparará Felipe Calderón sus “héroes” muertos en la “guerra” contra el narcotráfico a los héroes de la Patria? ¿Se imaginará él mismo, otro Padre de la Patria por haber declarado esa “guerra” contra los cárteles, como Miguel Hidalgo lo fue en su momento al iniciar la lucha independentista?

Podrá parecer a algunos –o a muchos– descabellada la sola idea, pero algunos de quienes entornan al Presidente de la República es lo que piensan de él; que es un “salvador” de la Patria, que es el “Presidente valiente”; que si hoy es maltratado y ninguneado por sus opositores, en un futuro se reconocerá su lucha.

Y sí, que será considerado “héroe”. Felipe Calderón Hinojosa será visto y descrito en los libros de texto –piensan los suyos—como el hombre que enfrentó la peor lacra del siglo XXI, el que defendió al Estado mexicano de caer por completo en manos de los capos, el hombre que defendió la democracia formal en la que vivimos y que, en suma, salvó al país.

Eso es lo que creen hoy en día el propio Felipe Calderón y su grupo cercano, aunque originalmente no tuvieran ni idea de a quién se enfrentaban en verdad, como ha confesado el propio jefe del Ejecutivo, y nos lo ha corroborado ampliamente el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont.

Nos equivocamos, explicó, en nuestra permisibilidad al confundir ilegalidad y violencia. Fue una subestimación inicial que se hizo.

Segundo.- Al proponer y plantear la fuerza (para enfrentar al narcotráfico) no era del todo previsible entender el grado de respuesta en la contención en la que se iban a ver enfrentados. Venían con toda una racha de no ser sometidos, de repente son contenidos y eso genera una reacción que no era difícil de prevenir en su totalidad, sobre todo porque hubo un efecto de movilidad y de adaptación notable, se fueron esparciendo en todo el territorio del país buscando nuevas áreas de oportunidad y diversificaron sus acciones criminales, pasando del trasiego de droga al secuestro, la extorsión, la cobertura de piso, etcétera.

Y tercero.- Como actividad clandestina no podíamos medir el grado, primero, de crecimiento y de protección y cobertura que tenían de ciertas instituciones de seguridad; no sabíamos en qué medida nuestras instituciones de seguridad las estaban conteniendo y en que medida las estaban protegiendo.

El caso es que a pesar de tales errores de apreciación, investigación e inteligencia para declarar la “guerra” contra el narcotráfico en sus primeros días de gobierno –originalmente el golpe fue visto como un medio de legitimación en la Presidencia de la República—Calderón y los suyos se creen hoy en día en la nueva historia que desencadenaron y se ven a sí mismos catalogados como los nuevos “héroes” de la Patria.

E imaginan que dentro de cien o doscientos años, sus restos –al igual que este domingo vimos pasar el cortejo fúnebre con los restos de Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama, José María Morelos, Mariano Matamoros, Javier Mina, Vicente Guerrero, Leona Vicario, Andrés Quintana Roo, Nicolás Bravo y Guadalupe Victoria –, desfilarán algún día por el Paseo de la Reforma bajo máximos honores.

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