Nadie cree en los informes y explicaciones militares con las que el alto mando intenta aclarar los asesinatos de los niños Bryan y Martín Almazán ocurridos a principios de abril en Tamaulipas en el curso de una operación contra el narcotráfico.
El Procurador Militar, el general José Luis Chávez García, de amplia e inamovible trayectoria en el terreno de la justicia militar, salió en mal momento y circunstancia –el 30 de abril día del niño– a explicarle a la opinión pública que no había sido el fuego a discreción de las tropas el que le quitó la vida a Bryan y a Martín, que la evidencia demostraba la responsabilidad del narco en el fallecimiento de los menores como consecuencia de un ataque con granadas calibre 40 milímetros.
Nadie les creyó. Nadie, aún, les cree porque sus explicaciones, amén de estar o no bien fundamentadas técnica y pericialmente, se producen en el contexto de un enorme deterioro y descrédito por los excesos cometidos en contra de la población civil desde el inicio de la ofensiva calderonista contra el narco.
El peligroso desgaste de las fuerzas armadas en el combate al narco sin una estrategia clara, sin rendición de cuentas y transparencia en el desarrollo de las acciones de esta lucha, sin contrapesos y controles reales desde el Poder Legislativo y desde la sociedad civil, fue anticipado en este y en otros espacios con bastante antelación.
Ese desgaste ha ido creciendo no solo por la falta de resultados concretos y sólidos en el corto y mediano plazos en el combate a los cárteles de la droga, sino por la combinación de esta agenda negativa para el gobierno federal con los abusos y violaciones de militares plenamente documentadas en lugares como Ciudad Juárez, Reynosa, Matamoros, Victoria, Cuernavaca, Apatzingán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Monterrey y Tabasco y otros puntos en los que no solo los periodistas (Canal 44 de Ciudad Juárez) sino también la sociedad civil han sido amedrentados y atacados por las fuerzas armadas.
Mediáticamente el desgaste y el descrédito son innegables. En el terreno de la opinión pública documentada mediante encuestas oficiales y oficiosas, tan maleables como sea necesario, la ciudadanía sigue pensando que los militares deben estar al frente de la lucha antinarco, siguen viendo a la institución armada como una instancia confiable y necesaria para atacar el problema.
Es eso, ante la inoperancia y corrupción de los cuerpos policiacos del país, o bien la gente no encuentra otra salida y mantiene su apoyo a la institución armada porque, sencillamente, más allá de los militares no hay nada.
Por lo pronto entre la milicia en retiro, agrupada en parte en el Centro de Análisis y Opinión de Militares en retiro (CAOMIR), circula un documento elaborado en PPT en el que se critica la insistencia de los legisladores federales para intervenir en la modificación del Fuero Militar, a fin de que sea la justicia civil la que juzgue los militares que cometan violaciones graves a los derechos humanos.
En una de sus secciones el documento advierte que este tipo de actitudes, las intervencionistas en contra del Fuero Militar, han dado pie en otros países a golpes de Estado ocasionados por la ineptitud de gobiernos civiles para solucionar asuntos como los de seguridad pública.
El texto de los militares en retiro es elocuente:
“Esto, señores legisladores, opinión pública, seria agravar más la situación de los militares; recordemos que por las calenturas de “gobiernos empresariales”, que siempre se quejaron de los malos manejos y de la corrupción en el manejo de recursos públicos y lo primero que hicieron fue servirse de los militares del Estado Mayor Presidencial arreglando sus propias casas y ranchos por esos gobiernos inconscientes, que formaron “comisiones de la, verdad” para investigar muertes del pasado pretendieron juzgar penalmente militares que por órdenes del presidente en turno tuvieron que intervenir para apaciguar los ánimos sociales excitados por la mala dirección de sus gobiernos que emitieron políticas económicas y sociales erróneas…ya que como siempre los militares son quienes arreglan y corrigen las pendejadas de los políticos…”
El texto continúa con la siguiente advertencia: “¿Ya no recuerdan ustedes eso?, No recuerdan que el Ejército se inconformó en varios sectores? No recuerdan que en las elecciones del 2006, en las casillas instaladas en el campo militar no.1, (el más grande de México, que alberga a más de 20,000 soldados) fueron todas ganadas por López Obrador como candidato a la presidencia…?
“Esto como una manifestación de la inconformidad castrense con los gobiernos oficialistas que nunca les dan su lugar, que solo los usan para sus fines electorales y mezquinos, después no se quejen de lo que suceda en un futuro, nadie soporta tantas humillaciones…”
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