Un blanco verde olivo…

A Puerta Cerrada / Marcela Gómez Zalce

• La vara que no mide igual
• Las dos vías de la lealtad

Un delito no castigado, mi estimado, engendra una familia de delitos. Se recrudece la violencia desatada por la “ridícula minoría” que sigue demostrando sus niveles de impunidad que esbozan un escalofriante rostro del Estado fallido que tanto se ha pretendido maquillar. En Nuevo León, Tamaulipas y en el terruño de Enrique Peña Nieto son frecuentes las ejecuciones y los enfrentamientos donde nuestras fuerzas armadas salen a contener el tiradero de la corrupción e ineficacia de las autoridades civiles.

Y con todo y esa lealtad que las caracteriza, my friend, el tema de los abusos, atropellos y excesos relacionados con los derechos humanos, que serán el sello del futuro régimen, actualmente no hay cómo ni con qué suplantar la labor del ejército en la lucha contra la organizada delincuencia.

Hoy, el batidillo del debate ronda alrededor del simpático fuero militar y del necesario y urgente marco legal para arropar a la última institución que no titubea para entrarle de lleno a la arena de los madrazos, donde ya sienten lo duro y lo tupido del organizado crimen que ha hecho de su blanco el verde olivo. Y como al mal paso darle paso redoblado, el (des)gobierno de Felipe Calderón anunció que enviará una de su iniciativas para limitar el fuero militar ante lo que ya es una presión internacional que está fuera del control del gymboree (con minúsculas) presidencial y del partido en el poder (del no poder).

El caso está suscrito en el ámbito de la recomendación de la CIDH sobre el caso Radilla, que llega en un original timing de la ofensiva de esa “ridícula minoría”, yes? Y para ponerle más ingredientes explosivos a la emocionante adversidad sigue pendiente la aprobación de un marco legal y jurídico que permita al Ejército tener márgenes de maniobra en esta irreflexiva guerrita de Felipe Calderón, que los ha expuesto, vulnerado, desgastado y lastimado no sólo en su interior, sino a los ojos de tirios y troyanos.

Olvidando, mi estimado, que de las 51 recomendaciones emitidas por la CNDH hacia la Secretaría de la Defensa Nacional, todas y cada una han sido aceptadas y se ha iniciado, según el caso, los procedimientos administrativos y judiciales contra el personal militar.

Datos duros:

En 27 recomendaciones la AP (averiguación previa) se encuentra en integración. En seis se tienen causas penales, en diez se ha propuesto su archivo ya que no se ha encontrado responsabilidad alguna, en cuatro se inició un proceso administrativo, en tres se concluyó la AP no acreditándose la conducta ilícita y en una no se inició la AP por no haber participado en los hechos elementos del Ejército.

Indudablemente, los recientes acontecimientos han colocado a nuestras fuerzas armadas en situaciones complejas que han derivado en, digamos, sugestivas diferencias no sólo con autoridades federales civiles sino con la clase empresarial como sucedió con los lamentables hechos relacionados con la muerte de dos estudiantes del Tec de Monterrey sumado al atractivo choque en Tamaulipas, donde fallecieron dos menores en un peligroso enfrentamiento que está siendo investigado para poner los puntos sobre las íes verde olivo y deslindar responsabilidades.

El estupendo quid es que en el (des)gobierno de Calderón no se mide con la misma vara a los elementos, funcionarios y/o autoridades que están en la calle combatiendo a esa bautizada minoría ridícula que muestra y demuestra quién es quién en el control de los territorios y en la diputa por las codiciadas plazas.

Mientras la PF de García Luna se avienta a la alberca acapulqueña sin agua sumando daños colaterales, que son los menos, sin explicar los detalles de lo sucedido y sin estar sujeto al escarnio del spin mediático, a nuestras fuerzas armadas se les coloca en situaciones de orfandad al no ser arropadas por el mismísimo poder civil y qué tanto es tantito, al fin que la lealtad es de una sola vía...

El cándido problema es que una sola vía no será suficiente para prevenir la incertidumbre de la certidumbre de la báscula de la historia que será letal e irreparable. Un perverso juego donde todos pierden y muy pocos ganan.

Porque aún teniendo algunos revoltosos civiles su Plan B y ruta de escape, el vertiginoso deterioro y el caos podrían frenar esos divertidos propósitos. Sobre todo porque su manto de impunidad, my friend, no es invulnerable ni mucho menos, indestructible…

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