Scherer por Scherer

Álvaro Delgado

“La modestia es moneda falsa en nuestro trabajo. No existe periodista sin su sueño de cabecera: La noticia o el reportaje que lleve a la historia. Así somos todos.”

Así, rotundo, Julio Scherer García, fundador del semanario Proceso, define el motor del trabajo del periodista, un aserto que no riñe con su comportamiento ajeno a la exhibición de su imagen y que, excepcionalmente, depuso en el “encuentro insólito” que tuvo con el narcotraficante Ismael El Mayo Zambada.

El mismo Scherer explicó la razón en la crónica que escribió para Proceso: Cuando El Mayo le pidió ser fotografiados juntos, “sentí un calor interno, absolutamente explicable. La foto probaba la veracidad del encuentro con el capo”.

Por eso, más que un arrebato de vanidad, Scherer pensó en el rigor informativo: “Al periodista lo avalan los hechos. Sin ellos está perdido.”

A los 84 años de edad, que cumplió el pasado miércoles 7, Scherer dio una muestra más de arrojo profesional, temple físico y acabada prosa, en un encuentro originado por su reputación: “La suerte es una urdimbre tejida con paciencia.”

Es decir, fruto de décadas de trabajo periodístico disciplinado: “La obsesión es un círculo, la voluntad una línea recta que rompe el círculo o se degrada.”

En todos sus libros, Scherer acredita su concepción del periodismo y en ellos suelen despuntar definiciones sobre esta profesión y auténticos aforismos.

Un ejemplo: “En nuestro oficio sabemos que no hay manera de resistir un suceso. Es el vacío que se abre. Se traga al reportero, al cartonista, al escritor hecho en la tinta de la información.”

Otro: “El periodista escudriña, busca el diálogo, apela al testimonio.”

Uno más: “La cirugía y el periodismo remueven lo que encuentran. El periodismo ha de ser exacto, como el bisturí.”

Postula Scherer: “No hay abrigo para la mentira. Tarde o temprano manos hábiles la desnudan.”

El periodismo cabal no se explica sin la libertad, pero Scherer aclara: “La libertad es una lumbre que necesita de muchas lumbres para ser lumbre verdadera.”

Es decir, “no existe la libertad en solitario. La libertad es de algunos, o de muchos, o es caricatura, desairada ficción”… “Permanece el periodismo en los seres que viven y en las cosas que son. Su grandeza es la del hombre. Su poesía es el agua que corre sin agotarse.”

El 28 de noviembre de 2005, al recibir el doctorado honoris causa de la Universidad de Guadalajara, de cuyo discurso tomé el párrafo de la “entrada” de este artículo, Scherer García expuso:

“Suele decirse que Proceso nació para la estridencia. Ciertamente no somos moderados, pero el país no está para la crítica prudente a la que muchos se acomodan.”

Diagnosticó: “La impunidad tomó partido y la zozobra domina la vida cotidiana: Los robos y los crímenes por la mañana, los atracos y secuestros por la tarde, los asaltos a mano armada por la noche y la corrupción a toda hora.”

Era el ocaso del gobierno de Vicente Fox. Con Felipe Calderón, está muy claro, México avanza al precipicio…

Antes, el 7 de mayo de 2002, al recibir el Premio Nacional de Periodismo --el primero que se otorgó sin la intervención del gobierno--, Scherer García sentenció: “El mundo se ha endurecido y pienso que el periodismo habrá de endurecerse para mantenerse fiel a la realidad, su espejo insobornable”.

Es decir, “si los ríos se enrojecen y se extienden los valles de cadáveres víctimas del hambre y la enfermedad, así habrá que contarlo con la imagen y la palabra.”

Apuntes

El reportero, a nombre de sus compañeros, preguntó a Calderón:

--Nos gustaría tener una opinión con respecto a la aparición de El Mayo Zambada en la revista Proceso, con Julio Scherer.

--No haré un comentario específico del tema --fue la respuesta del individuo.

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