Remesas y votos

Francisco Rodríguez / Índice Político

DURANTE DÉCADAS, LOS políticos mexicanos sólo han visto en los migrantes hacia Estados Unidos una suerte de válvula de seguridad que quita presión a las muchas zonas deprimidas –sin oportunidades de empleo, educación, salud– que hay en el territorio nacional.

También, por supuesto, los han considerado como fuente de ingresos, a través de las remesas, y ahora como emisores de votos.

Tal la preocupación de panistas y priístas, principalmente, ante la embestida que la derecha estadounidense radicada en el estado de Arizona de criminalizar a los trabajadores indocumentados.

¿Sus derechos humanos? Esos pasan a un segundo término, tras la que es ahora la fundamental preocupación y ocupación de las dirigencias partidistas: el voto de los mexicanos que residen en el extranjero, particularmente de quienes viven en los Estados Unidos.

Mucho tiempo pasó para que la realidad desmintiera a quienes en un principio señalaban que los mexicanos que huían del país –por razones económicas, primero; ahora también por la creciente inseguridad—acabarían asimilándose al sistema político estadounidense. No sucedió así.

Aprobado en la reforma electoral de 1996, el voto de los mexicanos en el extranjero fue reglamentado hasta 2005 y, más que fallidamente, se ejerció por vez primera en las aún controvertidas elecciones federales de 2006.

Para el 2012 PAN y PRI ya se alistan a su conquista.

Felipe Calderón, a través de su puppet en turno César Nava, ha incursionado en Los Ángeles, por ejemplo, promoviendo afiliaciones al PAN, no obstante que prácticamente todo el sur de California tiene sus mayores filias en torno al PRD, no el desdibujado y entreguista de Jesús Ortega, sino el beligerante de Andrés Manuel López Obrador.

Igual que lo hiciera Fox en su momento, Calderón ha conformado un apéndice de la Secretaría de Relaciones Exteriores, el Instituto de los Mexicanos en el Exterior, a través del cual se hace un nada discreto proselitismo a las causas blanquiazules.

Beatriz Paredes, desde la cúpula del PRI, también mira apetitoso el potencial mercado electoral de los mexicanos que radican en Estados Unidos.

Apenas el 25 de marzo más reciente, la tlaxcalteca envió cartas y correos electrónicos a prominentes figuras de la vida pública mexicana en Estados Unidos en las que da aviso de que “el Grupo Parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados, presentó una Iniciativa de reformas y adiciones a cuatro artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, con el propósito de crear la Sexta Circunscripción destinada a la Representación de los Mexicanos Residentes en el Extranjero…”.

Tal, pues, lo que les interesa a los políticos mexicanos de quienes han huido del país, ya por razones económicas y, reitero, ahora también por cuestiones de seguridad.

Pero también están las remesas. Si bien el monto anualizado de estas sigue disminuyendo debido principalmente a la situación de la economía estadounidense, éstas aún representan un alivio para muchas familias víctimas del desempleo y de la ausencia de créditos bancarios.

Con todo y crisis, sin embargo, las remesas representan la tercera fuente de ingreso para economía nacional, ya que en primera instancia se encuentran los ingresos petroleros, en segundo lugar la Inversión Extranjera Directa.

Como el voto de los mexicanos residentes en el extranjero, los ingresos en dólares para la economía mexicana implican también una cortina de humo, pues fomentan el consumo cuyo origen no es resultado de la actividad económica nacional, sino de la mano de obra radicada en EU.

Así las cosas, el enojo de Felipe Calderón ante la aprobación en Arizona de la controversial Ley SB1070 es real. Significa menos remesas. Y menos votos para el PAN, pues la intervención de la fallida Administración en turno de dio, para no variar, tarde y mal.

Índice Flamígero: Ahora sí, ya no tienen salvación. Los jugadores integrantes de la Selección Nacional de futbol recibieron ayer la visita, en privado, del señor Felipe Calderón. La jettatura –nombre que se da a las influencias malignas o negativas producidas a través de la mirada del hechicero; sinónimo de mal de ojo– ha vuelto a caer sobre los llamados “ratoncitos verdes”.

Comentarios