Dolia Estévez
La visita a la capital mexicana del Team A de seguridad de Barack Obama se dio en el marco del rompimiento definitivo del viejo pacto político entre México y EU, en base al cual Washington se hacía de la
vista gorda en temas de elecciones limpias, corrupción y derechos humanos, siempre y cuando los gobiernos, primero del PRI, y luego del PAN, garantizaran la estabilidad interna, piedra de toque del trato bilateral. Felipe Calderón fue incapaz de darle continuidad a la tácita componenda que en el pasado prodigó a Washington un país vecino relativamente tranquilo.
Como documenta el historiador Friedrich Katz en The Secret War in Mexico (The University of Chicago Press, 1981), México ha sido y seguirá siendo el flanco sur de la seguridad nacional de la potencia. La razón es muy sencilla: EU no puede ejercer el liderazgo mundial que le corresponde sin la garantía de un México estable, bajo el control de un gobierno que sepa imponer orden. Durante la Guerra Fría, no hubo amenaza, real o ficticia, que los servicios de inteligencia estadounidenses no hayan ayudado a aplastar. Dos ejemplos emblemáticos: la masacre estudiantil de 1968 y la represión de los grupos armados en los 1970. ¿Por qué habría de ser diferente ahora con los narcos? ¿Si para EU son los comunistas de ayer?
Hillary Clinton, Robert Gates, Janet Napolitano, el almirante Michael Mullen, Dennis Blair y John Brennan, entre otros, no viajaron a México a diagnosticar una enfermedad que lleva años bajo tratamiento médico, sino a revaluar la efectividad del medicamento. Después de tres años, la evidencia muestra que la terapia intensiva de Calderón “no ha ayudado” (Napolitano dixit). La peor pesadilla de EU es un México nihilista, que obligue al Pentágono a desplegar decenas de miles de soldados en la frontera para evitar la invasión de hordas humanas en estado de pánico.
Una Hillary astuta volvió a decir lo que los mexicanos querían escuchar: “Aceptamos nuestra responsabilidad”. Luego del encuentro de seis horas, cuya sede se mantuvo en secreto hasta el último minuto como si se tratara de un viaje de Obama a Kabul, Hillary avaló un refrito integral que combina el uso de la fuerza con programas de desarrollo social y económico. Un componente clave, sobre el que no se abundó, es el reforzamiento de las operaciones de espionaje de EU para evitar dar más golpes de ciego contra los capos. La reunión fue prueba inequívoca de que México, donde según los pronósticos habrá mucha más violencia, ha vuelto al radar de los países estratégicamente clave, como en la Guerra Fría. El Team A no puede darse el lujo de desviar la mirada puesta en México.
RECHAZO A LA MILITARIZACIÓN FRONTERIZA
En un manotazo al gobernador republicano de Texas, Rick Perry, que lleva meses demandando que el gobierno de Barack Obama ordene el despliegue de 1,000 soldados en la frontera con México, la secretaria de Seguridad Interna, Janet Napolitano, dijo que la militarización era innecesaria, toda vez que la frontera está suficientemente resguardada.
La portavoz de Perry acusó a Napolitano de seguir una estrategia de no hacer nada hasta que la violencia del lado mexicano arribe a Texas. El caos en México empieza a ser explotado por los republicanos para atizar el miedo de los habitantes de los estados fronterizos con miras a las cruciales elecciones de medio término de noviembre.
NO AL MURO VIRTUAL
La administración Obama anunció la suspensión del “muro virtual” que estaba siendo construido por la empresa Boeing, desde los años de George W. Bush. Napolitano aseguró que la construcción del sistema de sensores y cámaras fotográficas en la franja fronteriza, conocido como SBInet, ha estado plagado de derroche y plazos incumplidos.
Cabe mencionar que el fin de este programa no afecta la construcción del muro físico, tan criticado por organizaciones proinmigrantes, y que en el espíritu de la no corresponsabilidad, EU nunca le pidió su opinión a México.
La visita a la capital mexicana del Team A de seguridad de Barack Obama se dio en el marco del rompimiento definitivo del viejo pacto político entre México y EU, en base al cual Washington se hacía de la
vista gorda en temas de elecciones limpias, corrupción y derechos humanos, siempre y cuando los gobiernos, primero del PRI, y luego del PAN, garantizaran la estabilidad interna, piedra de toque del trato bilateral. Felipe Calderón fue incapaz de darle continuidad a la tácita componenda que en el pasado prodigó a Washington un país vecino relativamente tranquilo.
Como documenta el historiador Friedrich Katz en The Secret War in Mexico (The University of Chicago Press, 1981), México ha sido y seguirá siendo el flanco sur de la seguridad nacional de la potencia. La razón es muy sencilla: EU no puede ejercer el liderazgo mundial que le corresponde sin la garantía de un México estable, bajo el control de un gobierno que sepa imponer orden. Durante la Guerra Fría, no hubo amenaza, real o ficticia, que los servicios de inteligencia estadounidenses no hayan ayudado a aplastar. Dos ejemplos emblemáticos: la masacre estudiantil de 1968 y la represión de los grupos armados en los 1970. ¿Por qué habría de ser diferente ahora con los narcos? ¿Si para EU son los comunistas de ayer?
Hillary Clinton, Robert Gates, Janet Napolitano, el almirante Michael Mullen, Dennis Blair y John Brennan, entre otros, no viajaron a México a diagnosticar una enfermedad que lleva años bajo tratamiento médico, sino a revaluar la efectividad del medicamento. Después de tres años, la evidencia muestra que la terapia intensiva de Calderón “no ha ayudado” (Napolitano dixit). La peor pesadilla de EU es un México nihilista, que obligue al Pentágono a desplegar decenas de miles de soldados en la frontera para evitar la invasión de hordas humanas en estado de pánico.
Una Hillary astuta volvió a decir lo que los mexicanos querían escuchar: “Aceptamos nuestra responsabilidad”. Luego del encuentro de seis horas, cuya sede se mantuvo en secreto hasta el último minuto como si se tratara de un viaje de Obama a Kabul, Hillary avaló un refrito integral que combina el uso de la fuerza con programas de desarrollo social y económico. Un componente clave, sobre el que no se abundó, es el reforzamiento de las operaciones de espionaje de EU para evitar dar más golpes de ciego contra los capos. La reunión fue prueba inequívoca de que México, donde según los pronósticos habrá mucha más violencia, ha vuelto al radar de los países estratégicamente clave, como en la Guerra Fría. El Team A no puede darse el lujo de desviar la mirada puesta en México.
RECHAZO A LA MILITARIZACIÓN FRONTERIZA
En un manotazo al gobernador republicano de Texas, Rick Perry, que lleva meses demandando que el gobierno de Barack Obama ordene el despliegue de 1,000 soldados en la frontera con México, la secretaria de Seguridad Interna, Janet Napolitano, dijo que la militarización era innecesaria, toda vez que la frontera está suficientemente resguardada.
La portavoz de Perry acusó a Napolitano de seguir una estrategia de no hacer nada hasta que la violencia del lado mexicano arribe a Texas. El caos en México empieza a ser explotado por los republicanos para atizar el miedo de los habitantes de los estados fronterizos con miras a las cruciales elecciones de medio término de noviembre.
NO AL MURO VIRTUAL
La administración Obama anunció la suspensión del “muro virtual” que estaba siendo construido por la empresa Boeing, desde los años de George W. Bush. Napolitano aseguró que la construcción del sistema de sensores y cámaras fotográficas en la franja fronteriza, conocido como SBInet, ha estado plagado de derroche y plazos incumplidos.
Cabe mencionar que el fin de este programa no afecta la construcción del muro físico, tan criticado por organizaciones proinmigrantes, y que en el espíritu de la no corresponsabilidad, EU nunca le pidió su opinión a México.
Comentarios