Negocia Ebrard la Supervía

Adrián Rueda / Capital Político

Luego de un breve enfrentamiento entre Marcelo Ebrard y René Bejarano por la construcción de la Supervía Poniente, el de la ligas aceptó apoyar la obra a cambio de que haya luz verde para las elecciones vecinales en el DF.

Desde hace dos semanas, los bejaranistas se dedicaron a atacar el proyecto vial adjudicado por Ebrard a sus amigos de la IP para que construya y explote un libramiento vial al poniente de la ciudad.

Los integrantes de IDN advirtieron que no dejarían pasar la obra, simplemente porque “no es propia de un partido de izquierda” y que no beneficiaría en nada a los pobladores de las delegaciones afectadas.

Desde un principio estaba claro que la oposición de Bejarano era porque quería negociar varias cosas, entre ellas la aprobación de la Ley de Participación Ciudadana, que permitirá la elección vecinal en octubre próximo.

En un principio Marcelo se opuso a dichas elecciones por dos cosas, fundamentalmente: que cada elección en la que participa el PRD acaba en un cochinero, y eso le perjudicaría políticamente.

Y la segunda, que es la más importante, que no tiene equipo para participar en ese tipo de comicios, donde seguramente será barrido –una vez más- por las tribus perredistas, sobre todo la de IDN.

Ante esa negativa, el de las ligas endureció su postura y ordenó a sus muchachos boicotear la Supervía para obligar al jefe de Gobierno a que aceptara las elecciones.

Las negociaciones fueron arduas y durante dos semanas consecutivas funcionarios menores del GDF se reunieron con asesores de las fracciones de la Asamblea Legislativa para aterrizar el asunto.

Ahí se lograron importantes avances, pero todo se estancó ante la terquedad de Bejarano y Ebrard por no ceder en el tema vecinal… hasta ayer, que se llegó a un acuerdo inicial.

Todo indica que la mencionada iniciativa será subida mañana a tribuna para su discusión y probable aprobación, y seguramente después de ello quedará libre el paso para la construcción de la vialidad de Marcelo, “aunque no se adapte al proyecto del PRD”.

Para que le despejaran el camino, Ebrard tuvo que ir cediendo en algunas cosas, como la declaración del predio La Loma, en Álvaro Obregón, como zona protegida.

Aunque hay otras peticiones del hombre del maletín negro, seguramente está satisfecho con la catafixia de las elecciones vecinales a cambio de la Supervía Poniente.

CENTAVITOS… Ante tanta grilla, al PRI le pasó desapercibido el acuerdo que la Unión de Pepenadores “Rafael Gutiérrez Moreno” firmó con el secretario de Gobierno, José Ávila Pérez, para que el GDF pueda construir una línea de agua potable a través de los terrenos de los pepenadores. Este acuerdo, que llevó varios meses de negociaciones, permitirá a Marcelo bañar de agua potable a casi medio millón de familias de Iztapalapa, que estarán más que agradecidas con el jefe de Gobierno. ¿Alguien le preguntó a Enrique Peña Nieto qué opina de esto?, porque el agua viene de La Calera –terrenos mexiquenses- y sin la firma de la Unión, el GDF no hubiera podido hacer la obra, que por supuesto era necesaria y que indudablemente se traducirá en miles de votos para Ebrard.


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