Todo lo que ocurre es atípico, todo se aparta de los modelos o tipos conocidos y todo el territorio mexicano es atípico. Todo aquí es atípico: la misteriosa desaparición de una niña de cuatro años que luego aparece sin vida debajo de su cama, ante las narices de decenas de policías; el hallazgo de errores en el padrón de comicios en ciernes, en una entidad dominada por un gobernador priísta que pone su nombre hasta en las despensas; las lluvias que cubren con aguas negras las pertenencias de cientos de familias en el Distrito Federal y el Estado de México, y el incendio en una guardería subrogada por el Instituto Mexicano del Seguro Social, donde mueren 49 niños y no hay personas responsables detrás de las rejas.
“Es atípico, realmente atípico, de verdad atípico”, argumentan los actores políticos, los funcionarios encargados de dar respuestas, los responsables de actuar, las personas que deben dar resultados y explicaciones a la comunidad. México es una nación atípica, cuestión de revisar algunos casos que han ocupado espacios importantes en los medios de comunicación, otros que han lastimado a la sociedad y otros que pasan desapercibidos.
El procurador del Estado de México, Alberto Bazbaz Sacal, ha argumentado en dos ocasiones distintas que la desaparición y muerte de la niña Paulette Gebara Farah es un caso “atípico”. Lo raro, quizá, es que no puede explicar cuándo murió la pequeña y por qué no la encontró debajo de la cama, con sus 100 agentes judiciales, 40 peritos, 30 declaraciones levantadas y la colaboración del FBI.
“Yo estuve ahí, quiero ser sincero, en una plática con Lisette respecto del hecho… Yo no levanté el colchón”, dijo el funcionario Bazbaz Sacal. La mejor amiga de la madre de la pequeña, Amanda de la Rosa, La China, también estuvo en la recámara de Paulette, sin notar nada fuera de lo común. “Yo dormí en esa cama, igual y un poco escabroso, pero no vi nada de malo ahí, pues lo que buscábamos era una niña que no estaba en su casa, pero nunca me imagine que fuera encontrada ahí…No noté nada extraño, no vi nada, no sentí nada… La verdad nunca deshice la cama, sólo la estiraba y pues no vi nada”. El lunes 5 de abril, el procurador Bazbaz Sacal volvió a utilizar la palabra “atípico” para describir el caso de la niña Paulette, que presuntamente desapareció entre el 21 y 22 de marzo.
El 31 de marzo, Sergio Vera Olvera, vocal de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales, la temible Fepade, dio a conocer el arranque de una investigación porque el Registro Federal de Electores encontró unas tres mil inscripciones y cambios de domicilios “atípicos y sospechosos” en municipios y distritos de Veracruz, un estado gobernado bajo la fidelidad de Fidel Herrera, que pone sus anuncios hasta en las despensas. Los veracruzanos van a tener elecciones el 4 de julio para renovar la gubernatura, el Congreso local y 212 alcaldías. ¿Habrá resultado atípico en los comicios?
Durante febrero, el gobierno federal y la administración de la ciudad de México protagonizaron una nueva pelea por los avisos y no avisos que se dieron de las lluvias que cayeron a principios del mes. El agua saturó el sistema de drenaje y vinieron las inundaciones de aguas negras que afectaron a cientos de personas y sus hogares. ¿Cuál fue la explicación? El director de la Comisión Nacional del Agua, José Luis Luege Tamargo, dijo que las lluvias “atípicas” provocaron la ruptura de los ductos.
El México atípico también invadió una de las peores tragedias de la institución encargada de la seguridad social de los mexicanos. Después del incendio de la Guardería ABC, el entonces alcalde de Hermosillo, Ernesto Gándara Camou, dijo que las llamas comenzaron en una bodega aledaña y que sus funcionarios hicieron su trabajo, conforme a la ley y a las reglas de protección civil. “Aquí el tema fue lo atípico de la situación, debido al incendio registrado en la bodega y la caída del plafón”, argumentó. De manera atípica, no hay ninguna persona en prisión, bajo proceso por el siniestro y la muerte de 49 niños.
La palabra empleada para evadir las responsabilidades seguirá en el diccionario de los funcionarios públicos y de la clase política. ¿Por cuánto tiempo? No lo sabemos, pero es una palabra que sabe a impunidad.
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