Los cien años de la UNAM con rendición de cuentas

Álvaro Cepeda Neri

La UNAM, matriz de todos los centros de estudios superiores, públicos y privados (ya que de ella aprendieron estas instituciones y sus profesores hasta hoy día siguen siendo, en su mayoría egresados de ella), acaba de dar a conocer a la opinión pública su rendición de cuentas 2009, para que sepa la Nación y se enteren los analistas de cómo ejerció los dineros de la sociedad, cómo invirtió para la distribución del conocimiento, la cultura y la formación, ante todo, de profesionistas en casi todas las ramas del saber universal. La rendición de cuentas es indispensable para que conozcamos y, en caso de tener cuestionamientos y objeciones, hacerlas para completar ese examen.

Fundada en 1910, en el cruce del final de la última etapa del porfirismo (decadente, autocrático) y el nacimiento innovador de la Revolución que cortó de un tajo muy violento el autoritario y devastador régimen, cuando por tercera vez (¿y será la última o habrá una cuarta?), hubo que recurrir al levantamiento social para deshacerse, a sangre y fuego, de los porfiristas, ya que éstos se opusieron a dejar pacíficamente el poder a pesar de que Porfirio había dejado entrever que era hora de hacerse a un lado. La Revolución de 1910 fue la tercera, ya que las otras dos Revoluciones fueron en 1810 y 1854. La UNAM se funda, propiamente, con la intervención del pensador yucateco: Justo Sierra y un grupo de los llamados “científicos” y en 1929 conquistó su autonomía, con lo cual la UNAM tiene, pues, dos fechas históricas 1910 y 1929. Y sin duda una tercera: 1968, cuando el movimiento estudiantil puso en crisis al sistema autoritario.

Estamos ante el centenario de la UNAM, la casa de estudios superiores, que desde entonces sigue siendo el arsenal, crisol, de la inteligencia formada en las ciencias naturales de fundamento matemático, de las ciencias sociales de fundamento jurídico. Y de las demás disciplinas, como la fundamental en la Facultad de Altos Estudios, donde se imparte Filosofía, Letras; la Escuela de Música, la de Geografía, Astronomía y una recién fundada sobre el calentamiento de la Tierra. No se trata de minimizar los resultados de otras universidades de las entidades, de los tecnológicos, etc., que contribuyen a la más amplia formación con opciones en licenciatura, maestrías y doctorados.

Por lo contrario. Universidades, el Politécnico Nacional y otras más están sirviendo (las privadas con sus intereses) a la educación superior. Empero, la UNAM se mantiene como el Alma Mater de la Nación y sus egresados son, cuando cumplen con su deber de estudiar más por su parte que cuando dejan todo a los profesores (y de éstos los hay de una enorme valía), reconocidos y desempeñan con eficacia sus respectivas profesiones. Por eso es necesario saludar este Centenario de la UNAM y el Centenario de la Revolución, como ejes que renovaron en 1910 la vida pública nacional. Sin ellas no estaríamos, vasos comunicantes, recordando que nacieron como puntos de partida y piedras de toque del presente.

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