Martha Anaya / Crónica de Política
Inevitable. El tema de la entrevista que le hizo Julio Scherer a El Mayo Zambada (Proceso 1744) salió a colación en distintos momentos durante la conferencia de prensa que ofreció ayer junto con el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna y el gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández.
De hecho fue desde la primera pregunta. La reportera de La Jornada le planteó directo cuáles eran los avances de la lucha contra el narcotráfico cuando hay capos, de los más buscados, que hablan a través de periodistas y no sólo no han podido dar con ellos sino que además le contestan al gobierno que el problema del narcotráfico no se va a terminar porque es un problema de corrupción.
Gómez Mont se prendió: A veces no se pueden prever todos los eventos, dijo. El Estado mexicano, como Estado democrático, se presenta con cara a la gente; sus instituciones están visibles. Estos señores se esconden y de repente salen de sus madrigueras y a veces el Estado está listo y con información suficiente para neutralizarlos y a veces no.
“Hasta donde yo entiendo — agregó ante un incómodo y envarado García Luna–, la entrevista a que tú te refieres fue dada en algún lugar de las montañas, después de un proceso donde se tomaron las seguridades para que llegara el entrevistador y desde ahí se hiciera la entrevista, que en esta primera parte…; o sea, es una entrevista con mucho color, pero con algunos contenidos informativos importantes”.
Siguió el secretario de Gobernación hablando sobre la forma como esos “señores” se levantan y salen a trabajar para ver cómo vulneran al Estado y cómo violentan a las personas, para concluir en esta parte: “Si algo dice la entrevista es que éste es un tema que lleva 40 años”.
Llegó otra pregunta, ésta sobre lo que acontecía en Tamaulipas y los próximos operativos que aplicarían. Habló el gobernador tamaulipeco. Gómez Mont apuntó algo. No fue suficiente, le insistieron al secretario de Gobernación sobre el tema y éste, ya encarrerado, respondió así:
“En México el Estado da la cara. ¿O qué? ¿Nos ven embozados aquí o nos ven en la sierra o en el monte dando entrevistas…? ¡Están en la casa de las instituciones!”
No podemos revelarlo todo, añadiría, sería una imprudencia. Y, seguramente con el fantasma de la entrevista de Scherer atrás, apuntaría: “no es una conferencia de prensa para los narcotraficantes o para los criminales y sus organizaciones; es una conferencia de prensa para la sociedad”.
Siguió la conferencia, pero en la última pregunta el reportero de AP le preguntó directo: Ha hecho algunas referencias a esta entrevista que salió en la Revista Proceso, pero nos podría comentar un poco más sobre cuál es la impresión que tuvo el Gobierno Mexicano, el Gobierno Federal, al ver una declaración de este tipo, de alguien como El Mayo Zambada.
Y la respuesta del titular de Gobernación llegó en un tenor más cuidadoso, más meditado:
“Queda claro que el señor Mayo Zambada es un delincuente perseguido por el Estado Mexicano, que vive en un estado constante de persecución, que él salió de la madriguera para entrevistarse con un particular y el Estado jamás tuvo conocimiento de ello y que se enteró por los medios, porque pasan muchísimas cosas que en un Estado democrático no se puede predecir o conocer, es responsabilidad también de los medios saber qué actos de comunicación hacen, qué no y qué está dentro de la ética periodística y qué no.
“A mí sólo me queda decir que el modelo de vida que conoció el señor cambió radicalmente, porque también el país ha cambiado radicalmente. Esos son los comentarios que tengo sobre la entrevista”.
¿Quiso decir Gómez Mont que no había sido ético publicar la entrevista con El Mayo Zambada? Esa impresión me quedó. De ser así, no coincido con él.
Inevitable. El tema de la entrevista que le hizo Julio Scherer a El Mayo Zambada (Proceso 1744) salió a colación en distintos momentos durante la conferencia de prensa que ofreció ayer junto con el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna y el gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández.
De hecho fue desde la primera pregunta. La reportera de La Jornada le planteó directo cuáles eran los avances de la lucha contra el narcotráfico cuando hay capos, de los más buscados, que hablan a través de periodistas y no sólo no han podido dar con ellos sino que además le contestan al gobierno que el problema del narcotráfico no se va a terminar porque es un problema de corrupción.
Gómez Mont se prendió: A veces no se pueden prever todos los eventos, dijo. El Estado mexicano, como Estado democrático, se presenta con cara a la gente; sus instituciones están visibles. Estos señores se esconden y de repente salen de sus madrigueras y a veces el Estado está listo y con información suficiente para neutralizarlos y a veces no.
“Hasta donde yo entiendo — agregó ante un incómodo y envarado García Luna–, la entrevista a que tú te refieres fue dada en algún lugar de las montañas, después de un proceso donde se tomaron las seguridades para que llegara el entrevistador y desde ahí se hiciera la entrevista, que en esta primera parte…; o sea, es una entrevista con mucho color, pero con algunos contenidos informativos importantes”.
Siguió el secretario de Gobernación hablando sobre la forma como esos “señores” se levantan y salen a trabajar para ver cómo vulneran al Estado y cómo violentan a las personas, para concluir en esta parte: “Si algo dice la entrevista es que éste es un tema que lleva 40 años”.
Llegó otra pregunta, ésta sobre lo que acontecía en Tamaulipas y los próximos operativos que aplicarían. Habló el gobernador tamaulipeco. Gómez Mont apuntó algo. No fue suficiente, le insistieron al secretario de Gobernación sobre el tema y éste, ya encarrerado, respondió así:
“En México el Estado da la cara. ¿O qué? ¿Nos ven embozados aquí o nos ven en la sierra o en el monte dando entrevistas…? ¡Están en la casa de las instituciones!”
No podemos revelarlo todo, añadiría, sería una imprudencia. Y, seguramente con el fantasma de la entrevista de Scherer atrás, apuntaría: “no es una conferencia de prensa para los narcotraficantes o para los criminales y sus organizaciones; es una conferencia de prensa para la sociedad”.
Siguió la conferencia, pero en la última pregunta el reportero de AP le preguntó directo: Ha hecho algunas referencias a esta entrevista que salió en la Revista Proceso, pero nos podría comentar un poco más sobre cuál es la impresión que tuvo el Gobierno Mexicano, el Gobierno Federal, al ver una declaración de este tipo, de alguien como El Mayo Zambada.
Y la respuesta del titular de Gobernación llegó en un tenor más cuidadoso, más meditado:
“Queda claro que el señor Mayo Zambada es un delincuente perseguido por el Estado Mexicano, que vive en un estado constante de persecución, que él salió de la madriguera para entrevistarse con un particular y el Estado jamás tuvo conocimiento de ello y que se enteró por los medios, porque pasan muchísimas cosas que en un Estado democrático no se puede predecir o conocer, es responsabilidad también de los medios saber qué actos de comunicación hacen, qué no y qué está dentro de la ética periodística y qué no.
“A mí sólo me queda decir que el modelo de vida que conoció el señor cambió radicalmente, porque también el país ha cambiado radicalmente. Esos son los comentarios que tengo sobre la entrevista”.
¿Quiso decir Gómez Mont que no había sido ético publicar la entrevista con El Mayo Zambada? Esa impresión me quedó. De ser así, no coincido con él.
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