El Caballo de Troya de Manuel Espino

Martha Anaya / Crónica de Política

Su carta de presentación fue en formato de libro. “Volver a empezar” se tituló. Y su autor, el ex presidente del Partido Acción Nacional, Manuel Espino Barrientos, lo presentó en la sede nacional del PAN, el 22 de septiembre del año pasado –con César Nava a su lado—como la visión de la democracia cristiana en América Latina.

Poco caso le hicieron sus correligionarios entonces al texto. Sirvió más bien de pretexto para hacer las paces entre Espino y la nueva dirigencia del PAN, cuya presidencia recién asumía César Nava en lugar de Germán Martínez tras la debacle blanquiazul en las elecciones intermedias.

Además, en ese momento, Espino –quien también quería ser tomado en cuenta por los panistas en el poder– puso énfasis en el tono internacional del libro y lo ligó más a una acción de la Organización Demócrata Cristiana (ODCA) que a una crítica interna, a manera también de reconciliación con los felipistas.

Pero ese “reencuentro” duró poco. El tema de las alianzas establecidas por el PAN con el PRD congelaron aquel acercamiento que, en realidad, lo único que cubría eran las apariencias, pues Manuel Espino seguía sin ser tomado en cuenta.

Más aún, el duranguense sufrió hace unos meses la hostilidad de las fuerzas armadas en su residencia en Ciudad Juárez –lleva ahí treinta años viviendo–, bajo el pretexto de la llamada “guerra” contra el narcotráfico. Fue una llamada de atención.

Cuantas veces ha ido el Presidente Felipe Calderón a Ciudad Juárez para tratar de restablecer el orden en aquella ciudad y reunirse con representantes de la sociedad civil, Espino ha sido hecho de lado, ni siquiera lo han invitado.

La guerra entre ambos volvió a declararse.

El ex dirigente panista ha respondido desde entonces con fuertes críticas a la estrategia asumida por Calderón para enfrentar al crimen organizado declarando incluso que el Presidente se metió en esa lucha para “legitimarse” y sin tener una idea clara de a dónde iba ni qué fuerzas iba a desatar.

Eso lo repite Espino una y otra vez a últimas fechas en cuanta entrevista se le hace.

Y ahora, aquello que parecía un mero catecismo bajo el título “Volver a empezar” y, a lo más, una corriente de corte latinoamericanista, ha tomado otra forma: se convirtió en movimiento, en un movimiento al interior del PAN.

Ayer mismo, en la ciudad de Puebla, Manuel Espino inauguró la primera de las oficinas estatales que albergarán al Movimiento Volver a Empezar y anunció que éste ya cuenta con coordinadores en cada uno de los 217 municipios poblanos.

En el acto estuvieron presentes los consejeros nacionales panistas Leonor Popócatl y Rafael Micalco, así como líderes y candidatos panistas de todas las regiones de Puebla,

Ahí, Espino sostuvo: “ Juntos podemos sanear la política dentro y fuera de nuestro partido”.

Y explicó: “El signo del Movimiento Volver a Empezar debe ser la congruencia. Por eso, a pesar de los agravios tenemos el deber de convertirnos en un factor de unidad y de reconciliación, al interior de Acción Nacional y en la vida política mexicana en general”.

No, asegura ante los periodistas, no se trata de la formación de un nuevo partido.

Efectivamente, más bien asemeja un caballo de Troya dentro de Acción Nacional. O, al menos, para su grupo en el poder.

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