Doble ataque a Interpol

David Aponte / Contraflujo

Luis Guillermo Medina Alfaro, integrante de la Interpol en El Salvador, no es un agente común en la agencia internacional; maneja información y datos de las mafias que operan en la región. El mexicano, acreditado como diplomático en la nación centroamericana, ha sido víctima de dos atentados entre febrero y abril de 2010. Nadie tomó en cuenta el primer aviso, ni el gobierno mexicano ni el secretario general de la institución con sede Lyon, Ronald K. Noble, que ahora anuncia el desplazamiento a San Salvador de especialistas para iniciar la caza de los sicarios que dispararon contra el Medina Alfaro y que mataron a su esposa Claudia Ivet Torres López.

Sí, Interpol sostiene ahora que el ataque al agente mexicano, actualmente herido, y a Claudia, fue premeditado. De hecho, los asesinos utilizaron el modus operandi de la mafia: atacaron la mañana del viernes desde una motocicleta en la calle Guadalupe, cerca del bulevar Tutunichapa. Los sicarios se pararon a un costado del sedán blanco con placas P 635-132, y dispararon en al menos seis ocasiones.

El primer atentado ocurrió el 5 de febrero en la colonia Miramonte, en la zona norte de San Salvador. La policía salvadoreña nunca atinó a encontrar a los atacantes, a quienes intentaron liquidar al funcionario de la oficina regional de Interpol, mucho menos encontraron el móvil. Pero tampoco nadie, ni el gobierno de México ni la agencia internacional, se tomó la molestia de sacarlo de El Salvador, para garantizar su seguridad y la de su familia. El agente mexicano regresó al trabajo después de recuperarse de las lesiones; no tenía seguridad personal.

¿Cuáles son las tareas de Medina Alfaro en la oficina regional de la Interpol, agencia que mantiene un nexo con las autoridades policíacas de todo el mundo? La representación en América Central atiende las peticiones de colaboración, información o capacitación de las corporaciones de los países de la zona. ¿Dónde concentra sus esfuerzos? En la lucha contra el crimen organizado, el lavado de dinero, el tráfico de armas y la trata de personas, dijo el agente mexicano en noviembre de 2009 en una reunión del Center for Strategic & Internacional Studies.

Una de las operaciones principales de la oficina regional de Interpol está enfocada al tráfico laboral, sexual y de órganos. “La Interpol planea además publicar un manual para capacitar a los funcionarios públicos encargados de investigar presuntos casos de trata de personas. Con múltiples rutas desde América del Sur y Central hacia México y los Estados Unidos, y flujos desde Asia y Europa hacia América del Norte, y desde América del Sur hacia África y otros lugares, la trata de personas es la tercera actividad delictiva más rentable que afecta a grandes cantidades de personas en la región”, expuso Medina Alfaro.

Las corporaciones de la región deben avanzar tanto como las organizaciones criminales, que han adquirido sofisticada tecnología para burlar los puestos de inspección de seguridad de inmigración, dijo el agente de Interpol, de acuerdo con el registro de las ponencias.

El agente mexicano, acreditado como primer secretario de la embajada de México en San Salvador, estaba en esa línea de trabajo: combate al crimen organizado y la trata de personas. Un despacho de una agencia internacional de noticias destacó que el segundo ataque al oficial de Interpol ocurre días después de que las autoridades de El Salvador han dicho que han detectado la presencia de integrantes del grupo criminal Los Zetas. Por ahí debieran las autoridades policíacas comenzar a buscar el móvil del segundo atentado.

Los gobiernos de México y El Salvador pidieron, ahora sí, el pronto esclarecimiento del ataque. ¿Pero por qué no hicieron nada antes, para proteger al diplomático y a su esposa Claudia Ivet Torres López? Las autoridades de los dos países y los jefes de Interpol debieran dar algunas respuestas.

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