Disputa por un secuestro

Raymundo Riva Palacio / Estrictamente Personal

El caso del secuestro y asesinato del joven Fernando Martí resucitó una vieja pugna entre el gobierno federal y el gobierno del Distrito Federal. Una vez más, las investigaciones de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal fueron confrontadas por la Secretaría de Seguridad Pública Federal y regresó la confusión a este caso paradigmático donde parece que las reputaciones institucionales y las razones más personales que profesionales, se sobreponen a la verdad jurídica.

El nuevo episodio comenzó el viernes pasado, cuando el coordinador de Seguridad Regional de la Policía Federal, Luis Cárdenas, presentó a la prensa a María Elena Ontiveros, quien declaró que había sido ella, no la agente federal, Lorena González, quien interceptó al joven Martí y dos acompañantes en junio de 2008 en el retén donde los secuestraron. Cárdenas, quien era el jefe de González, a quien se conoce popularmente como “La Lore”, no podía estar más satisfecho. No sólo abonó el camino para el desvanecimiento de pruebas en su contra y que recupere la libertad, sino neutralizó los señalamientos de que la Secretaría de Seguridad Pública Federal está infiltrada por el crimen organizado.

Pero con lo que sucedió en las horas siguientes, el caso del secuestro del joven Martí entró nuevamente en una espiral donde la verdad jurídica sigue sin ser resuelta. La detención de Ontiveros generó una corriente de opinión pública en contra de la Procuraduría capitalina, que obligó a su titular, Miguel Ángel Mancera, a declarar que no fabricaban delincuentes. Asimismo, fuera del escrutinio público, todas las áreas de procuración de justicia federal y capitalina, vivieron en un frenesí el viernes. El caso entró en una mayor confusión tras declarar por la noche ante la PGR y una vez más en la Procuraduría capitalina Christian Salmones, testigo clave en la detención de la agente González y la razón principal por la que se le mantiene la acusación de participar en el secuestro.

Salmones, quien iba como guardaespaldas en el automóvil del joven Martí cuando lo secuestraron, vuelve a ser pieza relevante en este caso, cuya última confrontación pública se dio cuando la Secretaría de Seguridad Pública Federal demostró a mediados del año pasado que la banda de Los Petriciolet, a la que pertenece Ontiveros, había sido la responsable del secuestro y asesinato del joven Martí, colocando a la Procuraduría capitalina en una situación comprometedora, pues afirmaba que la responsable del crimen era la banda de La Flor, con quien identificaban a González.

En su declaración ante la PGR el viernes pasado, con las nuevas evidencias del caso, Salmones afirmó ante el ministerio público, cuando le mostró a Ontiveros en la cámara de Hessel –que sirve para identificar delincuentes sin que quienes son presentados puedan ver a quien los observa-, que no la conocía y que nunca la había visto, según informaron funcionarios judiciales. Salmones también se presentó en la Procuraduría capitalina para rendir una nueva declaración, donde tras ver los videos de la conferencia de prensa que dio horas antes Cárdenas al presentar a Ontiveros, negó que ella hubiera sido la persona que los detuvo en el retén. Desde un principio, el ex guardaespaldas del joven Martí reconoció a la agente González en la cámara de Hessel como la persona que los interceptó en el retén.

La versión original de Salmones fue ratificada el viernes ante la autoridad federal y capitalina. El punto central de la acusación contra González, que sigue siendo la prueba para que siga en la cárcel, se encuentra contenida en su declaración ampliada ante el Juez, donde se registra su dicho: “La persona de los seis sujetos que rodearon al emitente y que le abrió la puerta, fue ella, LORENA, haciendo un movimiento el testigo con su brazo derecho y apuntando con su pulgar… ella bajó al declarante de frente y un compañero de ella, LORENA, fue quien le dio vuelta al de la voz para hacerle la revisión y una vez terminada esta, al declarante le pusieron en la cabeza la toalla o la bolsa… cuando ella llegó la vio de frente… la única comunicación que tuvo con LORENA, fue que ésta dijo que ya se los había cargado la chingada”.

La agente González está identificada por cuando menos ocho personas como responsable de secuestros y extorsiones en otros tantos casos. Pero en el del joven Martí, Salmones es la única persona que hasta hoy la ha relacionado con el caso. El entonces guardaespaldas del joven Martí es el único sobreviviente de ese incidente. El modus operandi de Los Petriciolet y la Flor era que para presionar a la familia por el rescate de la víctima, enviaban como mensaje los cuerpos de quien la acompañaban en el momento del secuestro. Eso hicieron con el chofer, Jorge Palma, a quien encontraron sin vida en la cajuela de un vehículo robado, y eso pensaron que hicieron también con Salmones, a quien dejaron moribundo en una calle del sur de la ciudad de México, tres días después del secuestro.

El abogado de González insiste que eso no puede ser, y que en el expediente se integró meses después del arresto la principal prueba que demuestra que su cliente, como afirmó ella desde un principio, se encontraba en Acapulco en el momento del secuestro: las fotografías de las casetas de la autopista en la carretera Acapulco-México, donde aparece ella junto con su familia. Higuera dijo que pedirá el desvanecimiento de pruebas contra su cliente, y el juez tendrá que valorarlas frente a la ratificación de Salmones.

La liberación de “La Lore” por el caso Martí será una decisión del juez, que decidirá sobre las pruebas de la parte acusadora y de la defensa, que añadirá ahora las declaraciones de Ontiveros. Cualquiera que sea el fallo, es probable que González no recupera su libertad ante los señalamientos de otras víctimas y testigos de diferentes delitos. Lo que sí es probable es que la confrontación entre dependencias para salvaguardar prestigios personales e institucionales no termine, disfrazada siempre de la búsqueda de la verdad jurídica.



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