Raymundo Riva Palacio / Estrictamente Personal
María Elena Ontiveros, a quien se le conoce como “La Güera”, parece el eslabón perdido que desmantelará la investigación de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal sobre el Caso Martí. Hace una semana, la Secretaría de Seguridad Pública Federal la presentó como la persona que detuvo en el retén falso donde secuestraron al joven Fernando Martí, con lo que puso en entredicho la acusación a la agente federal Lorena Hernández, “La Lore”, de haber hecho la responsable de ese hecho y por lo cual está en la cárcel. Ahora, todo tendrá que esperar un poco más, porque la señora Ontiveros declaró ante el ministerio público federal que fue obligada por agentes federales, a golpes y amenazas, a declararse culpable.
La acusación no es menor y consta en actas. Un portavoz de la Secretaría de Seguridad Pública Federal negó que la hayan maltratado y dijo que se le entregó en perfecto estado de salud al ministerio público federal el 16 de marzo a las 10 horas . En su declaración ante la PGR y ratificada ante la procuraduría capitalina, Ontiveros dijo que agentes federales la “patearon”, la “cachetearon” y la amenazaron con su madre y su hijo, si no declaraba que había participado en varios secuestros. Incluso, recordó que un “comandante” cuyo nombre no precisó, la dijo: “Veme bien, porque te voy a acabar”. Las declaraciones fueron integradas el miércoles al expediente del Caso Martí, en el que se encuentra el documento de la médico legista que la revisó y que le encontró las costillas tan golpeadas, que no quiso dictaminar hasta que pasara a una revisión más minuciosa. Ese documento está firmado el 17 de abril a las 10:40 horas, un día después de que fue entregada.
Ontiveros es la pieza que tiene la Secretaría de Seguridad Pública Federal para demoler la investigación de la procuraduría capitalina sobre el Caso Martí, que responsabilizó a la banda de “La Flor” del secuestro y asesinato, y que detuvo a “La Lore” como la persona que detuvo al joven Martí y sus acompañantes en el retén. La Secretaría identificó a la banda de “Los Petriciolet” como los responsables del secuestro, y a Noé Hernández Robles como el asesino material. “La Lore” fue identificada por el guardaespaldas del joven Martí, Christian Salmones, quien negó conocer a “La Güera”, y el retrato hablado del asesino confeso fue hecho previamente a su detención a partir de la descripción de la víctima de otro secuestro que investigaban las autoridades capitalinas.
La procuraduría capitalina afirma que no hay contradicciones en su investigación con la federal, y que se pueden complementar. Fuentes federales sostienen que la investigación de la Procuraduría del Distrito Federal, no se sostiene. La declaración de Ontiveros ante el ministerio público federal respalda, hasta este momento, la versión de las autoridades capitalinas, al hacer una serie de precisiones sobre su participación en suceso que, dijo, fue convocada no para un secuestro, sino “para detener a un narcotraficante”.
Ontiveros, quien trabajó hasta 2006 en un área administrativa de la Fiscalía Especial de Atención de Delitos contra la Salud (FEADS) de la PGR, no se dijo inocente y admitió ante las autoridades que pagará por lo que hizo. De hecho, en expedientes de la PGR figura un arresto que sufrió fue en compañía de otra persona a una casa en Ciudad Satélite, en los suburbios de la capital, para “recoger un paquete” en junio de 2006. En esa casa había una persona secuestrada. En ese entonces logró la libertad. Posteriormente, fue a trabajar a la Policía Federal en el aeropuerto de la ciudad de México.
Pero en lo que no está de acuerdo Ontiveros es que la acusen de haber sido la persona que frenó el automóvil donde viajaba el joven Martí, su chofer y su guardaespaldas la en junio de 2008. Admitió que le hizo “una señal” al automóvil para que se detuviera, pero a 10 metros del retén, no en el retén mismo. Afirmó que nunca supo quiénes o cuántas personas iban dentro de ese vehículo, así como tampoco conocía a todas las personas que participaron en el operativo del secuestro, que calculó en 15.
Ontiveros añadió en su declaración que nunca tuvo contacto físico o verbal con quienes viajaban en el automóvil del joven Martí. El guardaespaldas Salmones declaró que la policía que los detuvo en el retén, según él “La Lore”, les dijo al momento de abrir la puerta: “Esto es un secuestro, ya se los llevó la chingada”. De acuerdo con el testimonio de Salmones, la mujer que los detuvo en el retén iba vestida de policía. Ontiveros aseguró en su declaración que iba vestida con chamarra y pantalón de mezclilla. Las declaraciones de ambos son consistentes, y en el caso de “La Güera”, porque Salmones ya lo hizo, tendrán que ratificarlas.
Lo que hay hasta ahora en actas con los nuevos presuntos responsables, fortalecen la hipótesis expuesta hace unos días por el procurador capitalino Miguel Ángel Mancera, de que pudieron haber participado dos o más mujeres en el secuestro, y le permite mantener la acusación en contra de “La Lore”. Fuentes federales no creen que pudiera haber más mujeres en el retén, y sostienen que fue Ontiveros, a quien detuvieron la madrugada del viernes pasado por una delación de otro ex policía que presuntamente participó en el secuestro, José Manuel Rico Trejo, alias “Rico” o “Johnny”, quien fue quien “invitó” a Ontiveros a la operación, como la responsable en el retén.
El Caso Martí parece muy revuelto con la información fragmentada que trasciende a la opinión pública. Sin embargo, visto a través de la arqueología de las más recientes declaraciones ministeriales, cobra mayor sentido. Esto será lo que tengan que aportar las autoridades federales y capitalinas al caso, una racionalidad que hasta ahora no han proyectado, y reconstruir de manera más concreta y eficiente sus vasos comunicantes. Puede haber dos investigaciones, pero no puede haber dos procesos y dos acusaciones en paralelo que no se hablen. No les conviene a su credibilidad institucional, y menos aún para encontrar las llaves que abran todas las puertas de un caso que sigue mostrando aristas muy oscuras.
María Elena Ontiveros, a quien se le conoce como “La Güera”, parece el eslabón perdido que desmantelará la investigación de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal sobre el Caso Martí. Hace una semana, la Secretaría de Seguridad Pública Federal la presentó como la persona que detuvo en el retén falso donde secuestraron al joven Fernando Martí, con lo que puso en entredicho la acusación a la agente federal Lorena Hernández, “La Lore”, de haber hecho la responsable de ese hecho y por lo cual está en la cárcel. Ahora, todo tendrá que esperar un poco más, porque la señora Ontiveros declaró ante el ministerio público federal que fue obligada por agentes federales, a golpes y amenazas, a declararse culpable.
La acusación no es menor y consta en actas. Un portavoz de la Secretaría de Seguridad Pública Federal negó que la hayan maltratado y dijo que se le entregó en perfecto estado de salud al ministerio público federal el 16 de marzo a las 10 horas . En su declaración ante la PGR y ratificada ante la procuraduría capitalina, Ontiveros dijo que agentes federales la “patearon”, la “cachetearon” y la amenazaron con su madre y su hijo, si no declaraba que había participado en varios secuestros. Incluso, recordó que un “comandante” cuyo nombre no precisó, la dijo: “Veme bien, porque te voy a acabar”. Las declaraciones fueron integradas el miércoles al expediente del Caso Martí, en el que se encuentra el documento de la médico legista que la revisó y que le encontró las costillas tan golpeadas, que no quiso dictaminar hasta que pasara a una revisión más minuciosa. Ese documento está firmado el 17 de abril a las 10:40 horas, un día después de que fue entregada.
Ontiveros es la pieza que tiene la Secretaría de Seguridad Pública Federal para demoler la investigación de la procuraduría capitalina sobre el Caso Martí, que responsabilizó a la banda de “La Flor” del secuestro y asesinato, y que detuvo a “La Lore” como la persona que detuvo al joven Martí y sus acompañantes en el retén. La Secretaría identificó a la banda de “Los Petriciolet” como los responsables del secuestro, y a Noé Hernández Robles como el asesino material. “La Lore” fue identificada por el guardaespaldas del joven Martí, Christian Salmones, quien negó conocer a “La Güera”, y el retrato hablado del asesino confeso fue hecho previamente a su detención a partir de la descripción de la víctima de otro secuestro que investigaban las autoridades capitalinas.
La procuraduría capitalina afirma que no hay contradicciones en su investigación con la federal, y que se pueden complementar. Fuentes federales sostienen que la investigación de la Procuraduría del Distrito Federal, no se sostiene. La declaración de Ontiveros ante el ministerio público federal respalda, hasta este momento, la versión de las autoridades capitalinas, al hacer una serie de precisiones sobre su participación en suceso que, dijo, fue convocada no para un secuestro, sino “para detener a un narcotraficante”.
Ontiveros, quien trabajó hasta 2006 en un área administrativa de la Fiscalía Especial de Atención de Delitos contra la Salud (FEADS) de la PGR, no se dijo inocente y admitió ante las autoridades que pagará por lo que hizo. De hecho, en expedientes de la PGR figura un arresto que sufrió fue en compañía de otra persona a una casa en Ciudad Satélite, en los suburbios de la capital, para “recoger un paquete” en junio de 2006. En esa casa había una persona secuestrada. En ese entonces logró la libertad. Posteriormente, fue a trabajar a la Policía Federal en el aeropuerto de la ciudad de México.
Pero en lo que no está de acuerdo Ontiveros es que la acusen de haber sido la persona que frenó el automóvil donde viajaba el joven Martí, su chofer y su guardaespaldas la en junio de 2008. Admitió que le hizo “una señal” al automóvil para que se detuviera, pero a 10 metros del retén, no en el retén mismo. Afirmó que nunca supo quiénes o cuántas personas iban dentro de ese vehículo, así como tampoco conocía a todas las personas que participaron en el operativo del secuestro, que calculó en 15.
Ontiveros añadió en su declaración que nunca tuvo contacto físico o verbal con quienes viajaban en el automóvil del joven Martí. El guardaespaldas Salmones declaró que la policía que los detuvo en el retén, según él “La Lore”, les dijo al momento de abrir la puerta: “Esto es un secuestro, ya se los llevó la chingada”. De acuerdo con el testimonio de Salmones, la mujer que los detuvo en el retén iba vestida de policía. Ontiveros aseguró en su declaración que iba vestida con chamarra y pantalón de mezclilla. Las declaraciones de ambos son consistentes, y en el caso de “La Güera”, porque Salmones ya lo hizo, tendrán que ratificarlas.
Lo que hay hasta ahora en actas con los nuevos presuntos responsables, fortalecen la hipótesis expuesta hace unos días por el procurador capitalino Miguel Ángel Mancera, de que pudieron haber participado dos o más mujeres en el secuestro, y le permite mantener la acusación en contra de “La Lore”. Fuentes federales no creen que pudiera haber más mujeres en el retén, y sostienen que fue Ontiveros, a quien detuvieron la madrugada del viernes pasado por una delación de otro ex policía que presuntamente participó en el secuestro, José Manuel Rico Trejo, alias “Rico” o “Johnny”, quien fue quien “invitó” a Ontiveros a la operación, como la responsable en el retén.
El Caso Martí parece muy revuelto con la información fragmentada que trasciende a la opinión pública. Sin embargo, visto a través de la arqueología de las más recientes declaraciones ministeriales, cobra mayor sentido. Esto será lo que tengan que aportar las autoridades federales y capitalinas al caso, una racionalidad que hasta ahora no han proyectado, y reconstruir de manera más concreta y eficiente sus vasos comunicantes. Puede haber dos investigaciones, pero no puede haber dos procesos y dos acusaciones en paralelo que no se hablen. No les conviene a su credibilidad institucional, y menos aún para encontrar las llaves que abran todas las puertas de un caso que sigue mostrando aristas muy oscuras.
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