Miguel Ángel Granados Chapa
En diciembre de 2008, Manlio Fabio Beltrones y senadores cercanos -políticos afortunados algunos de ellos, pues uno ya es gobernador de Querétaro y otro lo será de Aguascalientes- iniciaron una reforma a la Ley de radio y televisión con el propósito, dijo el propio líder senatorial que personalmente leyó en tribuna la iniciativa, de otorgar certidumbre jurídica a cientos de concesionarios de radio a los que se refrendaría su autorización y se les completaría su posibilidad de transmitir en Amplitud Modulada con la entrega de concesiones en Frecuencia Modulada.
Todo ello estaría bien de no ser porque pugnaba con la sentencia de la Corte, de junio de 2007, que juzgó inconstitucional el refrendo automático sin licitación. Beltrones esperó hasta capturar el asentimiento de Carlos Sotelo, del grupo director de Nueva Izquierda, la principal corriente del PRD y que en esa condición había recibido la presidencia de la Comisión de Radio, Televisión y Cinematografía. El sonorense convino con el colimense en que su proyecto fuera dictaminado. Al aceptar hacerlo, Sotelo contravenía acuerdos de su partido y de éste con otros destinados a emprender una vasta reforma en el campo de los medios, a partir de la multimencionada sentencia de la Corte, que a la fecha permanece desacatada y con alcances más prolongados y útiles socialmente.
Para que no se percibiera con claridad el distanciamiento de Sotelo de propósitos de los que se declaraba seguidor, se montó en diciembre pasado una cómica maniobra pretendidamente en su contra. La Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión denunció profusamente en mensajes pagados que Sotelo se proponía legislar sobre medios al modo de Hugo Chávez. No contenta con recibir los beneficios que eran el objetivo central de la reforma Beltrones, la CIRT buscaba aminorar algunas medidas introducidas por Sotelo para dorar la píldora, presuntamente a favor de la radio comunitaria y los medios públicos. Sensible a la presión, el líder priista en el Senado ordenó que el dictamen no se realizara entonces y dejó a Sotelo en ridículo.
El 24 de marzo en la presentación del libro La "Ley Televisa" y la lucha por el poder en México, coordinado por Javier Esteinou y Alma Rosa Alva de la Selva, resumí ese fallido lance legislativo y su sentido. La obra fue editada por seis agrupaciones e instituciones y apoyada por la Comisión encabezada por Sotelo, que también organizó el acto de presentación. Fuera de programa, al concluir el acto en cuya apertura ya había participado, Sotelo abusó de la palabra para contradecirme. Rehusó ser considerado miembro de la telebancada, y argumentó que había en el dictamen frustrado de diciembre un canje: una medida favorable a los concesionarios a cambio de la creación de un nuevo espacio (no aclaró que mínimo) para los medios sociales y públicos.
Al concluir el acto, en que no consideré pertinente responderle (porque no era ése el propósito de la reunión), insistió en convencerme de sus razones y propuso que las conversáramos en privado. Manifesté mi disposición a hacerlo, pero sólo este lunes 12 de abril, telefoneó a mi oficina hacia las ocho de la noche proponiéndome tomar un café en las horas próximas o desayunar a la mañana siguiente, como si mi tiempo estuviera a sus órdenes. Recibí el recado el martes por la mañana, cuando Sotelo estaba ya dictaminando el proyecto Beltrones, sin que esta vez se agitara la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión, no obstante que la operación era la misma que en diciembre le había parecido inadmisible.
Reanudado de ese modo el vínculo entre el priista sonorense y el perredista de Colima, su maniobra puede aún no prosperar. Además de la Comisión de Sotelo se requieren los dictámenes de dos comisiones más, la de Comunicaciones y Transportes, que preside el priista guerrerense Ángel Heladio Aguirre, y la de Estudios Legislativos, encabezada por el panista potosino Alejandro Zapata Perogordo. Con éste al menos la dupla Beltrones-Sotelo no contará, pues no prevé ocuparse del asunto en las dos semanas que restan para la conclusión del periodo de sesiones ordinarias.
Lamentablemente parece que tampoco será dictaminado el proyecto panista leído por Madero, que es el documento largamente esperado por una amplia porción de la sociedad que desde 2001 ha pugnado por una reforma a fondo de los medios, no sólo en cuanto a limitar los excesos y evitar los abusos de los grandes concesionarios, sino orientada a refrescar la radiodifusión comercial y a organizar la que realizan los hasta ahora precaria y torpemente regulados medios comunitarios, los que la ley actual llama culturales, y los gubernamentales, que deben ser convertidos en públicos para arrebatarles su carácter faccioso o insuficiente en el mejor de los casos.
El proyecto panista es de mayores dimensiones que ninguno otro concebido hasta ahora. Ese carácter, y su presentación coordinada en las dos Cámaras por las fracciones panistas, muestra la superación de reticencias y temores en el partido del gobierno, fruto a su vez de la toma de conciencia de la profunda necesidad nacional de actuar en esa dirección. Es un caso paradigmático de promoción del bien común, esa noción de filosofía política que debe regir las acciones del PAN, cuya bandera lo hizo tan respetable y prestigioso. El título mismo del proyecto: Ley Federal de Telecomunicaciones y Contenidos Audiovisuales manifiesta una visión moderna que amerita ser examinada con puntual profundidad.
Cajón de Sastre
Dos protagonistas de los procesos legislativos a que me he referido ayer y en las líneas anteriores, el senador Carlos Sotelo y el diputado Javier Corral, debatirán sobre esos temas a las doce del día de hoy, en el patio central del Senado. Ya mantuvieron una primera discusión el viernes en el programa radiofónico de Javier Solórzano y este mediodía ahondarán en sus argumentos en la reunión organizada por la Asociación Mexicana del Derecho a la Información. No asistiré porque estoy comprometido con anterioridad a otra conversación pública, a la misma hora (en el Polyforum Siqueiros), sobre las alianzas políticas que están ya en curso en varias entidades. Organiza la reunión el coordinador de Diálogo para la Reconstrucción de México, DIA, Manuel Camacho, y se contará con la asistencia de candidatos como Gabino Cué, de la coalición opositora oaxaqueña.
En diciembre de 2008, Manlio Fabio Beltrones y senadores cercanos -políticos afortunados algunos de ellos, pues uno ya es gobernador de Querétaro y otro lo será de Aguascalientes- iniciaron una reforma a la Ley de radio y televisión con el propósito, dijo el propio líder senatorial que personalmente leyó en tribuna la iniciativa, de otorgar certidumbre jurídica a cientos de concesionarios de radio a los que se refrendaría su autorización y se les completaría su posibilidad de transmitir en Amplitud Modulada con la entrega de concesiones en Frecuencia Modulada.
Todo ello estaría bien de no ser porque pugnaba con la sentencia de la Corte, de junio de 2007, que juzgó inconstitucional el refrendo automático sin licitación. Beltrones esperó hasta capturar el asentimiento de Carlos Sotelo, del grupo director de Nueva Izquierda, la principal corriente del PRD y que en esa condición había recibido la presidencia de la Comisión de Radio, Televisión y Cinematografía. El sonorense convino con el colimense en que su proyecto fuera dictaminado. Al aceptar hacerlo, Sotelo contravenía acuerdos de su partido y de éste con otros destinados a emprender una vasta reforma en el campo de los medios, a partir de la multimencionada sentencia de la Corte, que a la fecha permanece desacatada y con alcances más prolongados y útiles socialmente.
Para que no se percibiera con claridad el distanciamiento de Sotelo de propósitos de los que se declaraba seguidor, se montó en diciembre pasado una cómica maniobra pretendidamente en su contra. La Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión denunció profusamente en mensajes pagados que Sotelo se proponía legislar sobre medios al modo de Hugo Chávez. No contenta con recibir los beneficios que eran el objetivo central de la reforma Beltrones, la CIRT buscaba aminorar algunas medidas introducidas por Sotelo para dorar la píldora, presuntamente a favor de la radio comunitaria y los medios públicos. Sensible a la presión, el líder priista en el Senado ordenó que el dictamen no se realizara entonces y dejó a Sotelo en ridículo.
El 24 de marzo en la presentación del libro La "Ley Televisa" y la lucha por el poder en México, coordinado por Javier Esteinou y Alma Rosa Alva de la Selva, resumí ese fallido lance legislativo y su sentido. La obra fue editada por seis agrupaciones e instituciones y apoyada por la Comisión encabezada por Sotelo, que también organizó el acto de presentación. Fuera de programa, al concluir el acto en cuya apertura ya había participado, Sotelo abusó de la palabra para contradecirme. Rehusó ser considerado miembro de la telebancada, y argumentó que había en el dictamen frustrado de diciembre un canje: una medida favorable a los concesionarios a cambio de la creación de un nuevo espacio (no aclaró que mínimo) para los medios sociales y públicos.
Al concluir el acto, en que no consideré pertinente responderle (porque no era ése el propósito de la reunión), insistió en convencerme de sus razones y propuso que las conversáramos en privado. Manifesté mi disposición a hacerlo, pero sólo este lunes 12 de abril, telefoneó a mi oficina hacia las ocho de la noche proponiéndome tomar un café en las horas próximas o desayunar a la mañana siguiente, como si mi tiempo estuviera a sus órdenes. Recibí el recado el martes por la mañana, cuando Sotelo estaba ya dictaminando el proyecto Beltrones, sin que esta vez se agitara la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión, no obstante que la operación era la misma que en diciembre le había parecido inadmisible.
Reanudado de ese modo el vínculo entre el priista sonorense y el perredista de Colima, su maniobra puede aún no prosperar. Además de la Comisión de Sotelo se requieren los dictámenes de dos comisiones más, la de Comunicaciones y Transportes, que preside el priista guerrerense Ángel Heladio Aguirre, y la de Estudios Legislativos, encabezada por el panista potosino Alejandro Zapata Perogordo. Con éste al menos la dupla Beltrones-Sotelo no contará, pues no prevé ocuparse del asunto en las dos semanas que restan para la conclusión del periodo de sesiones ordinarias.
Lamentablemente parece que tampoco será dictaminado el proyecto panista leído por Madero, que es el documento largamente esperado por una amplia porción de la sociedad que desde 2001 ha pugnado por una reforma a fondo de los medios, no sólo en cuanto a limitar los excesos y evitar los abusos de los grandes concesionarios, sino orientada a refrescar la radiodifusión comercial y a organizar la que realizan los hasta ahora precaria y torpemente regulados medios comunitarios, los que la ley actual llama culturales, y los gubernamentales, que deben ser convertidos en públicos para arrebatarles su carácter faccioso o insuficiente en el mejor de los casos.
El proyecto panista es de mayores dimensiones que ninguno otro concebido hasta ahora. Ese carácter, y su presentación coordinada en las dos Cámaras por las fracciones panistas, muestra la superación de reticencias y temores en el partido del gobierno, fruto a su vez de la toma de conciencia de la profunda necesidad nacional de actuar en esa dirección. Es un caso paradigmático de promoción del bien común, esa noción de filosofía política que debe regir las acciones del PAN, cuya bandera lo hizo tan respetable y prestigioso. El título mismo del proyecto: Ley Federal de Telecomunicaciones y Contenidos Audiovisuales manifiesta una visión moderna que amerita ser examinada con puntual profundidad.
Cajón de Sastre
Dos protagonistas de los procesos legislativos a que me he referido ayer y en las líneas anteriores, el senador Carlos Sotelo y el diputado Javier Corral, debatirán sobre esos temas a las doce del día de hoy, en el patio central del Senado. Ya mantuvieron una primera discusión el viernes en el programa radiofónico de Javier Solórzano y este mediodía ahondarán en sus argumentos en la reunión organizada por la Asociación Mexicana del Derecho a la Información. No asistiré porque estoy comprometido con anterioridad a otra conversación pública, a la misma hora (en el Polyforum Siqueiros), sobre las alianzas políticas que están ya en curso en varias entidades. Organiza la reunión el coordinador de Diálogo para la Reconstrucción de México, DIA, Manuel Camacho, y se contará con la asistencia de candidatos como Gabino Cué, de la coalición opositora oaxaqueña.
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