Antiabortistas y pederastas, las dos caras de la moneda

Álvaro Cepeda Neri

Ya de por sí de muy mala calidad la cantidad de monedas que circulan, entre ellas hay algunas falsas acuñadas por el conservadurismo religioso del panismo. Una de ellas tiene dos caras: la de los antiabortistas y la de los pederastas. Las dos representan la derechización puesta de moda a raíz de que Fox y Calderón (uno en apretada elección y el otro en cuestionado triunfo), con su grupo afín lograron conducir la Presidencia del órgano federal llamado Poder Ejecutivo, en la estructura de pesos y contrapesos (afortunadamente las fuerzas de oposición del Senado son contrapeso) de la división de poderes. El conservadurismo, como el salitre, ha penetrado los cimientos laicos del Estado.

Y ese conservadurismo-derechista y religioso ha mermado las conquistas de las mujeres que buscan tener derecho al aborto cuando lo decidan conforme a sus intereses muy personales. Lo grave del asunto es que hasta la fracción priísta que dirige la señora Beatriz Paredes, en arreglos con los desgobernadores de ese partido, ha llegado a complicidades con los desgobernadores del PAN, con lo cual en 26 entidades (de las 32 que son), se echó abajo la reforma jurídica con fines abortistas. Es una nueva manera de mantener supeditada a la mujer al machismo religioso, para que no pueda decidir sobre sus embarazos de manera legal y la obligan a hacerlo clandestinamente, como desde hace siglos.

Los pederastas con uniforme de sacerdotes de la iglesia católica, son la otra cara de esa falsa moneda que circula al amparo de la religiosidad. Como para todo sea trae a Dios a cuento o, mejor dicho: a los dioses; en su nombre es que esos señores dizque practican el celibato. Pero lo cierto es que hasta ahora son tres mil los denunciados, que han violado y abusado de niños y seminaristas, en la última década. El fundador y financiero de los Legionarios de Cristo (les dejó miles de millones de dólares, hasta apodarles los Legionarios del Dinero): Marcial Maciel, michoacano, conectado con las familias panistas y derechistas, fue uno de esos abusadores.

Los antiabortistas quieren seguir con su antifeminismo aplastando a las mujeres; y los pederastas, abusando de la niñez que ponen en manos de una iglesia machista que nunca creyó ser expuesta a través de los individuos que la manejan. A tal grado es el escándalo que las denuncias penales prosperan y el papado no sabe qué hacer sitiado por esas acciones, ante lo que bien puede ser una bola de nieve que puede seguir aumentando de volumen y arrasarla o al menos someterla a una crisis endemoniada. Las mujeres son discriminadas por esa institución religiosa que les impide, religiosamente, abortar, en nombre de que deben “tener los hijos que Dios les mande” (cuando los embarazos son obra sexual humana). Y como no permiten abiertamente la relación hombre-mujer de lo sacerdotes, entonces éstos son los violadores de niños y adolescentes, consentidos por una iglesia que está perdiendo creyentes ante esos hechos de irracionalidad y antilaicos.

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