Puñetazo en el escritorio

Teodoro Rentería Arróyave

La escena más que adivinarla, la reconstruimos ante la noticia que cundió como reguera de pólvora por todo el mundo: tres personas vinculadas al Consulado de Estados Unidos en la dolorida Ciudad Juárez, Chihuahua fueron ajusticiadas al parecer por el crimen organizado en dos acciones separadas geográfica y cronológicamente pero que partieron de una misma fiesta que se celebró en el domicilio de otro empleado de la representación diplomática.

Enterado de los trágicos acontecimientos, seguramente en el salón oval de la Casa Blanca, el presidente Barack Obama dio un puñetazo en su escritorio de caoba y tronó: “esto me indigna y lo condenó”.

Los hechos ocurrieron este sábado con intervalo de minutos. En el primero, el matrimonio de estadounidenses que formaban Lesley A. Enríquez, empleada del consulado y su esposo Arthur H. Redelf, que laboraba en la cárcel del Condado, en El Paso, Texas, fueron victimados con armas de alto poder, después de salir de una fiesta, a bordo de una camioneta con placas de Texas. En el asiento trasero ilesa quedó su recién nacida hijita; según se informó fueron perseguidos por un comando de sicarios quienes les dieron alcance en bulevar Bernardo Norzagaray y Francisco Villa, a escasos metros del puente internacional Santa Fe, que une a Ciudad Juárez, Chihuahua, con El Paso, Texas.

En el segundo, fue ajusticiado el mexicano Jorge Alberto Salcido Ceniceros, de 37 años de edad, casado con otra empleada del consulado, también a bordo de su vehículo, una camioneta Honda Pilot, modelo 2003, con placas nacionales; viajaba con sus dos menores hijos quienes resultaron heridos, este hecho ocurrió en la esquina que forman las calles de Insurgentes y Artículo 39 de la colonia Segunda Burócrata de la ciudad fronteriza.

La secretaria de Estado, Hillary Clinton, por su parte en un comunicado, además de también expresar su condena, afirmó que se hará “lo necesario para proteger a nuestra gente” y castigar a los responsables del crimen. “Estos horrorosos ataques contra miembros de nuestra propia familia en el Departamento de Estado son, tristemente, parte de una creciente tragedia que azota a muchas comunidades en México”, lamentó Clinton al subrayar la urgencia de combatir unidos a los cárteles.

“El presidente siente muchísimo y está indignado ante las noticias de los brutales asesinatos de tres personas... incluidos una empleada estadounidense, su esposo -también ciudadano estadounidense- y el esposo de una empleada de ciudadanía mexicana”, manifestó Mike Hammer, vocero del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense, en un comunicado.

Cuatro horas después el presidente Felipe Calderón Hinojosa comprometió a su Gobierno a “esclarecer” los “graves crímenes” y reiteró su inquebrantable compromiso para dar con los responsables.

Nosotros, los mexicanos en general y los periodistas en particular, quisiéramos la misma respuesta, el mismo compromiso con nuestras víctimas que hoy hace Calderón, acertadamente ante la matanza de estadounidenses. No, no sólo quisiéramos esa misma actitud, se la exigimos, y sin puñetazo alguno.

El conductor fue identificado como Las autoridades dieron a conocer que el hombre asesinado era esposo de una mujer mexicana empleada del consulado de Estados Unidos en Ciudad Juárez.

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