Francisco Rodríguez
ES CIERTO. LA descomposición social en el área metropolitana de Monterrey dio inicio cuando funcionarios priístas de este último municipio (Ricardo Canavati, alcalde; Pedro Pablo Treviño, su jefe de policía) y del anterior gobierno estatal encabezado por Natividad González Parás “vendieron” no una, sino dos y hasta tres veces la “plaza”, a distintos grupos de narcotraficantes. Se amparaban en el mítico “plomo o plata”.
En las sobremesas era común escuchar las nuevas: Ya la “vendieron” a fulanito, por 15 millones de dólares mensuales. Más tarde se supo que habían regresado esos billetes, pues la habían revendido a otro grupo en 20 millones de “verdes”. El colmo –peligroso además--, se dio cuando la información ya hablaba de que, por 25 millones de dólares, los municipios del área conurbada de la capital neoleonesa eran ya de otro de los cárteles.
A final de cuentas, los tres grupos comenzaron a “trabajar” en la que cada cual consideraba su “plaza”. Y dieron inicio los enfrentamientos. Los secuestros, “levantones”, ejecutados, asesinatos, y un largo etcétera de calamidades a las que no se acostumbran los nuevoleoneses. Nadie, de hecho, se podría acostumbrar.
Una calamidad adicional ha sido el arribo al poder político de un muchacho inexperto, débil, más preocupado por el gel que mantiene enhiesto y firme su copete, que por la seguridad de sus gobernados. Herencia nefasta del no menos funesto González Parás.
Su administración, él mismo, han sido evidenciados en toda su ñoñez a raíz de la brutal intromisión de delincuentes y fuerzas militares en el campus matriz del Tec de Monterrey, y su saldo de dos jóvenes estudiantes asesinados. Víctimas “casuales”. Como las que, por decenas, hay a diario en esta estúpida –por carecer de inteligencia y estrategia-- dizque guerra en contra de la delincuencia, esa sí organizada.
Rodrigo Medina, para empezar, se ha hecho bolas con la fuente de información que le allegó el dato de que los dos estudiantes de maestría eran sicarios. Él dice que fue la PGR. El procurador neoleonés que fue el Ejército.
Ha salido a los medios a dar a conocer que, por su participación en los 31 bloqueos a la circulación vehicular registrados ahí en los últimos días de la semana anterior, su administración despedía a un buen número de policías, pero sólo consignaba a unos cuantos. ¿Justicia selectiva?
Lo peor, empero, es que la mejor idea que pudo producir bajo su acicalado peinado fue la de convocar a una marcha –el próximo domingo, a mediodía-- en la que participe la sociedad, para exigir que la paz y la seguridad retornen a tierras neoleonesas.
Una verdadera estupidez, ¿no cree usted?
Y no sólo porque con una situación como la que actualmente se vive ahí, de hecho está poniendo en fila a niños, mujeres y hombres, cual blanco de acciones criminales que cualquier francotirador podría aprovechar.
Tamaña estupidez, asimismo, porque en teoría es el propio gobernador de los nuevoleoneses quien debe trabajar por brindar esa seguridad y lograr el clima de paz que exigen los contribuyentes de esa entidad.
¿A quién, entonces, irán dirigidas las demandas de pacificación si quien está obligado a construir ese clima irá al frente de la marcha?
¿A algún ser divino, acaso?
Porque de ser así, en todo caso, la tal marcha debería entonces convertirse en peregrinación…
Nada hay debajo del copete de tan joven, inexperto y ñoño gobernador.
Lo peor es que tiene el destino de los habitantes de Nuevo León en sus inexpertas manos.
Índice Flamígero: Aunque lleva ya muchos años el negocio de rentar instalaciones de la Canacintra para que ahí se desarrollen semana a semana fiestas rave, verdaderas orgías de droga y alcohol, entre los industriales de verdad hay indignación. “Ahora sí se les pasó la mano a los Kahwage”, dicen. + + + Un reportaje del semanario Proceso ha puesto en blanco y negro la sucia trayectoria del precandidato “panista” al gobierno de Veracruz. En su respuesta, Miguel Ángel Yunes desdeña la información de que posee un departamento en Brooklyn, “en todo caso en Manhattan”, dice con gran cinismo. También que no posee residencia en San Pedro Garza García, a lo que responde “no conozco esa ¡ciudad!”, ni de geografía. Lo dicho sobre el todavía director del ISSSTE, con licencia, es ampliamente conocido, sin embargo él pretende presentarse como víctima de una supuesta guerra sucia. Nadie le cree.
ES CIERTO. LA descomposición social en el área metropolitana de Monterrey dio inicio cuando funcionarios priístas de este último municipio (Ricardo Canavati, alcalde; Pedro Pablo Treviño, su jefe de policía) y del anterior gobierno estatal encabezado por Natividad González Parás “vendieron” no una, sino dos y hasta tres veces la “plaza”, a distintos grupos de narcotraficantes. Se amparaban en el mítico “plomo o plata”.
En las sobremesas era común escuchar las nuevas: Ya la “vendieron” a fulanito, por 15 millones de dólares mensuales. Más tarde se supo que habían regresado esos billetes, pues la habían revendido a otro grupo en 20 millones de “verdes”. El colmo –peligroso además--, se dio cuando la información ya hablaba de que, por 25 millones de dólares, los municipios del área conurbada de la capital neoleonesa eran ya de otro de los cárteles.
A final de cuentas, los tres grupos comenzaron a “trabajar” en la que cada cual consideraba su “plaza”. Y dieron inicio los enfrentamientos. Los secuestros, “levantones”, ejecutados, asesinatos, y un largo etcétera de calamidades a las que no se acostumbran los nuevoleoneses. Nadie, de hecho, se podría acostumbrar.
Una calamidad adicional ha sido el arribo al poder político de un muchacho inexperto, débil, más preocupado por el gel que mantiene enhiesto y firme su copete, que por la seguridad de sus gobernados. Herencia nefasta del no menos funesto González Parás.
Su administración, él mismo, han sido evidenciados en toda su ñoñez a raíz de la brutal intromisión de delincuentes y fuerzas militares en el campus matriz del Tec de Monterrey, y su saldo de dos jóvenes estudiantes asesinados. Víctimas “casuales”. Como las que, por decenas, hay a diario en esta estúpida –por carecer de inteligencia y estrategia-- dizque guerra en contra de la delincuencia, esa sí organizada.
Rodrigo Medina, para empezar, se ha hecho bolas con la fuente de información que le allegó el dato de que los dos estudiantes de maestría eran sicarios. Él dice que fue la PGR. El procurador neoleonés que fue el Ejército.
Ha salido a los medios a dar a conocer que, por su participación en los 31 bloqueos a la circulación vehicular registrados ahí en los últimos días de la semana anterior, su administración despedía a un buen número de policías, pero sólo consignaba a unos cuantos. ¿Justicia selectiva?
Lo peor, empero, es que la mejor idea que pudo producir bajo su acicalado peinado fue la de convocar a una marcha –el próximo domingo, a mediodía-- en la que participe la sociedad, para exigir que la paz y la seguridad retornen a tierras neoleonesas.
Una verdadera estupidez, ¿no cree usted?
Y no sólo porque con una situación como la que actualmente se vive ahí, de hecho está poniendo en fila a niños, mujeres y hombres, cual blanco de acciones criminales que cualquier francotirador podría aprovechar.
Tamaña estupidez, asimismo, porque en teoría es el propio gobernador de los nuevoleoneses quien debe trabajar por brindar esa seguridad y lograr el clima de paz que exigen los contribuyentes de esa entidad.
¿A quién, entonces, irán dirigidas las demandas de pacificación si quien está obligado a construir ese clima irá al frente de la marcha?
¿A algún ser divino, acaso?
Porque de ser así, en todo caso, la tal marcha debería entonces convertirse en peregrinación…
Nada hay debajo del copete de tan joven, inexperto y ñoño gobernador.
Lo peor es que tiene el destino de los habitantes de Nuevo León en sus inexpertas manos.
Índice Flamígero: Aunque lleva ya muchos años el negocio de rentar instalaciones de la Canacintra para que ahí se desarrollen semana a semana fiestas rave, verdaderas orgías de droga y alcohol, entre los industriales de verdad hay indignación. “Ahora sí se les pasó la mano a los Kahwage”, dicen. + + + Un reportaje del semanario Proceso ha puesto en blanco y negro la sucia trayectoria del precandidato “panista” al gobierno de Veracruz. En su respuesta, Miguel Ángel Yunes desdeña la información de que posee un departamento en Brooklyn, “en todo caso en Manhattan”, dice con gran cinismo. También que no posee residencia en San Pedro Garza García, a lo que responde “no conozco esa ¡ciudad!”, ni de geografía. Lo dicho sobre el todavía director del ISSSTE, con licencia, es ampliamente conocido, sin embargo él pretende presentarse como víctima de una supuesta guerra sucia. Nadie le cree.
Comentarios